Cara a cara
CON INDEPENDENCIA de si el encuentro ya se ha producido o est¨¢ a¨²n por celebrarse -aspecto pendiente de confirmaci¨®n oficial-, la anunciada reuni¨®n entre el rey de Marruecos y la m¨¢s alta autoridad de la proclamada Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD) puede suponer un vuelco sustancial en una situaci¨®n que, gracias a los buenos oficios de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, comenzaba a salir del bloqueo a que estaba condenada despu¨¦s de 13 a?os de guerra, pero que lo hac¨ªa muy lentamente y superando enormes dificultades.Para que se haya llegado a este punto -en el que el simbolismo del lenguaje no es lo menos significativo: Marruecos comienza a llamar a los polisario por su nombre y ¨¦stos utilizan el tratamiento de majestad referido a su enemigo de anteayer- han tenido que coincidir en el tiempo factores regionales e internacionales casi impensables hace s¨®lo un par de a?os. Uno de ellos, muy importante, es el trabajo realizado por unas Naciones Unidas que han recuperado, gracias al nuevo clima de distensi¨®n internacional, un relevante papel de mediaci¨®n en la soluci¨®n de conflictos regionales. Paz irano-iraqu¨ª, retirada sovi¨¦tica de Afganist¨¢n, acuerdo Angola-Cuba-Sur¨¢frica sobre el suroeste africano, han jalonado en el a?o que se cierra este feliz tr¨¢nsito de la ONU desde la sombra de la impotencia hasta el cometido sustancial que le otorga su carta fundacional.
La acci¨®n tenaz de la diplomacia de la ONU, con su secretario general, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, a la cabeza, hab¨ªa conseguido ya que las dos partes del conflicto del S¨¢hara -uno de los m¨¢s antiguos de los que a¨²n permanecen vivos- aceptasen la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum en la ex colonia espa?ola en cumplimiento del derecho de autodeterminaci¨®n que las resoluciones de la ONU defienden para la poblaci¨®n del S¨¢hara occidental. Pero la negociaci¨®n interpuesta parec¨ªa tropezar en puntos tan serios como el censo de votantes y la naturaleza y dimensi¨®n de la presencia marroqu¨ª en el territorio en el momento de la celebraci¨®n de la consulta.
A nivel regional, los acontecimientos registrados en los ¨²ltimos meses contribuyen a crear las condiciones precisas para la resoluci¨®n de un conflicto que los especialistas siempre situaban en el contexto de un Magreb renovado. Libia -junto con Argelia, la principal fuente de apoyo militar al Frente Polisario- est¨¢ pendiente de una revisi¨®n profunda de su agresiva pol¨ªtica exterior, despu¨¦s de las humillaciones sufridas por el ataque norteamericano de hace casi dos a?os y por la derrota militar en Chad. Adem¨¢s, el acercamiento entre Argelia y Marruecos ha dejado de ser una mera declaraci¨®n de intenciones para convertirse en uno de los elementos m¨¢s prometedores de la futura cooperaci¨®n magreb¨ª. En ello influir¨¢, con toda seguridad, el hecho de que el presidente argelino, recientemente confirmado, necesita un cuadro de relaciones estables con sus vecinos para acometer en el interior las reformas prometidas tras la revuelta de la s¨¦mola. La incorporaci¨®n de un T¨²nez en franca renovaci¨®n a este esp¨ªritu de cooperaci¨®n regional refuerza la viabilidad del proyecto del Gran Magreb que alguna vez so?aron los creadores de los modernos Estados de la regi¨®n. Nada ser¨ªa posible, sin embargo, si el conflicto del S¨¢hara occidental continuase envenenando indefinidamente las relationes entre los pa¨ªses de la zona.
Finalmente quedan las razones de pol¨ªtica dom¨¦stica marroqu¨ª. Los enormes esfuerzos b¨¦licos -casi la mitad del presupuesto se destina, de una u otra manera, a la guerra- han impedido el desarrollo sostenido de un pa¨ªs que, en el inicio de su independencia, contaba con los cuadros m¨¢s preparados y la red de infraestructuras mejor dotada de toda la regi¨®n. Actualmente, la renta per c¨¢pita de los marroqu¨ªes es cuatro veces menor que la de los argelinos y la mitad que la de los tunecinos. En un futuro Magreb unido, Marruecos estar¨ªa condenado a desempe?ar un papel subalterno si los enormes recursos potenciales del pa¨ªs siguen pendientes de explotaci¨®n, a la espera del fin de una guerra de casi imposible soluci¨®n militar.
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