La realidad sube a la pantalla
El grueso del cine espa?ol lo componen comedias o adaptaciones literarias, quedando como tercera. opci¨®n resucitar el pasado para interesarse por sus aspectos m¨¢s anecd¨®ticos e intentar definir una ¨¦poca a partir de sus canciones o sus modas. Ander eta Yul es, frente a eso, una provocaci¨®n, porque lleva a la pantalla la realidad misma, los aspectos m¨¢s conflictivos del pa¨ªs m¨¢s conflictivo.Una vez pasado el sarampi¨®n del llamado cine pol¨ªtico, en su mayor¨ªa malas pel¨ªculas policiacas, el cine ha optado por las fantas¨ªas infantiles y por los g¨¦neros. El deseo de enfrentarse a la actualidad era -es- de mal gusto. Ander eta Yul habla del Euskadi de hoy, de ETA y de un fanatismo que lo impregna todo; del miedo y de la terrible comodidad de las verdades infalibles, que destruyen amor y amistad; de una supuesta moral revolucionaria que asesina a cualquier presunto traficante de drogas y permite tender fronteras claras entre un bando y otro.
Ander eta Yul
Directora: Ana D¨ªez. Gui¨®n: ?ngel Fern¨¢ndez-Santos, A. Diez y A. Amigo. Productor: ?ngel Amigo. Espa?a, 1988. Int¨¦rpretes: Miguel Mun¨¢rriz, Isidoro Fern¨¢ndez, Carmen Pardo, Joseba Apaolaza, Ram¨®n Barea y Ram¨®n Aguirre. M¨²sica: A. Zubiria-P. Gaigne. Fotograf¨ªa: G. F. Ferridi. Estreno en Madrid: cine Renoir.
Disgusto en Euskadi
El atrevimiento de Ana D¨ªez no ha gustado en Euskadi. En Egin le han acusado de "fabricar paranoias"; en Deia, de rodar "escenas de cama inoperantes, incre¨ªbles y obscenas en su pureza" (sic), y en el diario oficial del festival de San Sebasti¨¢n se la tachaba de "oportunista". Los calificativos denuncian la crispaci¨®n de quien no soporta que salga a flote una realidad no amable, que no muestra a un pueblo vasco unido sino dividido, harto de un clima social invivible, atemorizado ante la discusi¨®n de las pistolas y la evidencia de que ser o no ser sospechoso depende de bien poca cosa, satisfecho de ser alegre y combativo en un campo de batalla en blanco y negro.Ander eta Yul es una ficci¨®n que transcurre en un mundo real, empapada de las caracter¨ªsticas de ¨¦ste, intentando los personajes sobrevivir al manique¨ªsmo. Es un juego dif¨ªcil, arriesgado, que funciona porque tanto el gui¨®n como la realizaci¨®n han procurado manejar ¨²nicamente los elementos necesarios, imprescindibles, huyendo de la acumulaci¨®n de informaciones, del naturalismo y la redundancia. A los dos amigos que se reencuentran les sabemos un fuerte pasado com¨²n: basta la historia del mechero y la de las sotanas para saber que eran como hermanos. Pero tambi¨¦n es suficiente ver la manera en que se produce su reencuentro para intuir c¨®mo va a evolucionar la historia.
La sobriedad y concisi¨®n de que hacen gala tanto la directora como los guionistas permite hallazgos espl¨¦ndidos, como todos los que: dibujan la historia de amor entre Ander y Sara, con elipsis tan elegantes como la de la flor; o un magn¨ªfico dibujo de Sara hecho a partir de su relaci¨®n con la luz. El filme maneja casi siempre muy bien su opci¨®n por la austeridad y s¨®lo en algunas secuencias de montaje m¨¢s complejo -los polic¨ªas vigilando al traficante- el resultado no est¨¢ a la altura de la idea. Queda tambi¨¦n poco integrada la disquisici¨®n solitaria del polic¨ªa frente a la foto del etarra que le dej¨® cojo, aunque aqu¨ª el problema es otro.
Pero las pel¨ªculas no son secuencias aisladas, sino relatos capaces de emocionarnos y hacernos pensar, identificaci¨®n y distancia, coraz¨®n y pensamiento. Ander eta Yul concilia ambos aspectos porque se la juega en ambos, atrevi¨¦ndose con un tema imposible y abord¨¢ndolo con estilo adecuado. Se puede no estar de acuerdo con esta valoraci¨®n porque ciertas opciones no le llegan a uno, pero lo que no es l¨ªcito es tergiversar los hechos.
Por ejemplo, considerar "largo", el viaje que hace el protagonista al principio, cuando sale de la c¨¢rcel y va en autocar hasta Renter¨ªa. Son m¨¢s de 1.000 kil¨®metros y en el trayecto nos enteramos -sin palabras- de que la relaci¨®n de Ander y su padre era mala, que ama a su madre, que hay un mechero que le trae recuerdos, que conserva un crucifijo que para ¨¦l a¨²n es importante. Asistimos a un cambio de paisaje y se nos muestra la llegada al Pa¨ªs Vasco como a un lugar rodeado de altos muros de piedra. Toido esto en poco m¨¢s de dos minutos y 20 segundos. Y un poco paranoico es asegurar que Ander "es una bella persona" cuando la propia pel¨ªcula, a trav¨¦s de Sara, lo pinta como un muerto. Las pel¨ªculas hay que verlas sin anteojeras si se quiere disfrutarlas y aprender de ellas.
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