Marsillach estrena en Ginebra su primera ¨®pera, "una infidelidad" a su amor por el teatro

ENVIADA ESPECIAL

Adolfo Marsillach ha estrenado ayer en el Gran Teatro de Ginebra La hora espa?ola, de Maurice Ravel. ?sta es la primera vez que el actual director de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico aborda la direcci¨®n de escena oper¨ªstica y lo comenta como un hecho singular: "Me produce relativa extra?eza que haya tenido que ser el director de un teatro suizo quien me contrate para dirigir una ¨®pera".

Marsillach afirma que este hecho puede tener repercusi¨®n en Espa?a. "Es una fortuna m¨¢s en mi carrera, de la cual voy a sacar una experiencia enriquecedora". Al mismo tiempo que se apresura a clarificar: "Me quedo con el teatro, por una infidelidad que cometa no voy a dejar el amor de mi vida". Esta experiencia ha supuesto seis d¨ªas de trabajo que, seg¨²n Marsillach, no es comparable a tres meses con la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico.

De humor es esta pieza que Ravel compuso en 1907 y calific¨® como ¨®pera buffa; de tema espa?ol y escabroso, contiene todos los t¨®picos de lo espa?ol. La hora espa?ola es, para Marsillach, una historia de vodevil -"en que los armarios, que esconden a los amantes, se sustituyen por relojes"- a la que ha dado el tratamiento de comedia musical con el resorte fundamental de la iron¨ªa: "La iron¨ªa ya estaba presente en Ravel. Me hace gracia que Ravel cuente en serio que eso es Espa?a, ¨¦l mismo estaba haciendo una broma. As¨ª que yo cambio el t¨®pico con el que siempre se ha montado esta obra por otro desconocido en el extranjero, presentando un Toledo fr¨ªo y oscuro as¨ª llevamos esta broma un poco m¨¢s lejos".

Sobre la dificultad de dirigir ¨®pera, Marsillach dice: "Al cantante hay que convencerle de hacer un trabajo de interpretaci¨®n, seducirle, pero con l¨®gica".