Un Kafka aragon¨¦s que triunfa en Par¨ªs
La versi¨®n de 'Amado monstruo' en el Th¨¦?tre de la Colline corona el ¨¦xito internacional de Javier Tomeo
ANA BASUALDO, Hace pocos d¨ªas se estren¨® en Par¨ªs, en el Th¨¦?tre de la Colline, la obra Monstre aim¨¦, adaptaci¨®n de la novela Amado monstruo, de Javier Tomeo, dirigida por Jacques Michet. Es la muestra m¨¢s reciente del ¨¦xito que tiene fuera de Espa?a -en Alemania Occidental, Francia, Italia, Brasil la narrativa de este aragon¨¦s que vive desde hace a?os en Barcelona. La mayor parte de su obra ha sido publicada por Anagrama; adem¨¢s de Amado monstruo, El castillo de la carta cifrada, Preparativos de viaje, El cazador de leones, y en estos d¨ªas, La ciudad de las palomas. Mondadori public¨® Historias m¨ªnimas y Bestiario.
"Yo no soy como mis personajes: no tengo problemas de comunicaci¨®n", dice el autor de Amado monstruo. Exuberante, corpulento, amistoso, Javier Tomeo es, en muchos sentidos, un regalo de los dioses aragoneses; por un lado, su pinta de ex campe¨®n de boxeo alegra el gallinero intelectual barcelon¨¦s y alivia de tanta convenci¨®n solemne y maneras distintas; por otro, su literatura singular. Como m¨ªnimo, sorprende. Uno esperar¨ªa que este escritor adicto a los caf¨¦s anacr¨®nicos, a las an¨¦cdotas, a la risa y a la charla condimentada contara historias pintorescas, pobladas de una humanidad agrietada y perdedora (cabareteras, pelotaris, jugadores de billar, barberos homicidas, ciclistas filos¨®ficos: gente as¨ª), en lugar de esos esquemas de genuino sabor kafkiano que salen de su gran cabeza baturra. Cuando alguien, hace a?os, le dijo que lo que escrib¨ªa se parec¨ªa a Kafka, se llev¨® seguramente la mano a la mencionada cabezota: "Yo no hab¨ªa le¨ªdo a Kafka. Es dif¨ªcil de creer, pero es as¨ª. Y, cuando empec¨¦ a leerlo, me puse de muy mal humor, porque me di cuenta de que lo que yo hac¨ªa lo hab¨ªa hecho Kafka mucho mejor".No s¨®lo no hab¨ªa le¨ªdo a Kafka, tampoco hab¨ªa le¨ªdo -ni siquiera ahora- muchas otras cosas: "No soy un gran lector. Soy un gran vividor. Tengo mis antenas, lanzo continuamente mis redes. Es posible que la lectura excesiva no sea absolutamente necesaria para el escritor. S¨ª me parece necesario tener los ojos bien abiertos y las puertas de la sensibilidad abiertas de par en par. Estoy sentado en un bar, viajo en un tren (en avi¨®n, no: me muero de miedo) y vivo fuera de m¨ª. Me gusta hablar con la gente. Hay un flujo de informaci¨®n que va de afuera hacia adentro. Despu¨¦s, trabajo todo eso en mis laboratorios y lo devuelvo, deformado, con la pretensi¨®n de que los personajes se reconozcan mejor en esos espejos c¨®ncavos y convexos. Pero tambi¨¦n leo, aunque no necesariamente literatura: manuales de zoolog¨ªa fant¨¢stica, ensayos, etc¨¦tera".
En los laboratorios de la gran cabeza aragonesa se trabaja de manera poco t¨®picamente espa?ola: all¨ª se desbroza, se limpia, se quitan localismos, barroquismos, realismos. Se manipulan probetas cada vez m¨¢s finas y se llega a l¨ªquidos cada vez m¨¢s transparentes. Tomeo llama quintaesencia al puro l¨ªquido final: "Para m¨ª, escribir es como un proceso qu¨ªmico en el cual tiendo a la perfecci¨®n imposible.
Se puede decir que hay dos tipos de escritores: los que pretenden hacer cr¨®nicas de su ¨¦poca, reportajes literarios (y es v¨¢lido, por supuesto) y los que, como yo, pretendemos quintaesenciarlo todo, para que sea comprendido en dimensiones m¨¢s ampl¨ªas. Escribo sobre la gente de mi tiempo, pero sin limitar a los personajes en contextos espacio-tem-porales. Que mis novelas sean traducidas y tengan ¨¦xito, tanto en Alemania como en Brasil, me hace pensar que mis penonajes son cosmopolitas y que sus problemas son los grandes que tiene el hombre: la soledad, la incomunicaci¨®n, etc¨¦tera".
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