'Los intocables'
UNA DE las constantes del sistema pol¨ªtico instalado en M¨¦xico desde hace medio siglo es la corrupci¨®n. De hecho, se trata del fen¨®meno que m¨¢s ha contribuido a derrotar cualquier intento de racionalizaci¨®n y democratizaci¨®n del pa¨ªs. A su socaire no s¨®lo se han enriquecido todos los que han disfrutado del poder, sino que se han establecido unas p¨¦treas estructuras de control contra las que poco han podido los pronunciamientos, m¨¢s o menos populistas, de diversos pol¨ªticos. M¨¢s bien, tales manifestaciones han sido el veh¨ªculo utilizado por ¨¦stos para subirse al carro de los privilegios.Una revoluci¨®n popular como la mexicana cre¨® pronto una estructura sindical, la Confederaci¨®n de Trabajadores Mexicanos (CTM), que se convirti¨® no s¨®lo en instrumento de control, sino en repartidora de prebendas. El sistema sindical se bas¨® en una peculiar defensa de los derechos de los trabajadores consistente en hacer copart¨ªcipes de las corruptelas a los m¨¢s privilegiados de ¨¦stos, para perpetuar as¨ª el sistema. Al tim¨®n de la CTM han estado tradicionalmente los m¨¢s corruptos l¨ªderes, los intocables. La flor y nata de este sistema es el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Rep¨²blica Mexicana (STPRM), organizaci¨®n laboral que opera en el v¨¦rtice de la econom¨ªa del pa¨ªs. Y en su centro actuaba con poder omn¨ªmodo un reyezuelo, Joaqu¨ªn Hern¨¢ndez Galicia, La Quina.
Hace apenas dos semanas, La Quina fue detenido en su feudo de Ciudad Madero, v¨ªctima de lo que parece ser la decidida lucha del nuevo presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, por reformar el sistema. Salinas sabe que en la batalla se juega la perpetuaci¨®n del poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), seriamente tocado a derecha e izquierda en las ¨²ltimas elecciones. El peligro para la estructura priista provino del conservador Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), pero sobre todo del Frente Democr¨¢tico Nacional (FDN), del candidato populista de izquierda Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas. Ya en el per¨ªodo que medi¨® entre la elecci¨®n y la toma de posesi¨®n, el presidente Salinas tuvo serios problemas con la nomenklatura de su partido. Los santones del PRI no s¨®lo le quer¨ªan forzar al tradicional pucherazo electoral, sino que empezaban a reclamarle la distribuci¨®n de las prebendas que han sido consecuencia obligada de cada proceso electoral mexicano.
Detenido como si fuera un vulgar delincuente (por quebrantar una ley -la de posesi¨®n ilegal de armas- cuya violaci¨®n es frecuente en el pa¨ªs), La Quina es un blanco excelente en la lucha contra la corrupci¨®n: personaje de inmenso poder y riqueza, obtenidos a base de comisiones en la explotaci¨®n, transporte y venta del petr¨®leo de la empresa nacional Pemex, administraba influencias sin l¨ªmite. Tal fue la sorpresa que caus¨® la ca¨ªda de uno de los pilares de la estructura pol¨ªtica y sindical en M¨¦xico, que la primera reacci¨®n fue de confuso apoyo al detenido l¨ªder. Interpretando la acci¨®n como consecuencia de un puro enfrentamiento pol¨ªtico entre Salinas y los sindicalistas, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas sali¨® en defensa de Hern¨¢ndez Galicia. "Un acto de intimidaci¨®n pol¨ªtica", se dijo. Pero d¨ªas despu¨¦s, ante la cr¨ªtica de sectores pol¨ªticos e intelectuales de la izquierda, C¨¢rdenas empez¨® a reconocer un aut¨¦ntico af¨¢n democratizador en la decisi¨®n del presidente, que no puede sino favorecer su gesti¨®n y, naturalmente, al pueblo mexicano. En la c¨¢rcel, la fuerza de La Quina debe derrumbarse como un castillo de naipes. Carlos Salinas habr¨¢ dado as¨ª el primer paso para racionalizar el sistema pol¨ªtico de M¨¦xico.
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