La opini¨®n p¨²blica norteamericana impide que los altos cargos del Estado se suban el sueldo
FRANCISCO G. BASTERRA, Una aut¨¦ntica rebeli¨®n ciudadana forz¨® ayer al Congreso norteamericano a votar contra una subida salarial del 51% para los legisladores, altos cargos del Ejecutivo y jueces federales que el Parlamento pretend¨ªa concederse a s¨ª mismo sin ni siquiera votar. La presi¨®n de la calle ha detenido la maniobra, y la pelea ha dejado malparada la reputaci¨®n del legislativo, al Partido Dem¨®crata y al l¨ªder de la C¨¢mara de Representantes, Jim Wright, autor de un pasteleo que ha acabado como el rosario de la aurora.
Todos los programas radiof¨®nicos de debate del pa¨ªs al estilo Gabilondo o Luis del Olmo ofrecen el tel¨¦fono privado del presidente del Congreso, Jim Wright, para que los oyentes le mienten a la madre. Un senador ha recibido un casquillo del calibre 22 y otro un cond¨®n, "para la pr¨®xima vez que nos vayan a joder". Y todo este furor popular -no se recuerda nada parecido desde que los iran¨ªes tomaron la Embajada norteamericana en Teher¨¢n- porque los 535 miembros del Congreso decidieron concederse, con nocturnidad y alevos¨ªa, esto es, sin atreverse a votarla, una subida salarial del 51%.Tal como estaban las cosas, a las 12.01 minutos de la madrugada del jueves, los congresistas y los senadores de EE UU pasar¨ªan a ganar al a?o 135.000 d¨®lares (m¨¢s de 15 millones de pesetas) desde los actuales 89.500. La subida salarial, justificada por el argumento de que si no est¨¢n bien pagados los servidores p¨²blicos los mejores se van a la iniciativa privada y pierden independencia, iba a afectar tambi¨¦n a 800 altos funcionarios del Ejecutivo y a 1.113 jueces federales.
"No deber¨ªamos pagarles nada a los congresistas; que vivan de sus sobornos", exclam¨® un oyente en una llamada a una emisora de Seattle. Un grupo de 140 legisladores dem¨®cratas fue encarado el pasado fin de semana por un grupo de vagabundos en Washington con carteles de "No os lo gan¨¢is" y "Sois todos unos chorizos". El secretario de Estado, que actualmente se embolsa 99.500 d¨®lares anuales, se pondr¨ªa, con la subida, en 155.000, al igual que el resto de los ministros. Para el presidente, la subida habr¨ªa supuesto pasar de 200.000 a 350.000 d¨®lares.
Conscientes de que, con el salario m¨ªnimo congelado desde hace ocho a?os en 3,35 d¨®lares la hora y un d¨¦ficit presupuestario de 150.000 millones de d¨®lares, que obliga a fuertes recortes en los programas sociales, el contribuyente iba a poner el grito en el cielo, los representantes de la soberan¨ªa popular buscaron un truco reglamentario. La subida, aprobada por un comit¨¦ bipartito de expertos y apoyada por el ex presidente Ronald Reagan y, con la boca peque?a, por George Bush, tendr¨ªa lugar por omisi¨®n. Si las dos c¨¢maras no votaban en contra antes de la fecha l¨ªmite de la pr¨®xima madrugada, entrar¨ªa en vigor.
Evitar el sonrojo
Era un sistema para evitar el sonrojo de tener que admitir que se hab¨ªa votado a favor. Ante la ¨ªrritaci¨®n popular -un sondeo Gallup publicado ayer revelaba que el 82% de los norteamericanos se opone al incremento-, el speaker (presidente) de la C¨¢mara de Representantes, Jim Wright, invent¨® un subterfugio para salvar la cara. Realiz¨® un sondeo confidencial que revel¨® que, aunque la mayor¨ªa se opon¨ªa a votar algo tan comprometido antes de la fecha l¨ªmite que aprobara la ley sin voto, la misma mayor¨ªa (un 61% de los parlamentarios) quer¨ªa que la subida -se produjera, pero apoyaba un voto inmediatamente posterior para reducirla en un 30%.
Adem¨¢s, Wright quer¨ªa compensar el mal efecto del incremento con la prohibici¨®n de que los parlamentarios cobren, como hacen ahora, honorarios por las conferencias que pronuncian o, simplemente, por su asistencia a un desayuno. Un diputado o un senador norteamericanos puede recibir tanto como el 30% al 40% de su salario por estas intervenciones pagadas por grupos de presi¨®n, que luego son los mismos que apoyan sus costosas campa?as, y que deben financiar los parlamentarios sin ayuda p¨²blica.
Con sus 89.500 d¨®lares anuales, un parlamentario de EE UU (en los ¨²ltimos 10 a?os se han subido el sueldo un 120%, frente a un 55% de inflaci¨®n) gana a¨²n m¨¢s que un ingl¨¦s, un alem¨¢n o un franc¨¦s -un diputado espa?ol gana algo m¨¢s de cinco millones-, pero est¨¢ por debajo de los japoneses, que cobran al a?o 143.139 d¨®lares.
Pero un legislador norteamericano recibe tambi¨¦n al a?o 431.000 d¨®lares para pagar a su equipo, m¨¢s 150.000 d¨®lares en gastos justificados por viajes a su distrito o Estado, tel¨¦fono y oficinas. En Jap¨®n, la RFA o el Reino Unido, los parlamentarios -cosa que no pueden hacer en EE UU- est¨¢n autorizados para formar -parte de consejos de administracion. Aqu¨ª, con suplementos de ingresos por trabajos a tiempo parcial e inversiones, la mayor¨ªa de los congresistas y senadores ganan ya al a?o m¨¢s de los 135.000 d¨®lares de la discordia, seg¨²n un estudio realizado por el Washington Post.
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