Pakist¨¢n refuerza su frontera para evitar nuevos refugiados
Los ¨²ltimos ca?onazos sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n sonaron ayer en la carretera del desfiladero de Salang. Los soldados se fueron defendiendo el paso hacia Kabul de un convoy de alimentos, mientras varias unidades del Ej¨¦rcito afgano desertaban de sus posiciones, fortificadas y bien equipadas por el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Al otro lado de Afganist¨¢n frente a su frontera este, el Ej¨¦rcito paquistan¨ª reforzaba ayer sus unidades en la zona para evitar un nuevo flujo de refugiados ante las negras perspectivas de una guerra civil.
Los desplazamientos de contingentes militares hacia el ¨¢rea central de la frontera entre los dos pa¨ªses han llevado al r¨¦gimen de Kabul a acusar a Pakist¨¢n de querer invadir Afganist¨¢n. Sin embargo, nada parece estar m¨¢s lejos de la voluntad del nuevo Gobierno democr¨¢tico paquistan¨ª, que lo ¨²nico que desea es liberarse del problema del conflicto afgano.En una conferencia de prensa, a la vuelta de un viaje oficial a China, la primera ministra, Benazir Bhutto, afirm¨® que Pakist¨¢n tiene problemas m¨¢s que suficientes en el plano interno como para dedicarse a "aventuras exteriores".
Fuentes paquistan¨ªes aseguran que los movimientos del Ej¨¦rcito son para facilitar la vuelta de los m¨¢s de tres millones de refugiados afganos. Pero en este momento de confusi¨®n nadie, seg¨²n ha podido escuchar esta enviada especial en los campos de refugiados, piensa en volver. Muy al contrario, el Ej¨¦rcito ha sido enviado a la frontera para evitar nuevas filtraciones.
Por su parte, fuentes de los muyahidin dijeron ayer que la milicia y la polic¨ªa paquistan¨ªes est¨¢n causando aut¨¦ntico malestar entre los guerrilleros, que, acostumbrados a pasar de un lado a otro sin grandes molestias, son ahora revisados y con frecuencia interrogados. "Con el Ej¨¦rcito no tenemos problemas, pero la polic¨ªa y la milicia nos hacen la vida imposible", afirmaron.
El r¨¦gimen de Kabul ha comenzado a utilizar, desde el s¨¢bado pasado, los misiles Scud-B de 500 kilos de explosivos y un radio de 250 kil¨®metros, contra los alrededores de Jalalabad, ciudad a mitad de camino entre la capital afgana y Peshawar, capital de la provincia fronteriza del Noroeste (Pakist¨¢n), donde la guerrilla tiene su cuartel general y pol¨ªtico. Los 12.000 muyahidin que la sitian pretenden que sea la primera gran ciudad del "Afganist¨¢n libre".
El Ej¨¦rcito paquistan¨ª, sin duda, ve con simpat¨ªa el esfuerzo por la toma de Jalalabad, pero no est¨¢ dispuesto a mandar a sus hombres al campo de batalla. De hecho, los militares paquistan¨ªes consideran que si los muyahidin estuvieran unidos "habr¨ªan recuperado Jalalabad hace tiempo. Los sovi¨¦ticos se fueron en mayo de esa ciudad; es incomprensible que a¨²n no la hayan tomado", se?alan.
Los servicios de informaci¨®n muyahidin no dejan de sacar comunicados sobre las diferencias internas que est¨¢n erosionando al r¨¦gimen de Kabul, pero, sin embargo, no son capaces de poner t¨¦rmino a las suyas.
El Shura, o Consejo Consultivo afgano, que debiera de haber nombrado el Gobierno de transici¨®n para este per¨ªodo preelectoral y de final de guerra, volvi¨® a reunirse ayer bajo el boicoteo de los representantes de la comunidad afgana refugiada en Ir¨¢n. En Islamabad se comenta ya abiertamente que el presidente de la alianza sun¨ª, Sebgatula Mojadedi, se ha sumado al boicoteo.
La alianza agrupa a los siete grandes partidos sun¨ªes y es presidida de forma rotatoria durante tres meses por cada uno de los l¨ªderes. Mojadedi, un moderado que firm¨® un acuerdo con los dirigentes afganos en Ir¨¢n sobre su representaci¨®n en el Shura, afirm¨® el viernes, d¨ªa de la apertura del Consejo, que sin ellos "no era representativo", lo que provoc¨® que el Shura se pospusiera. Desde entonces ha aducido razones de salud para no atender a las reuniones de los siete l¨ªderes ni a las sesiones del Shura de ayer y el lunes.
Los cuatro l¨ªderes radicales rechazan el acuerdo que concede 100 esca?os, de un total de 529, a los shi¨ªes, y est¨¢n dispuestos a . reunirse y arreglar solos" el conflicto de Afganist¨¢n.
Seg¨²n fuentes muyahidin, las diferencias entre el presidente Najibul¨¢ y su ministro de Defensa, Shahnawaz Tanay, sobre la estrategia a seguir una vez que se han ido los soldados sovi¨¦ticos est¨¢n fraguando una intentona golpista en Kabul. Los muyahidin esperan que los hombres que tienen infiltrados en las instituciones afganas y la convicci¨®n de que la lucha de los procomunistas est¨¢ perdida hagan m¨¢s f¨¢cil la ca¨ªda de Kabul, donde ayer, seg¨²n la agencia sovi¨¦tica Tass, un bombardeo caus¨® cinco muertos, cuatro de ellos ni?os que hac¨ªan cola para conseguir pan.
Guerra de panfletos
La capital afgana fue regada ayer con panfletos que ped¨ªan a los ciudadanos alejarse del aeropuerto para evitar da?os. El parte de guerra lo firmaba el comandante Abdul Haq, que en anteriores ocasiones ha logrado filtrar sus comunicados hasta en el mismo palacio presidencial de Darulaman. Sin embargo, esta vez parece que los panfletos han salido de all¨ª.
Abdul Haq defiende que la ca¨ªda de Kabul ha de ser desde el interior, por colapso de servicios, falta de v¨ªveres y descontento de la poblaci¨®n. "Si atacamos Kabul perdemos lo ¨²nico que nos queda", dice el comandante, que tiene 8.000 hombres sitiando la capital y m¨¢s de 30.000 infiltrados.
"Hemos luchado 10 a?os, hemos expulsado a los sovi¨¦ticos y ahora, al final de la guerra, podemos esperar unos d¨ªas", afirma el guerillero encargado de liberar Kabul.
[El Gobierno de Kabul, por otro lado, declar¨® que ha iniciado el los ¨²ltimos d¨ªas las conversaciones de paz con algunos comandantes muyahidin, seg¨²n informa la agencia Reuter. Los portavoces no han querido, sin embargo, facilitar ninguno de los hombres de los comandantes con los que se han entrevistado].
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.