Profetas en su tierra
Dos figuras claves de la generaci¨®n de 1931 han obtenido el Premio Nacional de M¨²sica 1989: Crist¨®bal Halffter (Madrid, 1930) y Antoni Ros Marb¨¢ (Hospitalet, 1937).Ros Marb¨¢ se form¨® en la capital catalana con Eduardo Toldr¨¢ y Joaqu¨ªn Samacois, principalmente; en Siena, con Sergiu Celibidache, y en D¨¹sseldorf, con Jean Martinon. M¨²sico de criterio riguroso, ya hab¨ªa sido aplaudido en sus actuaciones como director cuando gan¨® en 1965, por oposici¨®n, la titularidad de la Sinf¨®nica de RTVE, mientras la Academia Charles Cross conced¨ªa el Premio Honegger a su grabaci¨®n de las Siete palabras, de Haydn. Sucesivamente ocup¨® la direcci¨®n de la Orquesta Ciudad de Barcelona, la de la Orquesta Nacional y la de C¨¢mara de Ainsterdam. Sus giras por toda Am¨¦rica, Europa y Japon son numerosas y culmuninaron en la direcci¨®n de la Orquesta Filarmonica de Berl¨ªn en 1988,
El inter¨¦s de la personalidad de Ros Marb¨¢, de su pensamiento y de su estilo, igualmente aptos para el oratorio barroco y cl¨¢sico, para el legado rom¨¢ntico, los cl¨¢sicos del siglo XX, la m¨²sica actual o la ¨®pera italiana o alemana, reside en la aleaci¨®n en un talento singular de diversas herencias del arte directorial: las del gran maestro estable y las del conductor moderno, asimiladas por Ros desde los supuestos conceptuales que a trav¨¦s del excesivo nomadismo suele pecar de superficialidad. Ros Marb¨¢ es un antidivo y un maestro preparador detallista de sus versiones.
En 1953, cuando contaba 22 a?os, Crist¨®bal Halfiter, uno de los ¨²ltimos disc¨ªpulos de Conrado del Campo, recibi¨® el Premio Nacional por su Concierto para piano, una partitura que preludiaba al futuro compositor. El nuevo premio ahora concedido vale por la confirmaci¨®n oficial espa?ola de lo que en el mundo se confirm¨® hace bastantes a?os: el gran talento del tercero de los Halffter, digno heredero de sus t¨ªos Emesto y Rodolfo.
El pensamiento, el saber y el instinto de Halffter, impulsados por la voluntad human¨ªstica que expresan sus partituras, de tan fuerte vertebraci¨®n, ha cuajado en una producci¨®n amplia y valiosa, m¨¢s evolutiva desde la sustancia que desde la innovaci¨®n gratuita o el af¨¢n de sorprender. A lo largo de ella, el m¨²sico parece alternar o combinar tres registros: el ¨ªntimo y camer¨ªstico (cuartetos, Noches sobre san Juan de la Cruz), el potente y a veces clamoroso de Microformas, simposios, conciertos, uno de ellos escrito para Rostropovich, que lo grab¨® bajo la direcci¨®n del autor, y, en fin el m¨¢s comprometido con las varias realidades de su tiempo: R¨¦quiem por la libertad imaginada, Planto por las v¨ªctimas de la violencia, Cantata de los derechos humanos, Eleg¨ªas, Officium defunctorum, Versus, Polemas espa?oles o Concierto para piano, escrito para Mar¨ªa Caro de Halffter.
Catedr¨¢tico en Madrid, Freiburg o Buenos Aires, Halffte desarrolla tambi¨¦n una brillante carrera de director llena de ¨¦xitos. Todos ellos, fundidos en el ideario ¨¦tico y est¨¦tico de Halfter, subrayan una personalidad que nos representa continuamente m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Su condici¨®n de acad¨¦mico de Bellas Artes, sus actividades entre nosotros y este Premio Nacional que ahora recibe otorgan a Halffter, como a Ros Marb¨¢, el raro t¨ªtulo de "profeta en su tierra".
Babelia
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