Euskadi, ante la marginaci¨®n
Hoy entra en vigor, en Euskadi, el subsidio m¨ªnimo familiar. Aquellas personas que carezcan de los medios econ¨®micos necesarios con que atender sus necesidades b¨¢sicas podr¨¢n solicitar una subvenci¨®n mensual de 30.000 pesetas m¨¢s 5.000 pesetas por cada miembro de la familia. Esta medida, aprobada el pasado 28 de febrero, es la primera de un plan para la lucha contra la pobreza en Euskadi. El autor desmiente las acusaciones de que el subsidio consolidar¨¢ la marginaci¨®n.
El d¨ªa de hoy, 7 de marzo, va a marcar en Euskadi y en el resto del Estado espa?ol el inicio de una forma distinta de articular socialmente el pa¨ªs. A partir de esa fecha, los ciudadanos que en el Pa¨ªs Vasco m¨¢s est¨¢n padeciendo las desigualdades derivadas del actual entramado socioecon¨®mico van a empezar a obtener una respuesta solidaria desde sus instituciones representativas.A partir de ese d¨ªa van a poder solicitar el recientemente aprobado ingreso m¨ªnimo familiar. Esta subvenci¨®n, nacida de un aut¨¦ntico compromiso de solidaridad, consistir¨¢ en la obtenci¨®n de 30.000 pesetas mensuales m¨¢s 5.000 pesetas por miembro de aquellas unidades familiares que actualmente carecen de los medios econ¨®micos necesarios con que atender sus necesidades b¨¢sicas, de tal forma que puedan incorporarse al modo de vida, las costumbres y las actividades normales de la sociedad en la que viven.Plan de desarrolloEsta medida, aprobada el pasado 28 de febrero por el Gobierno vasco, es el fruto de una iniciativa del lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza, consensuada por las instituciones y partidos del Pa¨ªs Vasco, dentro del Plan Euskadi en la Europa de 1993, que tambi¨¦n comprende un plan de desarrollo de las infraestructuras de comunicaci¨®n. Con este paso se ha venido a recoger una preocupaci¨®n, desde hace a?os, de las distintas fuerzas pol¨ªticas y sociales vascas por ir eliminando paulatinamente las barreras de las desigualdades.
El ingreso m¨ªnimo familiar es el primero de los tres niveles del Plan Integral de Lucha contra la Pobreza en Euskadi, y est¨¢ complementado con el que hace referencia a las situaciones de emergencia social y con el de las medidas sectoriales interdepartamentales e interinstitucionales que pr¨®ximamente ser¨¢n aprobadas.
Pero no nos llevemos a enga?o. Si los vascos podemos hoy adoptar medidas de este alcance social, no, es como consecuencia de ninguna situaci¨®n de bonanza o de holgura econ¨®mica; es decir, que nos sobra el dinero como para poderlo destinar a estos menesteres. Quien pueda pensar as¨ª se equivoca. En Euskadi, como en otras comunidades del Estado, tenemos carencias de infraestructura muy importantes, a las que, en la medida de nuestras posibilidades, estamos intentando hacer frente. Pero, de la misma manera que otros pueblos, tambi¨¦n padecemos una situaci¨®n de injusticia social que no est¨¢ permitiendo a los m¨¢s desfavorecidos acceder a las mejoras derivadas de la positiva evoluci¨®n socioecon¨®mica de los ¨²ltimos a?os.
En definitiva, tal y como dijo el lehendakari Ardanza cuando anunci¨® ante el Parlamento vasco la presentaci¨®n de este plan, un pueblo no puede estar pensando en la construcci¨®n europea, en el mercado interior y en la Europa. de 1993 si no pone las condiciones que permitan un mayor desarrollo econ¨®mico, una mayor y mejor generaci¨®n de riqueza y, en definitiva, mejores condiciones de competitividad para conseguir una justa redistribuci¨®n, igualdad de oportunidades, integraci¨®n y cohesi¨®n social.
Por eso, cuando los representantes del pueblo vasco hemos llegado a acuerdos de este tipo, lo hemos hecho atendiendo al principio de corresponsabilidad y desde un compromiso de solidaridad. Y no precisamente porque, tal y como se puede comprobar en el cuadro adjunto, la sociedad vasca padezca cuantitativamente de una forma especial el problema.Una opci¨®n pol¨ªticaDestinar parte de nuestros recursos propios a paliar las situaciones m¨¢s duras de marginalidad ha sido, pues, una opci¨®n pol¨ªtica clara. De ah¨ª que la lucha contra las nuevas formas de pobreza se haya convertido en un objetivo prioritario, tanto del Gobierno vasco como de las diputaciones forales. Y esto ha sido as¨ª porque en Euskadi hemos asumido la marginaci¨®n no como un problema del que la padece, sino de la sociedad, y como tal, su soluci¨®n no puede ser patrimonio de nadie, sino responsabilidad de todos.
Por eso nos molesta, y a m¨ª de una forma muy particular, que responsables de la Administraci¨®n central del Estado, como recientemente lo ha hecho la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fern¨¢ndez, intenten descalificar iniciativas de este alcance al afirmar que el ingreso m¨ªnimo familiar vasco "consolida la marginaci¨®n".
Ante declaraciones de este tipo, uno se pregunta: ?c¨®mo sabe la ministra que el salario social vasco va a consolidar la marginaci¨®n si en el Estado espa?ol no se tiene la experiencia de su implantaci¨®n? ?C¨®mo lo sabe? ?Acaso ha contrastado las experiencias llevadas a cabo en este sentido en pa¨ªses como la RFA, Reino Unido, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Francia, Luxemburgo o Israel? En todos estos Estados, salvando las diferencias con las propias del sistema de Seguridad Social espa?ol (menos adelantado, por cierto), se est¨¢n aplicando medidas de este tipo, sin que en ninguno de ellos se haya demostrado la consolidaci¨®n de la marginaci¨®n.
?O es que acaso la ministra quiere decir que no deben ser seguidas las directrices emanadas por el Parlamento de Europa cuando, en septiembre del pasado a?o, adopt¨® una soluci¨®n en la que se invitaba a los distintos Ejecutivos a la instauraci¨®n de una renta m¨ªnima garantizada con el fin de favorecer la inserci¨®n de los ciudadanos m¨¢s pobres en la sociedad? Si es as¨ª, nosotros discrepamos con la ministra y preferimos seguir las sugerencias del Parlamento Europeo.
A los rectores del ingreso m¨ªnimo familiar nos inspiraron tres principios b¨¢sicos a la hora de su regulaci¨®n. El primero, que no se trataba de un programa sustitutivo de los diversos programas sociales que actualmente existen en nuestra comunidad aut¨®noma. Segundo, que no trata, ni pretende, crear una nueva clase pasiva cronificando situaciones de marginalidad; y tercero -y, a mi juicio, el m¨¢s fundamental, por el reto que supone-, que con dicho ingreso debemos ser capaces de posibilitar una situaci¨®n en la que se den las condiciones suficientes para que el beneficiario pueda abandonar el programa y las causas que lo motivaron y, en consecuencia, salir de la situaci¨®n en que se encuentra.
Cuando en Euskadi hemos acordado medidas de este tipo, lo hemos hecho a favor de una pol¨ªtica social, a trav¨¦s de actuaciones enmarcadas en una discriminaci¨®n positiva del hecho marginal, para grupos menos protegidos, con el fin de reducir la situaci¨®n de desigualdad y con el objetivo ¨²ltimo de restablecer un equilibrio entre los diferentes estratos que se conforman dentro de la sociedad vasca.Camino por recorrerAsimismo somos conscientes de que ¨¦sta es una iniciativa m¨¢s, incardinada en esa pol¨ªtica social que estamos llevando a cabo en Euskadi, y dentro de la cual se enmarcan la universalizaci¨®n de la asistencia sanitaria, la cobertura de un sistema educativo gratuito y las pol¨ªticas sectoriales de bienestar social, vivienda, empleo, formaci¨®n, cultura, etc¨¦tera. Y aun sabiendo que nos queda mucho camino que recorrer, tambi¨¦n es cierto que una aut¨¦ntica pol¨ªtica de protecci¨®n social, nacida desde el ejercicio del autogobierno, ser¨¢ incompleta hasta contar con instrumentos tan importantes como la Seguridad Social y el Inem, competencias a¨²n pendientes de transferir a la comunidad aut¨®noma vasca.
De ah¨ª la vocaci¨®n autonomista de nuestro pueblo. Porque cada vez somos m¨¢s conscientes de que desde la proximidad a los problemas, desde la cercan¨ªa a las caus¨¢s que los originan, es mucho m¨¢s factible aplicar medidas eficaces que los eliminen y los prevengan. Por eso mi convencimiento de que las actuales desigualdades en nuestra sociedad podr¨¢n ir corrigi¨¦ndose de la forma m¨¢s efectiva en cuanto las soluciones se puedan ir adoptando desde cada uno de los pueblos que la conformamos.
Siendo pioneros en el Estado espa?ol en la instauraci¨®n de este ingreso m¨ªnimo familiar, a los vascos nos gustar¨ªa que, dentro de unos meses, la experiencia que vamos a adquirir en este campo pueda servir para que otras comunidades aut¨®nomas ,adopten medidas de este tipo, corrigiendo los errores que probablemente tendremos, para de esta forma hacer entre todos una sociedad m¨¢s justa y, en definitiva, m¨¢s libre.
, abogado y economista, es consejero de Trabajo y Seguridad Social del Gobierno vasco.
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