El partido y el sindicato
El fracaso de la concertaci¨®n entre Gobierno y sindicatos y la pr¨¢ctica ruptura de relaciones entre el PSOE y la UGT nos plantean a los socialistas una de las situaciones m¨¢s complejas y dif¨ªciles de los ¨²ltimos lustros. Puede afirmarse que est¨¢n en juego el proyecto socialista, su raz¨®n de ser y su contenido, que en gran medida dependen del apoyo social, sobre todo sindical, que reciban, y de su capacidad de liderar un bloque social de progreso. Tres son, en mi opini¨®n, las posiciones que se vienen manteniendo al respecto en el seno de la organizaci¨®n. La primera considera que la ruptura con los sindicatos pertenece a la naturaleza de las cosas, era previsible y entra en la l¨®gica de la evoluci¨®n de la sociedad tecnol¨®gica de nuestro tiempo. Los trabajadores ya no configuran una clase social con el significado contradictor dentro del sistema que postularan anta?o los socialistas, quedando los sindicatos reducidos a representantes de determinados cuerpos sociales con intereses espec¨ªficos, es decir, organizaciones corporativas, o al menos con tendencia corporativas ante, como los colegios de abogados o similares. Para esta primera posici¨®n, muy cercana al pensamiento liberal, la p¨¦rdida del referente sindical no ser¨ªa sino signo de una sociedad plural y moderna.Una segunda posici¨®n considera que el partido socialista debe mantener una relaci¨®n preferencial con la UGT, pero no con esta UGT, es decir, no con su actual l¨ªnea sindical y direcci¨®n org¨¢nica. El enfrentamiento con el Gobierno no responder¨ªa a una posici¨®n socialista ni sindical, sino personal, de sus dirigentes, que querr¨ªan m¨¢s poder, o tendr¨ªan nostalgia del poder otrora cedido o renunciado, poniendo a la UGT en manos del comunismo. El proyecto actual del PSOE es el mejor, si no el ¨²nico de izquierdas, y lo que hay que hacer es someter a la UGT, entrando en ella para cambiar a su direcci¨®n y reconvertirla estrat¨¦gicamente, abandonando, entre otras cosas, la unidad de acci¨®n sindical. No hay autocr¨ªtica seria ni convicci¨®n de errores, sino unicamente sensaci¨®n de p¨¦rdida de poder.
Un tercer grupo de compa?eros considera consideramos, que es necesario retomar el proyecto conjunto PSOE-UGT, y adem¨¢s con la UGT que lidera Nicol¨¢s Redondo, sencillamente porque no hay proyecto socialista que no se desarrolle en preferente relaci¨®n con el sindicato. Pero para ello no basta una afirmaci¨®n voluntarista, sino que es necesario que ambas organizaciones se replanteen con vigor cu¨¢les han sido las causas reales, objetivas, que han llevado a la actual situaci¨®n. Y esto significa que el PSOE tiene que modificar algunas de las pol¨ªticas que ha venido desarrollando en los ¨²ltimos a?os.
En primer lugar, son necesarias modificaciones importantes en la pol¨ªtica econ¨®mica. El 14-D ha supuesto, en este aspecto, la fijaci¨®n por los sindicatos de los l¨ªmites por la derecha a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno. Porque, si bien no cabe negar los resultados macroecort¨®micos saneadores del modelo de ajuste practicado, junto a ellos se han producido efectos regresivos para los trabajadores. Frente al "objetivo de clase irrenunciable: que la relaci¨®n de fuerzas entre las clases dominantes y dominadas vaya progresivamente favoreciendo a estas ¨²ltimas", que se postulaba en 1982, se ha producido un incremento de la desigualdad de rentas entre los asalariados y los no asalariados, una disminuci¨®n de las prestaciones sociales en el conjunto de todos los gastos de las administraciones p¨²blicas, un aumento acelerado y lamentable de la precarizaci¨®n en el trabajo, la p¨¦rdida de poder adquisitivo de amplios colectivos desprotegidos, un proceso creciente de concentraci¨®n del poder financiero privado, etc¨¦tera. La primac¨ªa del beneficio empresarial frente a las previsiones sociales y la redistribuci¨®n ha llevado consigo la tolerancia, e incluso el fomento, de una ¨¦tica de la especulaci¨®n y el negocio f¨¢cil, con efectos parasitarios y desigualadores semejantes al modelo desarrollista de finales de los a?os sesenta, que es necesario que los socialistas afrontemos con una nueva estrategia.
Una segunda faceta de la pol¨ªtica del PSOE que es necesario modificar es la relacionada con los comportamientos pol¨ªticos y, por tanto, con el papel del partido en la sociedad. Una pregunta clave que hay que hacerse despu¨¦s del 14-D es la siguiente: ?por qu¨¦ lo que antes de esa fecha era inadmisible, con posterioridad a la huelga es razonable e incluso de justicia? Es decir, ?por qu¨¦ ha sido necesario movilizar a todo un pa¨ªs para que el Gobierno acepte lo evidente? La respuesta es una: porque el partido es hoy pr¨¢cticamente s¨®lo un instrumento seguidista del Gobierno, habiendo desaparecido como organizaci¨®n viva, cr¨ªtica, sensible a las reivindicaciones de los trabajadores. Pero el Gobierno no siempre tiene la raz¨®n, y es necesario que el PSOE recupere su capacidad mediadora, que es como decir su credibilidad ante las instancias sociales intermedias.
La recuperaci¨®n del proyecto conjunto PSOE-UGT exige tambi¨¦n una seria reflexi¨®n acerca del modelo de relaci¨®n entre el partido y el sindicato. Un primer modelo ser¨ªa el del sindicato sin referente pol¨ªtico, basado en la hip¨®tesis previa de que la lucha pol¨ªtica estar¨ªa siempre viciada, porque el poder ser¨ªa siempre un instrumento de dominaci¨®n. De ah¨ª que los sindicatos no deban tener vinculaci¨®n pol¨ªtica alguna, entendiendo la lucha de clases y el avance de la democracia desde perspectivas sindicales, y a lo sumo municipales. Es el modelo de sindicato autogestionario tipo CFDT, modelo al que podr¨ªa estar tentada de inclinarse una parte de la direcci¨®n de la UGT.
Un segundo modelo, tambi¨¦n rechazable desde la ¨®ptica del socialismo democr¨¢tico, es el leninista, del sindicato como correa de transmisi¨®n del partido, sometido, pues, a la superior conciencia de ¨¦ste. Hay que decir que es un modelo que en las relaciones PSOE-UGT ha funcionado en algunas ocasiones y al que igualmente est¨¢n hoy tentados de inclinarse algunos dirigentes y cuadros del PSOE.
Frente a estas dos posibilidades, muchos entendemos que es necesario mantener en la UGT el referente pol¨ªtico socialista, pero en base a una relaci¨®n que reconozca y potencie tanto la autonom¨ªa sindical y el valor de la unidad de acci¨®n del movimiento obrero como la identificaci¨®n y confluencia del partido y el sindicato, ut¨®pica y al mismo tiempo, y por eso mismo, pol¨ªtica, es decir, reformista de un proyecto de transformaci¨®n de la sociedad capitalista.
Para muchos de nosotros, el PSOE sigue siendo el principal instrumento de cambio en nuestra sociedad. Eso requiere un partido plural, y al mismo tiempo insertarlo en un marco europeo de transformaci¨®n, potenciando lo que se ha llamado la euroizquierda. Muchos compa?eros ugetistas militantes del partido han dejado de trabajar en el seno de ¨¦ste, no participando en el ¨²ltimo congreso ni en los procesos posteriores para el comit¨¦ federal y comit¨¦s regionales y de nacionalidad, renunciando de alguna manera a incidir en el seno del partido y en la definici¨®n de sus pol¨ªticas. De ah¨ª la necesidad de que vuelvan al trabajo tambi¨¦n en el interior de la organizaci¨®n partidaria, confluyendo con muchos otros en la acci¨®n pol¨ªtica interna, configurando una amplia ala izquierda con fuerte apoyo sindical, que en una etapa nueva supere divisiones y formas de comportamiento diferenciado anteriores. La aparici¨®n de colectivos de compa?eros con propuestas conjuntas cercanas a las aqu¨ª expuestas es, sin duda, un acicate para trabajar en esta l¨ªnea.
Manuel de la Rocha Rub¨ª es abogado miembro del Comit¨¦ Federal del PSOE, diputado de la Asamblea de Madrid y portavoz de la corriente Izquierda Socialista.
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