Segunda vivienda
Leo en la p¨¢gina 43 del n¨²mero 4.359 de su peri¨®dico (22 de marzo de 1989) que se va a eliminar la desgravaci¨®n a la segunda vivienda para "evitar el recalentamiento de los precios y la especulaci¨®n inmobiliaria".Es de suponer que en Hacienda y en Obras P¨²blicas sabr¨¢n -ya que es de dominio p¨²blico- que de 1983 a 1987 cualquier mal piso multiplic¨® su precio por tres, mientras que los buenos lo hicieron por cuatro, cinco, seis..., dependiendo de las ciudades y las zonas, y que desde entonces hasta ahora no han dejado de subir, tanto los ya usados como los de nueva construcci¨®n. Por ello, creo que no miento si digo que el Gobierno del PSOE ha estado un poco lento a la hora de frenar la especulaci¨®n inmobiliaria y de evitar el recalentamiento de unos precios que a estas alturas ya est¨¢n al rojo vivo.
Pero lo m¨¢s grave es que, tal y como parecen estar planteadas las cosas, sencillamente no podemos creernos que, con tanto constructor y gran propietario inmobiliario enriquecido como hay, la medida que se comenta sea la forma m¨¢s id¨®nea de frenar la especulaci¨®n; ni siquiera produce la impresi¨®n de que el Gobierno persiga en realidad este fin, pues ataca a las sardinillas de la especulaci¨®n -los que se compran un pisito-, pero, tal y como estamos hartos de comprobar hasta el momento, no toca los intereses de los grandes tiburones, los que venden solares, edificios y barrios enteros, que son quienes, a la postre, ponen los precios y se est¨¢n haciendo de oro a nuestra costa.
Puede que esta medida, destinada simplemente a recaudar por un lado lo que se pierde por otro, afecte a alg¨²n que otro especuladorcillo, pero a su lado, a no ser que el Gobierno disponga de alg¨²n procedimiento no anunciado para discernirlos, a quienes va a perjudicar es a los de siempre: a los que vivimos de un sueldo, a los que queremos ejercer nuestro derecho a optar a una vivienda digna -aunque tengamos ya una indigna en propiedad- y vamos a ver que el tremendo sacrificio que debemos afrontar para cumplir las exigencias de los verdaderos especuladores tendr¨¢ ahora que hacerse mayor para responder ante la Hacienda p¨²blica, que, para colmo, mientras nos hunde un poquito m¨¢s pretender¨¢ hacernos tragar la pildorita de que est¨¢ luchando contra la especulaci¨®n.-
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