Un esp¨ªritu burl¨®n
No es f¨¢cil decir hoy, incluso tras la visita a la sala Olimpia con una cierta veneraci¨®n (estrenar un 14 de abril a un autor republicano produce alguna emoci¨®n a los proclives), que Bergam¨ªn fuese un autor teatral, pese a su veintena de obras. Bergam¨ªn era un palabrista, un lenguajista. Horadaba el idioma con pico del pajarillo carpintero que era, en su breve esqueleto, en su levedad humana, y encontraba una savia rica. As¨ª, se le deben grandes hallazgos en sus estudios de los cl¨¢sicos, en su po¨¦tica, en su manera parad¨®jica de ver la pol¨ªtica, en la filosof¨ªa del encuentro de la vida y de la muerte.Atraparle para meterle en un escenario es notablemente dif¨ªcil, aunque lo haga Heras, que tiene ya un prestigio en esta clase de cacer¨ªa. El esp¨ªritu burl¨®n se evade. Heras le cerca, primero, por su ¨¦poca: por unos armazones como met¨¢licos de los que pintaba. L¨¦ger, por un desfile de seres en blanco y negro que filmaba Fritz Lang en Metr¨®polis, por los sombreros de paja con que se toca la orquestina , con partitura de: Manuel Balboa donde se recogen los temas que debieron circundar a Bergam¨ªn en su primera vida; por algunos dise?os de art noveau o modernismo, por alusiones a la ciencia recreativa y al futurismo y al cabar¨¦... Por el desdoblamiento de sus personajes obsesivos: Fausto, don Juan, los fantasmas, las calaveras, los esqueletos. Por un vestuario colorista y alusivo de Pedro Moreno. En fin, por su palabra.
La risa en los huesos
De Jos¨¦ Bergam¨ªn. M¨²sica de Manuel Balboa. Int¨¦rpretes: Marina Andina,Javier Barriga, Pedro Bea, Beatriz Bergam¨ªn, Miguel del Arco, Marina Feito, etc¨¦tera. Director: Guillermo Heras. Sala Olimpia, 14 de abril.
Es lo m¨¢s dif¨ªcil -como ahora pasa siempre en el teatro-. La palabra de Bergam¨ªn no suele ser f¨¢cil ni siquiera le¨ªda; lo es menos o¨ªda, y no siempre se oye y se distingue en este espect¨¢culo. Los actores son muy j¨®venes, todos ellos de la Escuela de Arte Dram¨¢tico, y Heras ha elegido para el reparto sobre todo mujeres, muchachas. Las voces de esta juventud de hoy son agudas. Quiz¨¢ la ortofonista que les ha preparado -Concha Do?aque- ha elegido acentuar este agudo y el resultado es un tonillo no afinado con la m¨²sica y un poco agotador para el o¨ªdo atento. Se pierden las entonaciones y los matices que ayudan a comprender cada palabra y cada conjunto. Y su sentido. Sin que esto niegue el acierto de formar un reparto con alumnos de teatro, que ofrecen un conjunto excelente, una capacidad en el despliegue de movimientos individuales y colectivos.
La misma m¨²sica perjudica al texto, no en s¨ª misma, que es muy apreciable como tal y como evocaci¨®n y reconstrucci¨®n, sino en cuanto ha de entrar en ¨¦l en forma de canciones que le hacen perder su prosodia, su acentuaci¨®n original. Si todo se une a la oquedad de la sala Olimpia, que no es precisamente un para¨ªso de la ac¨²stica, se ver¨¢ por d¨®nde se escapa aquel Bergam¨ªn de la voz peque?a y fin¨ªsima, que requer¨ªa espacios muy breves para la conversaci¨®n. A su teatro le pasa lo mismo.
Quedan, por tanto, dos cosas dispares. Por un lado, el esp¨ªritu burl¨®n de Bergam¨ªn y su mueca, que no se acierta a encontrar m¨¢s que por alusi¨®n. Por otro, el espect¨¢culo montado por el C.N.N.T.E. A parte de su intenci¨®n encomiable de invocar al espectro de Bergam¨ªn en un 14 de abril, la creaci¨®n de un espect¨¢culo de comedia musical intelectual, con una belleza pl¨¢stica considerable y un buen trabajo corporal, con una m¨²sica adecuada y un escenario ¨²nico por el que se pasea un vestuario alegre en cuerpos alegres y teatrales, consiguen una buena noche.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.