Y no lleg¨® la emoci¨®n

Y no lleg¨® la emoci¨®n. Son las cosas inexplicables que a veces ocurren en el flamenco. Se cant¨® bien, se toc¨® de maravilla, se bail¨® con se?or¨ªo. Y no lleg¨® la emoci¨®n. No se cre¨®, salvo en contados momentos, esa tensi¨®n, esa c¨¢lida comunicaci¨®n, ese clima de complicidad entre artistas y p¨²blico que nos hacen vivir y sentir lo jondo como algo irrepetible en cada instante.El nivel art¨ªstico fue excelente, repito, no hubo baches, no hubo fallos apreciables. Cuatro grandes cantaores compitieron lealmente en dar lo mejor de s¨ª, y lo dieron.

Carmen Linares, siempre sabia en lograr el justo equilibrio entre la mente y el coraz¨®n. Jos¨¦ Merc¨¦ es un volc¨¢n de pasi¨®n cantaora, que en las siguiriyas ten¨ªa al p¨²blico totalmente entregado; ¨¦l correspondi¨® dedic¨¢ndole su siguiente cante, buler¨ªas, "a este p¨²blico de Madrid, entendido y buena gente, y viva Madrid, que es la corte".

Copias

Tambi¨¦n Chaquet¨®n pirope¨® a Madrid, en una copla que dijo por alegr¨ªas: "Qu¨¦ me pasa a m¨ª/ que doy la vida por C¨¢diz/ y tambi¨¦n la doy por Madrid". Chaquet¨®n cant¨® todo divinamente, las alegr¨ªas y la malague?a, los tangos y las soleares. Y Menese abri¨® con su impresionante petenera y cerr¨® con una terrible ton¨¢.Enrique de Melchor y Juan Habichuela rivalizaron en sus toques, tan distintos entre s¨ª y ejemplares los dos. Y Pepa Montes bail¨® con elegancia y se?or¨ªo, como en ella es norma y ha sabido demostrar.