La generaci¨®n del poscomunismo
El Partido Comunista Italiano (PCI) ha optado, en opini¨®n del autor, por un poscomunismo basado en la imagen como clave de poder. Las pr¨®ximas consultas electorales italianas probar¨¢n el grado de aceptaci¨®n del pa¨ªs de la nueva generaci¨®n de comunistas que han rejuvenecido al grupo dirigente.
Existe ciertamente un debate pol¨ªtico en el PCI, y este debate asume la apariencia de un enfrentamiento. Sin embargo, sus t¨¦rminos no parecen, a primera vista, definitivos. El dato m¨¢s relevante del PCI surgido en el reciente congreso es el rejuvenec¨ªmiento del grupo dirigente: se trata de un cambio pilotado por Nalta e Ingrao, es decir, por los dos dirigentes comunistas hist¨®ricos, pero que verdaderamente determina una discontinuidad en la pol¨ªtica comunista..Ha alcanzado el poder la generaci¨®n que ha vivido el 68 desde dentro, pero en su mayor¨ªa fuera del PCI: alcanza el v¨¦rtice pero se consolida tambi¨¦n en la base, al nivel de los cuadros intermedios. La edad de los delegados en el congreso comunista era, sin embargo, inferior a la de quienes ocupan la secci¨®n del partido. Desde hace tiempo se ha ido seleccionando entre los cuadros comunistas, ya sean o no funcionarios, un tipo de dirigente discontinuo respecto a la historia del PCI y que ha elegido el partido impulsado por el realismo pol¨ªtico. Es decir, el de quien ha aceptado la derrota de la revoluci¨®n imaginaria del 68 y de su tr¨¢gico resultado en el terrorismo de los a?os setenta.
Es una generaci¨®n ajena a la elecci¨®n entre socialismo democr¨¢tico y modelo sovi¨¦tico porque- se ha formado al margen de ambos. Nunca ha vivido los dilemas caracter¨ªsticos de los a?os cincuenta y sesenta. Es una generaci¨®n que vive de forma f¨¢cil los tiempos de la pol¨ªtica espect¨¢culo y que se encuentra en una situaci¨®n en que es la imagen, y nola ideolog¨ªa, la verdadera clave del poder. En un mundo culturalmente m¨¢s homologado, en el que el Este intenta parecerse al Oeste y el Oeste vive en la inseguridad de la cultura tecnol¨®gica y de su conflicto ecol¨®gico, basta con respirar los tiempos actuales para sentirse c¨®modo. Todo se hace muy incierto: pero la inseguridad com¨²n es un factor unificador.
La generaci¨®n que toma el poder en el PCI es, en su comportamiento, una generaci¨®n poscomunista. Comunismo, para ellos, es una sigla, no una idea. ?Y c¨®mo podr¨ªa ser de otra forma? Se trata, por tanto, de vender un producto: ?por qu¨¦ la etiqueta comunista, convertida en un nombre y no en una cosa, no podr¨ªa venderse a¨²n bastante bien en Italia? La derrota de los mejoradores se debe fundamentalmente a su edad. Ellos han vivido la ¨¦poca de las ideolog¨ªas; la dificil conciliaci¨®n entre democracia y comunismo ha sido para ellos un problema real. Han vivido todo el conflicto surgido en el PCI por la crisis del estalinismo. Han concluido una historia, hansuperado, como afirma Napolitano, "las antiguas fronteras", pero no se han dado cuenta de que los dem¨¢s hab¨ªan eliminado los mapas geogr¨¢ficos. Ya no quedaban fronteras.
No constituye una casualidad, sino un s¨ªmbolo, el que el joven poscomunista Walter Veltroni sea el dirigente comunista que ha tenido m¨¢s votos en la elecci¨®n para la direcci¨®n del partido. Nadie recuerda una referencia por parte de Veltroni al dilema entre democracia occidental y el socialismo real. Veltroni es de "despu¨¦s": la sociedad en la que se encuentra a gusto ya no conoce esquemas ideol¨®gicos. El poscomunismo del PCI ha comenzado en los cuadros intermedios y la clase dirigente. Es dificil decir qu¨¦ es lo que va a hacer el poscomunismo en el PCI: el hecho es que ha ocuirrido. La habilidad de algunos dirigentes comunistas de altura, sobre todo de Ingrao, ha sido la de dirigir la operaci¨®n con un estilo de continuidad. Ingzao ha sustituido gradualmente en el lenguaje corriunista la clase, la explotaci¨®n, la revoluci¨®n con los movimientos feminista, juvenil, ecologista, pacifista, cat¨®lico, etc¨¦tera. Lo ha hecho bajo la insignia de la cr¨ªtica al capitalismo. Pero de esta forma ha permitido a la generaci¨®n poscomunista ocupar la ¨¦poca de lo ef¨ªmero al amparo de la continuidad de la tradici¨®n.Testimonio de? tiempo?Pero acaso no era la transici¨®n poscomunista a principio de los a?os ochenta la tesis creada por el veneciano Granisci, cuya figura m¨¢s conocida era Massimo Cacciari? El hecho de que el fil¨®sofo-pol¨ªtico veneciano vuelva a aparecer ahora con un planfuerte para Venecia que el PCI legitima es tambi¨¦n un testimonio del tiempo. Entonces, a'comienzos de los ochenta, la propuesta poscomunista fue considerada como inadmisible por un PCI todav¨ªa ligado a la ideolog¨ªa, y son¨® como her¨¦tico a los o¨ªdos de Berlinguer. ?Hay hoy otros o¨ªdos sordos a este proyecto que Ingrao y Natta han bendecido con la sal de la tradici¨®n italiana del comunismo?Esta pregunta parece haber tenido ya respuesta en el congreso y en el comit¨¦ central. El PCI poscomunista se convierte en un partido de opini¨®n y de imagen: no mira a los afiliados sino a los electores. No se sorprende, por tanto, de que los mejoristas hayan sido marginados. Ellos todav¨ªa libran la batalla de las dos d¨¦cadas anteriores. Ahora los poscomunistas se preparan para luchar contra el PSI en igualdad de condiciones con la pol¨ªtica de la imagen y juegan la partida iniciada por Craxi.
La DC ha captado el poscomunismo en alg¨²n caso, como es el de Leoluca Orlando, que ha entrado como protagonista en el mundo del espect¨¢culo y que no es una casualidad que hoy constituya el punto de entendimiento m¨¢s consistente entre la DC y el PCI. Pero la DC es un partido en el que el cambio generacional todav¨ªa no ha tenido lugar: por esta raz¨®n la DC desconfia de los poscomunistas m¨¢s de lo que tem¨ªa a los comunistas. La nueva generaci¨®n del PCI podr¨ªa, por tanto, encontrarse aislada por haber ido demasiado lejos en el camino de la modernizaci¨®n.La forma en la que los poscomunistas gestionar¨¢n su nuevo poder quedar¨¢ de manifiesto por las pr¨®ximas aventuras electorales y pol¨ªticas. Las elecciones indicar¨¢n si un PCI que pierde la memoria hist¨®rica y elige el lenguaje radical es visto como algo distinto respecto al anterior. ?Captar¨¢ el elector, al que no le ha gustado el comunismo distinguido de Natta, el mensaje que le lanza el partido poscomunista de Occhetto y Veltroni?
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