?ltima frontera en Namibia
Las fuerzas de la ONU intentan que el camino hacia la independencia se recorra sin violencia
A la vuelta de la esquina de la estaci¨®n de polic¨ªa de las Naciones Unidas (UNTAG) hay un puesto de control del Ej¨¦rcito de Namibia con tropas armadas y un foso de inspecci¨®n para revisar los veh¨ªculos por debajo por si hubiera explosivos escondidos. En Ondangwa, el denominado cuerpo de color (mulatos) surafricano tiene una torre de vigilancia encima de la casa que utiliza la polic¨ªa de la UNTAG. Justamente detr¨¢s de esta construcci¨®n se encuentra el campo de tiro donde las fuerzas surafricanas realizan sus pr¨¢cticas.
Antes de transcurridas 24 horas de su llegada al puesto de Ondangwa, un oficial de polic¨ªa sueco recalc¨®: "No veo que venga ninguna persona negra con una queja. Tal vez deber¨ªamos instalar oficinas m¨®viles de la ONU no bajo las mismas narices de los soldados. A lo mejor vamos a tener que instalar una oficina m¨®vil de las Naciones Unidas fuera de las bases militares para facilitar que: los negros lleguen hasta nosotros sin sentirse intimidados".Mientras que las fuerzas militares de las Naciones Unidas han estado llegando continuamente a la frontera con Angola para controlar el progreso de la resoluci¨®n n¨²mero 435, la polic¨ªa est¨¢ empezando a llegar ahora, y para finales de la pr¨®xima semana sumar¨¢n unos 400.
La regi¨®n de Owambo parece un paisaje del desierto del S¨¢hara, con altas y elegantes palmeras que se recortan contra el horizonte azul y carreteras de blanca, fina arena.
Aproximadamente, la mitad de la poblaci¨®n de Namibia, unos 1,3 millones de habitantes, vive aqu¨ª, el centro de apoyo del movimiento independentista Organizaci¨®n Popular del ?frica del Suroeste (SWAPO), que espera ganar las elecciones generales de noviembre, supervisadas por las Naciones Unidas.
"Estamos enviando de inmediato toda la polic¨ªa al Norte" dijo el coronel KIaas Roos, jefe de operaciones de la polic¨ªa de las Naciones Unidas. "Ese es el ¨¢rea m¨¢s inestable, y una vez tengamos ah¨ª a todos los hombres podremos empezar a hacerles retroceder hacia Windhoek y m¨¢s al Sur todav¨ªa, donde la situaci¨®n est¨¢ m¨¢s tranquila".
En los ¨²ltimos 10 d¨ªas la lucha tambi¨¦n se redujo despu¨¦s de que 1.800 guerrilleros del SWAPO cargados de armas se infiltraron desde Angola.
Cerca de 280 murieron en la lucha, unos 800 volvieron a Angola y, desde el pasado mi¨¦rcoles d¨ªa 19, los restantes disponen de 60 ahoras para abandonar Namibia, mientras las tropas namibias y surafricanas permanecen en sus bases.
Confusi¨®n
Pero el ultim¨¢tum de Sur¨¢frica parece m¨¢s un movimiento pol¨ªtico que un verdadero plazo l¨ªmite: dado que nadie sabe con seguridad cu¨¢ntos guerrilleros entraron originalmente, el n¨²mero de los que se fueron y los que se quedaron es tambi¨¦n confuso.Sur¨¢frica est¨¢ ansiosa de que el impulso que conduce a Namibia a su independencia vuelva a su debido curso, y quiere que el problema de la violaci¨®n por parte del SWAPO de la resoluci¨®n n¨²mero 435 de las Naciones Unidas se solucione r¨¢pidamente.
El primer grupo de 120 polic¨ªas holandeses, irlandeses y suecos estaba en su puesto en Katima Mulilo, en el extremo de la franja de Caprivi, en Rundu, en el r¨ªo Kavango, fronterizo con Angola, en la ciudad de Oshakati y en la base a¨¦rea de Ondangwa, en Owamboland central, y en Ruacana, en la frontera, y Opuwo, en Kaokoland, al Oeste. Se abri¨® una oficina en Katutura, el municipio negro de las afueras de Windhoek. Las estaciones de polic¨ªa y los cuarteles de los hombres estaban desnudos y llenos de ecos cuando los hombres plegaron sus camas e hicieron el equipaje y empezaron a salir de inmediato en patrullas para conocer a la poblaci¨®n.
"Todav¨ªa no tenemos tel¨¦fono en la estaci¨®n de polic¨ªa", dijo John Rwambuya, director general de la UNTAG en Oskahati. "Las banderas para los Land Rover y las estaciones de polic¨ªa se extraviaron en Windhoek, pero ya deben estar en camino".
El sargento mayor Cees Vermeulen, holand¨¦s, con base en Ondagwa, dijo, con cara seria: "Pero tenemos una caja llena de impresos. Los bur¨®cratas pueden olvidar las banderas, pero nunca los impresos".
Sin un asta para la bandera en el exterior del edificio, la bandera no parec¨ªa una necesidad inmediata. "Hemos pedido a los ingenieros australianos que nos pongan uno", dijo el superintendente Peter Fitzgerald, irland¨¦s, comandante de polic¨ªa del distrito. "Estarnos listos para empezar".
Los polic¨ªas tienen uno de los trabajos m¨¢s delicados: vigilar a la polic¨ªa africana del Suroeste (SWAPOL), que ha sido acusada con frecuencia por la poblaci¨®n local de violencia e intimidaci¨®n. Su unidad m¨¢s temida, Oevoet (palanca), fue disuelta en noviembre del a?o pasado.
El comandante de distrito de la polic¨ªa de la ONU en Rundu, mayor Jan van der Weerd, de Holanda, lleg¨® a su nuevo puesto para investigar ocho denuncias de intimidaci¨®n de SWAPOL sobre los habitantes.
"Sabemos que ser¨¢ dif¨ªcil", dijo un polic¨ªa sueco. "La polic¨ªa namibia tiene la ventaja del conocimiento local, de saber los idiomas y de haber establecido contactos durante m¨¢s de una d¨¦cada. Podr¨ªamos controlar tres patrullas de SWAPOL y no encontrar nada incorrecto, mientras que una cuarta patrulla podr¨ªa salir y hacer lo que quisiera en otra parte. Ser¨ªa dif¨ªcil que nosotros nos enter¨¢semos".
Los contactos iniciales entre la polic¨ªa de la ONU y la local fueron cordiales, pero tendr¨ªa que pasar un d¨ªa o dos para que comenzara el verdadero control. "Nuestra tarea principal ser¨¢ impedir intimidaciones durante la campa?a electoral", dijo el coronel Roos. "No s¨®lo intimidaci¨®n por parte de la polic¨ªa namibia. Tambi¨¦n informarermos si hay intimidaci¨®n por parte del SWAPO o cualquier otro, si nos enteramos de ello".
Tanto el Gobierno namibio como el SWAPO se han acusado mutuamente de intimidaci¨®n por parte del otro, y se ha constituido una comisi¨®n para investigarlos.
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