Precios a tiempo
LA APROBACI?N de los precios agrarios, el pasado d¨ªa 22 en Luxemburgo, introduce una novedad desconocida hace tiempo en la Comunidad Europea. Hac¨ªa tres a?os que la CE no lograba fijar este objetivo a tiempo (es decir, en abril, ¨¦poca a partir de la cual las primeras cosechas tempranas marcan el inicio de la nueva campa?a agraria). Y desde varios a?os antes del ingreso de Espa?a en la Comunidad este trascendental acuerdo para la econom¨ªa y la agricultura europeas no se consegu¨ªa por unanimidad. Los intereses encontrados y la proximidad de elecciones en algunos de los pa¨ªses miembros han dado pie tradicionalmente a enfrentamientos no siempre superables. Se trata de un tanto muy significativo a apuntar en el haber del a veces tan denostado ministro de Agricultura, Carlos Romero, a quien no le adornan excesivas virtudes diplom¨¢ticas, pero a quien se le debe la justicia de reconocerle, en cambio, una tenacidad permanente y una sagacidad pol¨ªtica a prueba de des¨¢nimo.Los precios agrarios son una de las grandes decisiones que la CE adopta cada a?o. Afectan a 11 millones de agricultores y ganaderos, aunque no son precios de mercado. La pol¨ªtica proteccionista de la Comunidad en agricultura ha creado una red de seguridad para los productores agrarios, con unos precios m¨ªnimos garantizados que perciben cuando la ley de la oferta y la demanda sit¨²a el valor de sus productos por debajo. Son unos precios indeseables a los que se acude cuando no existe mejor salida, pero cumplen con la funci¨®n b¨¢sica de asegurar unas rentas m¨ªnimas y de permitir una planificaci¨®n como empresa a los productores del campo.
Estos llamados precios de garant¨ªa o intervenci¨®n influyen, sin embargo, decisivamente en los precios que marcan almacenistas y operadores, y consecuentemente, en los que paga el consumidor final, mucho m¨¢s altos. Desde este perspectiva, los precios para la campa?a 1989-1990 representan una baja de las rentas agrarias. El acuerdo conseguido limita, no obstante, los efectos negativos, porque las reducciones de precios aprobadas son sensiblemente inferiores a las propuestas iniciales de la Comisi¨®n Europea, obligada por los acuerdos del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) a bajar el valor en unidades de cuenta europeas (ECU) de los productos. A la pol¨ªtica de correcci¨®n de excedentes agrarios se ha a?adido la guerra comercial con Estados Unidos y otros grandes productores, que han perdido mercados exteriores a consecuencia de la pol¨ªtica de subvenciones a la exportaci¨®n que practica la Comunidad.
Si la t¨®nica general es de descenso en los precios de intervenci¨®n, en Espa?a el resultado va a ser una subida media en torno al 1,3%. Este efecto positivo se debe a las ayudas para ciertos sectores y a una negociaci¨®n defensiva que ha evitado recortes en los c¨ªtricos y garantizado subidas en porcino, aceite de oliva, girasol y vino. Las reducciones afectan principalmente a los cereales y la remolacha azucarera. A Espa?a le ha seguido beneficiando el proceso de aproximaci¨®n a los precios comunitarios, salvo excepciones, como la mantequilla, m¨¢s altos que los internos.
El desmantelamiento progresivo de los montantes compensatorios monetarios, positivos en nuestro caso, producir¨¢ rebajas a?adidas de los precios interiores y suprimir¨¢ est¨ªmulos a la exportaci¨®n. Buena se?al para el ministro Solchaga en su lucha contra la inflaci¨®n provocada por la subida de los precios alimentarios, pero mala noticia para unos agricultores que no tienen el nivel de vida de bastantes de sus colegas comunitarios.
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