La d¨¦bil voz de la fotograf¨ªa
El C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid programa cada a?o por estas fechas exposiciones de fotograf¨ªa reunidas bajo el ep¨ªgrafe de Foco. Por ellas han desfilado obras y fot¨®grafos que muestran una nueva forma pl¨¢stica de expresi¨®n. La edici¨®n de Foco de este a?o, que permanecer¨¢ abierta hasta el 4 de junio en la Sala de Exposiciones del C¨ªrculo, est¨¢ dedicada a dos nombres de la fotograf¨ªa: KoIdo Chamorro (Vitoria, ?lava, 1949) y Josef Koudelka (1938).
"La fotografia es como una voz d¨¦bil, que a veces no se oye, aunque, si est¨¢ bien concebida, siempre se hace escuchar". Tal era la reflexi¨®n de uno de los m¨¢s grandes fotorreporteros de este siglo, W. Eugene Smith, cuyo modo de hacer se convierte ahora en una reinterpretaci¨®n de su obra, simult¨¢nea a la de su generaci¨®n, bajo la apariencia de mil nuevas formas, registradas en escenarios tan dispares y distintos a los de aqu¨¦l, como Checoslovaquia, Francia, Reino Unido, Escocia, Irlanda, Portugal o Espa?a. Tales son las caracter¨ªsticas esenciales de las fotos que se exhiben en la sala del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid (hasta el 4 de junio). Relatos visuales de corte documental realizados por dos autores de an¨¢logo estilo: Josef Koudelka (Boskovice, Moravia, Checoslovaquia, 1938) y KoIdo Chamorro (Vitoria, ?lava, 1949).Durante cinco a?os, Foco, la muestra anual de la imagen fotogr¨¢fica organizada por el ¨¢rea de fotografia del C¨ªrculo de Bellas Artes, se ha caracterizado por ense?ar fragmentariamente los sucesivos y dispares planteamientos est¨¦ticos por los que discurren las corrientes del medio.
Frente a la apuesta -en modesta escala- de la edici¨®n de 1988, por lo que pudi¨¦ramos identificar con las tendencias de la fotograf¨ªa de final de siglo, la presente, y a trav¨¦s de 300 obras (150 por autor), nos trae el aroma del fotorreportaje de las d¨¦cadas sesenta-setenta.
Material que puede considerarse como heredero directo de aquellos ep¨ªgonos de la obra de los ya m¨ªticos fotorreporteros, cuya producci¨®n refleja las contiendas b¨¦licas m¨¢s significativas de este siglo (Eugene Smith, Robert Capa, Eliot Elisofon, H?rst Faas), mitigado por los matices espec¨ªficos de la dulce violencia residual tras los bombardeos.
Relatos
Tem¨¢ticas tales como El exilio, o relativas a etnias marginales, Gitanos, impregnan la mayor parte de la obra de Koudelka, sumergi¨¦ndonos en una apasionada reflexi¨®n ante situaciones de apacible apariencia cotidiana, pero transformadas en objetos inquietantes mediante el relato que la c¨¢mara hace de ellas. Fotos de una triste paz, repletas de contradicciones, especialmente llevaderas a la pl¨¢stica de la copia en blanco y negro. Son los espejismos que trae la memoria, y que a¨²n perduran, de las im¨¢genes de Cartier-Bresson, August Sanders, Weston, asimiladas por otros fot¨®grafos que hicieron infinitas lecturas y relecturas de sus obras. Poco a poco, con los a?os, la sincron¨ªa existente entre la fugacidad de los disparos de las m¨¢quinas de guerra y de hacer fotos se tradujo en un hieratismo que a priori parecer¨ªa m¨¢s propio del cartelismo teatral que fotogr¨¢fico. Excepto la convulsi¨®n de las im¨¢genes de los carros de combate invadiendo Praga en 1968, los sucesos de la plaza de Venceslas y la repulsa ciudadana consiguiente, que marcaron a Koudelka para siempre, el resto de sus fotograf¨ªas se resuelve con el inquietante respiro que pone fin a cualquier situaci¨®n l¨ªmite.Con un esquema en la l¨ªnea anterior, KoIdo Chamorro estructura su colecci¨®n en las series La Espa?a m¨¢gica, El santo Cristo ib¨¦rico, Los hijosdalgos de Iturgoyen, Fuentelencina: ciclo de sol, todas de naturaleza documental, excepto La violaci¨®n c¨®smica, que constituye un conjunto de obras netamente experimental, realizadas en color a partir de emulsiones Polaroid PN 55.
La dial¨¦ctica formada por esta ¨²ltima colecci¨®n, de corte totalmente simb¨®lico, saturado de barrocas referencias, evidencia esa cara oculta que poseen muchos de los autores que hoy deambulan por el ¨¢rea de lo documental, que, de una u otra forma, con los propios materiales; que registran habitualmente sus c¨¢maras o con otros inventados al margen de lo hist¨®rico, tientan la realidad en sus l¨ªmites.
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