El cine recupera las pel¨ªculas de agitaci¨®n pol¨ªtica
ENVIADO ESPECIAL, Tiempo de los gitanos, dirigida por el yugoslavo Emir Kusturica, y Reuni¨®n, coproducci¨®n europea dirigida por Jerry Schatzberg, volvieron a subir en la jornada de ayer el tono del festival, que est¨¢ lleno de altibajos. El c¨¦lebre actor norteamericano Jason Robards present¨® la segunda pel¨ªcula, de la que es protagonista. El filme yugoslavo exalta el universo m¨¢gico de una minor¨ªa ¨¦tnica. El franco-alem¨¢n-brit¨¢nico vuelve a exponer el genocidio de los nazis contra la etnia jud¨ªa e insiste en la respuesta del cine a los ¨²ltimos brotes de neofascismo.
La contestaci¨®n del cine europeo a los nuevos fascismos se inici¨® en septiembre de 1988 en el festival de Venecia. Se acentu¨® en febrero pasado durante el de Berl¨ªn. Y ahora prosigue su escalada en esta edici¨®n del de Cannes.La respuesta antifascista no procede ya ¨²nicamente de Europa. Los pr¨®ximos d¨ªas tendremos ocasi¨®n de hablar, adem¨¢s de la alemana La tela de ara?a, de la japonesa Lluvia negra y de la norteamericana Do the right thing, del director de raza negra Spike Lee, que trae la aureola de una virulenta denuncia del recrudecimiento del racismo en Estados Unidos en la era Reagan. Resurge en ellas, despu¨¦s de muchos a?os de silencio, el cine de agitaci¨®n pol¨ªtica, que se endurece por d¨ªas.
Jason Robards derroch¨® iron¨ªa y se mostr¨® combativo en su presentaci¨®n de Reuni¨®n, que, no obstante, es un filme en el que los resultados no est¨¢n a la altura de las intenciones. M¨¢s violento de palabra que de imagen, tiene dignidad, pero s¨®lo eso. La precisi¨®n del gui¨®n de Harold Pinter (aunque no alcanza la perfecci¨®n de sus trabajos en El coleccionista y Accidente) se diluye en la direcci¨®n, muy imprecisa, de Schatzberg, que se muestra proclive a las soluciones visuales f¨¢ciles. Hay en ¨¦l una falta ostensible de autoexigencia en un asunto tan exigente como el que desarrolla este filme.
Magia
Mucho m¨¢s profundo es el yugoslavo Emir Kusturica (director de Pap¨¢ est¨¢ en viaje de negocios, que gan¨® el gran premio de Cannes en 1984) en su esperada Tiempo de los gitanos, que es una pel¨ªcula formidable, pero por desgracia irregular.Su hora inicial es insuperable y da idea del talento de este cineasta, capacitado como pocos para moverse ¨¢gilmente en la ambig¨¹edad, a mitad de camino entre la tragedia y la humorada, entre el verismo y la magia. Esa hora inicial de cine que hay en Tiempo de los gitanos es, con mucho, lo mejor que se ha visto hasta ahora aqu¨ª.
Pero al filme le queda otra hora de metraje en la que Kusturica, personalidad sin sentido de la medida, pierde los papeles y no sostiene la fort¨ªsima intensidad inicial de su filme. De haberlo mantenido en el mismo ritmo de principio a fin hubiera logrado esa obra maestra que siempre sebusca, aunque pocas veces se encuentra, en un festival que convoca a lo mejor de la producci¨®n mundial de cada a?o.
Y, mientras las pel¨ªculas se suceden en un torbellino de proyecciones, prosiguen los debates te¨®ricos entre los cineastas.
La ¨²ltima contribuci¨®n procede de la voz incomparable de un viejo maestro, el norteamericano Elia Kazan, ya apartado del cine activo, que ha venido aqu¨ª a presidir nuevas discusiones sobre el inagotable manantial del cine y la libertad.
Especulaciones, experiencias e ideas se suman unas a otras, y hay ya suficientes palabras acumuladas para llenar tomos con que ilustrar la encrucijada en que se encuentra el cine.
Babelia
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