Del 'pop' chabacano al 'pop' caliente

La gente quiere diversi¨®n. En la tarde-noche del pasado d¨ªa 15, el numeroso p¨²blico que se dio cita en el Pabell¨®n de Deportes del Real Madrid confundi¨® el santoral, acopl¨¢ndolo a su conveniencia. Durante unas horas San Isidro pas¨® a ser San Ferm¨ªn, y el Madrid de la nueva ola y la movida se transform¨® en una confusi¨®n de brazos levantados, bailes fren¨¦ticos y litros de sudor que recordaban, inevitablemente, a algunos de los mejores momentos de las fiestas pamplonicas. Poco importaban la m¨²sica, las canciones o el sonido; la gente quer¨ªa bullicio, juerga, diversi¨®n.

Chupinazo

El chupinazo lleg¨® con Los Inhumanos. Despu¨¦s de la decepcionante actuaci¨®n de los mallorquines Peor Imposible, el grupo valenciano transform¨® la vetusta y maloliente cancha de baloncesto en una inmensa pista de baile.Cuatro m¨²sicos (guitarra, bajo, bater¨ªa y teclados) forman una base instrumental sobre la que alrededor de 20 cantantes-c¨®micos, disfrazados de frailes, realiz¨® un sinf¨ªn de mamarrachadas, f¨ªsicas y vocales, no demasiado relacionadas con lo que generalmente se entiende por m¨²sica.

Su ¨²nico fin es convertir su presencia en escena en una fiesta, cosa que logran, para lo cual no dudan en mofarse de todo tipo de g¨¦neros. Lamentablemente, a los pocos minutos de comenzar su espect¨¢culo todo est¨¢ visto y o¨ªdo; y cuando un grupo de estas caracter¨ªsticas pierde la capacidad de sorpresa tambi¨¦n pierde la raz¨®n de ser. Acabaron convertidos en una vulgar comparsa de fiesta de pueblo, donde no faltaron ni los detalles er¨®tico-festivos (un acelerado strip-tease) ni un punto de crueldad con los animales (un le¨®n vivo, enjaulado en el centro del escenario, soport¨® estoicamente los focos, el calor y los vatios).

El grupo Toreros Muertos dieron un afortunado giro a la noche, demostrando que un grupo pop, haciendo m¨²sica de verdad, tambi¨¦n puede desprender una alegr¨ªa contagiosa y bailable. Ellos imprimieron un ritmo endiablado a su actuaci¨®n, intercalando h¨¢bilmente baladas y otros recursos de repertorio, al tiempo que presentaban las canciones de su nuevo elep¨¦, Mundo Caracol.

Pablo Carbonell, l¨ªder de Toreros Muertos, no posee una gran voz, pero la dosifica a la perfecci¨®n, control¨¢ndola con la misma seguridad con que se mueve por escena. Son int¨¦rpretes maduros que no buscan la risa f¨¢cil, y prefieren lo ir¨®nico a lo chabacano.

Veinticuatro horas despu¨¦s, los donostiarras 21 Japonesas presentaron su segundo elep¨¦, Hombre de la selva, con su nueva formaci¨®n, que incluye una peque?a secci¨®n de viento y dos bailarinas.

De esta manera queda a¨²n m¨¢s atractiva una puesta en escena que demuestra estar en continua evoluci¨®n. Su gran riqueza r¨ªtmica y su variedad instrumental les convirti¨® en las estrellas de la noche, muy por encima del grupo de Granada La Guardia, te¨®ricas estrellas de la noche, que, sin embargo, se mostraron inmaduros y blandos.