De Mille y Lubitsch, la vigencia de los primitivos

LLega esta sobremesa uno de los m¨¢s carism¨¢ticos y gloriosos fastos de Cecil B. de Mille, Sans¨®n y Dafila, largo tiempo ausente de nuestros ojos. Sans¨®n y Dalila procura esa magia especial, ese duende que el cine ten¨ªa antes y que tanto pose¨ªa De Mille, un primitivo cuyo cine permanece vigente. No s¨®lo hace falta comprobar la pr¨¢ctica desaparici¨®n del cine b¨ªblico de la producci¨®n actual -y la relativa decepci¨®n de sus excepciones: ah¨ª est¨¢ aquel Rey David, de Richard Geresino que un remake reciente y televisivo de Sans¨®n y Dalila -donde, curiosamente, un ve terano V¨ªctor Mature encarna ba al padre de Sans¨®n- demostr¨® que, por mucho adelanto t¨¦cnico que hoy posea la m¨¢quina de registrar cosas, el tiempo evapor¨® la inspiraci¨®n.Inspirada es, en efecto, la pel¨ªcula de De Mille; inspirada, pura y febril, un encantador espect¨¢culo de acci¨®n, tan encantador como Hedy Lamarr. Escenas memorables como la de Sans¨®n luchando contra todo un ej¨¦rcito y aplastando craneos con una quijada de mam¨ªfero, o la destrucci¨®n del templo, un prodigio de decorado y colosalismo kitsch.

Y como kitsch rima con Lubitsch, venga un estupendo Lubitsch mudo esta madrugada: El pr¨ªncipe estudiante, una entretenida opereta de Dorothy Donnelly y Sigmund Romberg, rom¨¢ntica historieta de amor entre el heredero de una corona y la hija de un humilde mesonero. Norma Shearer y Ram¨®n Novarro dan una dulzura camp a la pel¨ªcula, que exhibe continuos toques Lubitsch, sus proverbiales elipsis y maliciosas sugerencias.

Completan el men¨² Su milagro de amor, entre el drama social y el romanticismo desaforado; y La ca¨ªda de Italia, filme yugoslavo sobre el p¨¢nico que provoc¨® el derrocamiento de Mussolini en peque?a localidad de Dalmacia.