OTAN a los 40
LA 'CUMBRE' de la OTAN se re¨²ne ma?ana en Bruselas, en un momento en que, a los 40 a?os de su fundaci¨®n, la Alianza Atl¨¢ntica necesita una revisi¨®n profunda de los fundamentos sobre los cuales fue establecida. La disputa entre la RFA, de un lado, y EE UU y el Reino Unido, de otro, sobre la modernizaci¨®n de los misiles nucleares de corto alcance y sobre la conveniencia de iniciar negociaciones con la URSS para reducir ese tipo de misiles ha dominado en los ¨²ltimos meses las relaciones entre los pa¨ªses de la OTAN. Parece probable que en Bruselas se llegue a un compromiso m¨¢s bien favorable a la tesis alemana occidental -contraria a la modernizaci¨®n y favorable a una inmediata negociaci¨®n con la URSS para eliminarlos-, apoyada por la mayor¨ªa de los aliados. Sobre todo despu¨¦s de la nueva propuesta de la URSS en las negociaciones de Viena sobre armas convencionales, que abre -seg¨²n ha dicho el portavoz de la Casa Blanca- perspectivas de un avance serio y r¨¢pido en ese aspecto del desarme tan decisivo para Occidente.Es significativo que Bush, despu¨¦s de esa propuesta, haya tenido que reescribir los discursos preparados para su gira europea. La iniciativa sigue en el campo de Gorbachov, y ello se debe, en gran medida, a la incapacidad de EE UU -y de Occidente en general- de repensar la estrategia y la propia filosof¨ªa de la Alianza ante los cambios que se est¨¢n operando en Europa del Este.
Reagan tuvo el acierto de compatibilizar un discurso primitivamente antisovi¨¦tico con un sentido pragm¨¢tico que le permiti¨®, ante ofertas concretas de Gorbachov, firmar el primer tratado en la historia por el que se suprim¨ªan armas nucleares e iniciar una cooperaci¨®n fruct¨ªfera para superar los conflictos regionales. Pero Bush tiene que ir m¨¢s lejos. Lo que ahora necesita Occidente es una pol¨ªtica con may¨²scula; no respuestas de coyuntura a lo que Gorbachov propone, sino una visi¨®n de conjunto que permita aprovechar, en beneficio de la paz, de? desarme, de la seguridad de Europa y del mundo, la etapa completamente inesperada que se ha abierto en la historia de la URSS y del Este en general.
Durante los ¨²ltimos tres a?os se han producido pruebas suficientes de que Gorbachov, presionado por la urgencia de sacar a su pa¨ªs de la par¨¢lisis econ¨®mica, necesita -y, por tanto, quiere- el desarme. Por eso multiplica gestos e iniciativas. Ver en todo ello maniobras y reaccionar con recelos no corresponde con certeza a la actitud que se espera de una Alianza que fue creada para la defensa de la paz, la libertad y la democracia.
A los 40 a?os de su nacimiento, la OTAN -que puede sentirse satisfecha de haber contribuido a una era de paz en Europa sin precedentes- tiene la oportunidad de hacer que tales ideales se extiendan a zonas del mundo donde ayer eran rechazados. Para ello es urgente que reconozca que los presupuestos estrat¨¦gicos sobre los cuales fue construida se han convertido en mitos inservibles. Como ha proclamado el veterano diplom¨¢tico George Kennan, aplaudido por el Senado de EE UU, la URSS ha dejado de ser "el enemigo", y, por tanto, hay que inventar una pol¨ªtica no para perfeccionar los armamentos, sino para desarmar -con todas las garant¨ªas y controles que sean precisos-, ayudar a los procesos de democratizaci¨®n que tienen lugar en el Este y fomentar la cooperaci¨®n en todos los terrenos dentro del continente.
As¨ª lo comprenden ya no pocos Gobiernos europeos, por encima de las diferencias entre izquierda y derecha, en particular el de la RFA y los de los pa¨ªses mediterr¨¢neos. La OTAN tiene que dejar de ser una especie de lobby de las tendencias militaristas, dedicado a cerrar el paso a las ideas nuevas y a presionar a los Gobiernos para que sigan encerrados en las concepciones del pasado.
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