Las madres del tendido del 7
, En el callej¨®n, los toreros buscan el desaf¨ªo. No el del ruedo, sino el de las gradas. Y cuando lo encuentran, la madre de alg¨²n espe tador del, tendido del 7 sale a relucir. Si el otro d¨ªa era Espartaco el que generalizaba el insulto a todo el 7, ayer fue un pe¨®n de Campuzano el que, mirando de frente a un aficionado, vocalizaba claramente, como si a un sordomudo se dirigiera, una supuesta profesi¨®n de su madre.
No hay que esperar a que termine la faena para buscar ese desaf¨ªo. Un buen momento es cuando el torero deja respirar al bicho. Al 7, siempre exigente, nunca le faltan argumentos para protestar. Y entonces, quien as¨ª lo quiere, reta a alguien concreto. El subalterno ech¨® desde el burladero la mirada hacia el 7. Y se encontr¨® con la de un apasionado barbudo quien, enfundado en un saco de pl¨¢stico verde, hac¨ªa gestos de que hab¨ªa pagado por ver algo m¨¢s de lo que se le mostraba en el ruedo.
Para todas las cuadrillas el 7 se ha convertido en una obsesi¨®n. All¨ª paran, indefectiblemente, de reojo o con descaro, las miradas de todos los que se visten de luces. Y se intercambian cuchicheos con asentimientos de cabeza mientras miran, una vez m¨¢s, hacia ese tendido maldito.
En el callej¨®n seliabla en voz baja. Y es que parece un recinto reservado a las lamentaciones. "En Ecuador las corridas se celebran a mediod¨ªa", comentaba V¨ªctor Mendes ante la tromba de agua con la que se abri¨® la corrida. "Hubiera valido", dec¨ªa cuando le devolvieron al corral su primer toro. El que le sustituy¨®, que tambi¨¦n acab¨® en el corral, no le gust¨® nada: "Es malo, ya v¨¦is c¨®mo embiste", y hac¨ªa movimientos zizagueantes con la mano ante su cuadrilla. De su primer sobirero, Mendes s¨®lo sab¨ªa que era un N¨²?ez y porque se lo dijo un pe¨®n. Y del segundo ni eso. "No s¨¦, es que no han dicho nada", se excusaba el subalterno. "Ser¨¢ de Bernardirio Gim¨¦nez" aventur¨® el maestro. Aunque no lo fuera le gust¨®. As¨ª lo corrobor¨® cuando su gente le dijo: "Puede servirte, ?eh?".
Juan Mora estaba sorprendido de la actuaci¨®n del presidente. Porque cuando sac¨®, por primera vez, el pa?uelo verde, le coment¨® a Campuzano: "Pronto lo ha hecho",. Ese toro fue el que aprovecharon los espont¨¢neos ante la indiferencia, desde el callej¨®n, de dos de los toreros. Mendes no prest¨® atenci¨®n al incidente. Y Mora permanec¨ªa refugiado de la lluvia en los voladizos del callej¨®n.
En el sexto coindicieron en el burladero de cuadrillas Campuzano y Mendes, porque qued¨® solitario rnientras Mora toreaba en el lado contrario. Mendes volv¨ªa a sus gestos: "Pasa y pum, pasa y pum", le explicaba a su compa?ero, con la rnano, el comportamiento del toro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.