El tren de alta velocidad, una oportunidad perdida
El autor lamenta que no se haya producido un debate m¨¢s amplio sobre el trazado del tren de alta velocidad (TAV) a su llegada a Madrid, que afecta al medio ambiente en esa comunidad. Al no haberse dado cabida a la opini¨®n de los ciudadanos, Azqueta opina que se ha perdido la oportunidad de hacer las cosas mejor.
Ven¨ªa recogiendo la Prensa, con cierta asiduidad, la pol¨¦mica despertada sobre el trazado del acceso del tren de alta velocidad (TAV) a su llegada a Madrid. Pol¨¦mica que parece haber llegado a su fin, ya que por lo visto se ha decidido mantener el originalmente previsto, a pesar de las protestas de la Comunidad, los grupos ecologistas, etc¨¦tera. Creo que hemos dejado pasar de nuevo una excelente oportunidad de hacer las cosas mejor.Tanto los argumentos a favor como en contra del trazado actual chocan parcialmente con un obst¨¢culo com¨²n: la necesidad de valorar una serie de intangibles que pueden terminar siendo decisivos en el c¨®mputo final de costes y beneficios de las diferentes alternativas.
Por ejemplo, los distintos grupos opositores han se?alado reiteradamente la agresi¨®n medioambiental que representa hacer transitar el TAV por unos parajes naturales especialmente escasos y protegidos. Por su parte, los defensores de la alternativa escogida es de suponer que hayan valorado, junto a los menores costes de inversi¨®n en infraestructura, el ahorro de tiempo que debe entra?ar la ruta seleccionada. Escoger una u otra supone, por tanto, valorar el cambio en el bienestar de la sociedad que introducen unos efectos determinados frente a otros Esta valoraci¨®n dista de ser sencilla, y se hace incluso m¨¢s complicada en el caso de los intangibles mencionados: tiempo, medio ambiente, ruido, etc¨¦tera.
Con mayor o menor fortuna, sin embargo, la teor¨ªa econ¨®mica ha ido proporcionando una serie de t¨¦cnicas para tratar de dar prioridad y comparar todos estos efectos contrapuestos. Uno podr¨¢ o no estar de acuerdo con ellas, pero tienen una ventaja indudable: son discutibles. Tanto las t¨¦cnicas en s¨ª como los par¨¢metros valorativos.
La medici¨®n del beneficio social que representa acortar el tiempo necesario para realizar un determinado viaje ha de resolver toda una serie de cuestiones previas: ?c¨®mo se ha solucionado el inevitable problema de las indivisibilidades? ?Cu¨¢l ha sido la valoraci¨®n que se le ha dado a la hora del trabajo? ?Y a la hora de tiempo libre? ?Se ha tenido en cuenta el nivel de renta de los afectados por el ahorro de tiempo? De ser as¨ª, ?qu¨¦ valor se le ha dado al par¨¢metro que recoge nuestro juicio de valor distributivo: la elasticidad de una hipot¨¦tica funci¨®n de la utilidad marginal del consumo social?
Mucho m¨¢s importantes son, desde luego, los aspectos relativos al lado negativo del problema: el deterioro que va a suponer el TAV en unos parajes naturales valiosos dentro de la Comunidad de Madrid. Tambi¨¦n aqu¨ª las preguntas son ineludibles: ?qu¨¦ m¨¦todo se ha utilizado para valorar el perjuicio social que supone esta agresi¨®n al medio ambiente? ?Las preferencias reveladas, el coste del viaje, las funciones hed¨®nicas ...? ?Por qu¨¦? Teniendo en cuenta el car¨¢cter ¨²nico del entorno afectado, ?qu¨¦ tasa de crecimiento de la demanda de sus servicios se ha estimado? ?Con qu¨¦ elasticidad-renta? ?Se ha llevado a cabo una estimaci¨®n del ritmo de decrecimiento en el tiempo de los beneficios que produce cada alternativa? Si es as¨ª, ?qu¨¦ rango de valores tiene la tasa de descuento que ha hecho finalmente aceptable la alternativa elegida?
Llegados a este punto, el espectador interesado tiene la impresi¨®n de que han podido ocurrir dos cosas:
La primera es que las preguntas anteriores hayan tenido una respuesta concreta, que, sin embargo, no ha trascendido. Ello supondr¨ªa que los responsables de la toma de decisiones han en cargado los estudios de evaluaci¨®n pertinentes, proporcionando los par¨¢metros valorativos ineludibles para poder llegar a un resultado concreto con unos juicios de valor claramente expresados y defendibles.
Tendencias tecnocr¨¢ticas
Proceder de esta forma supone dar la raz¨®n (que no les falta) a todos aquellos que argumentan que el an¨¢lisis de costes y beneficios sociales tiene fuertes tendencias tecnocr¨¢ticas y no democr¨¢ticas. Por un lado, porque esconde el an¨¢lisis de los problemas tras un lenguaje y unas construcciones especializadas m¨¢s o menos esot¨¦ricos. Por otro lado por no propiciar la participaci¨®n. En efecto, planteada en estos t¨¦rminos, la toma de decisiones se delega en un grupo de expertos. La disensi¨®n ya no tiene cabida, puesto que ellos son los que saben, aunque lo ¨²nico que dominan en mayor medida que los dem¨¢s es una t¨¦cnica.
El an¨¢lisis de costes y beneficios sociales no tiene necesariamente que desembocar en este poco aceptable resultado. Aunque la t¨¦cnica puede parecer a veces algo sofisticada, lo cierto es que las variables y las opciones envueltas son f¨¢cilmente comprensibles. Permiten, desde luego, el pronunciamiento al respecto de individuos, interlocutores sociales, colectivos de opini¨®n, etc¨¦tera. No se puede, por tanto, hurtar el necesario debate haciendo tecnocr¨¢tica hasta ese extremo la toma de decisiones.
La segunda alternativa es, desde luego, menos atractiva todav¨ªa. Supondr¨ªa aceptar simplemente que la decisi¨®n sobre el trazado del TAV a su paso por la Comunidad de Madrid se ha tomado sin tener en cuenta todos los factores significativos. En un contexto, adem¨¢s, en el que las consecuencias de cualquier error las vamos a sufrir nosotros y los que vengan detr¨¢s. Aparte de que puedan ser irreversibles.
La apuesta es, por tanto, alta. Un problema de esta trascendencia demanda un debate mucho m¨¢s abierto, y en profundidad, sobre las razones que nos llevan a preferir una opci¨®n determinada, y no una decisi¨®n emanada, en el mejor de los casos, de un grupo de expertos revestidos de autoridad (no de representatividad), simplemente porque dominan una t¨¦cnica que el resto de los mortales desconocemos.
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