Alguien se dej¨® ir un toro
Alguien se dej¨® ir ayer un toro, y no es por se?alar. Eso de dejarse-ir-un-toro es terminolog¨ªa coloquial taurina, que se aplica a los toreros que no entienden un toro noble. Aunque a veces los toreros que se-dejan-ir-un-toro, a quien no entienden es al p¨²blico. Tom¨¢s Campuzano ayer -y no es por se?alar- seguramente al noble toro tercero lo entendi¨®, pero no entendi¨® al p¨²blico. Tom¨¢s Campuzano ayer, cuando le pegaba pases a ese toro, confund¨ªa Madrid con otros pagos e igual que suelen hacer los diestros en otros pagos para cortar orejas, descargaba la suerte, met¨ªa pico y todo lo dem¨¢s.Todo-lo-dem¨¢s incluye zapatillazos. La t¨¦cnica de Tom¨¢s Campuzano consist¨ªa en provocar la arrancada chasqueando zapatillazo, dejar la pierna contraria escondida atr¨¢s, embarcar largo y, al remate, rectificar terrenos. Es decir, lo usual del toreo moderno, que en otros pagos vale orejas a espuertas, mientras en estos pagos se suele rechazar, pues sabe la afici¨®n que el toreo verdadero -dominador, meritorio y bello- es parar-templarmandar-cargar-la-suerte.
Puerto / Nime?o, Morenito de Maracay, Campuzano
Toros de Puerto de San Lorenzo, de gran trap¨ªo, cornalones astifinos, inv¨¢lidos, excepto 5? y 6? (sobrero), mansos y broncos, excepto 3? y 6?. Nime?o II: estocada ca¨ªda (aplausos y tambi¨¦n algunos pitos cuando saluda); pinchazo, otro baj¨ªsimo, pinchazo, otro hondo, rueda de peones y descabello (silencio). Morenito de Maracay: pinchazo hondo atravesado, pinchazo y estocada baja (silencio); pinchazo perdiendo la muleta y bajonazo descarado (bronca). Tom¨¢s Campuzano. estocada (divisi¨®n y saluda desde el tercio); estocada (silencio). Plaza de Las Ventas, 4 de junio. 231 corrida de la Feria de San Isidro.
Los taurinos interpretan ese rechazo a su conveniencia, propalando que los aficionados madrile?os, especialmente los del siete, mortifican a los toreros por af¨¢n de protagonismo. La bobada no tendr¨ªa mayor importancia si no fuera porque lo toreros se lo creen y llegan a Madrid convencidos de que los del siete les tienen man¨ªa. Le ocurri¨® a Campuzano ayer, que se encar¨® con los del siete porque le censuraban los latiguillos dichos.
Todo ciudadano se puede equivocar, los del siete inclu¨ªdos, si bien fue Tom¨¢s Campuzano quien tuvo ayer la equivocaci¨®n mayor, por no hacer toda su faena en el toro-que-se-dej¨®-ir, al estilo torero -?muy torero, por cierto!- con que instrument¨® los ¨²ltimos muletazos, tray¨¦ndoselo al tercio garbosamente mediante ayudados, trincheras, cambios de mano y molinetes, y la otra, cargando la suerte, seg¨²n esboz¨® en dos o tres ocasiones. La afici¨®n que protestaba y la que no dec¨ªa ni p¨ªo, est¨¢n deseando que un torero haga as¨ª y toree puro, para volcarse en ol¨¦s, y uno que podr¨ªa hacerlo sin problemas es el propio Tom¨¢s Campuzano, cuya vocaci¨®n torera y honestidad profesional nadie hab¨ªa puesto en duda.
Alguien se dej¨® ir un toro, s¨ª, pero adem¨¢s alguien hurt¨® a la afici¨®n su derecho inalienable a presenciar la lidia completa de toros ¨ªntegros, y ese se?or estaba en el palco. La mayor parte de los toros de ayer sufr¨ªan esa misteriosa invalidez que se produce unos minutos despu¨¦s de que aparezcan en el redondel. Salen los toros con impresionante trap¨ªo, embisten feroches, se quieren comer a Nime?o II (pongamos por caso) y, de repente, aminoran sus ¨ªmpetus juveniles, trastabillan, hocican, ruedan por la arena. Se indignaba por ello la afici¨®n y el presidente no hac¨ªa ni caso, provocando la desconcatenaci¨®n de los exorcismos t¨¢uricos. Nime?o no pudo lucirse a pesar de su valor y su torer¨ªa con dos toros que se le paraban, de puro inv¨¢lidos, y eso debe agradecerle al presidente desconcatenador.
A Morenito de Maracay le ocurri¨® lo mismo con su primero, y el otro, de gran arboladura y poderoso -derrib¨® dos veces- era un manso bronco derrot¨®n, al que no logr¨® dar ni un pase limpio. Morenito reuni¨® bien las banderillas con el inv¨¢lido, y con el fortach¨®n se alivi¨® prendi¨¦ndolas a toro pasad¨ªsimo. Alguien puso en pr¨¢ctica la primera parte de la m¨¢xima del Gallo: "Que viene el toro, te quitas t¨²; que no te quitas t¨², te quita el toro". Y ahora lo cuenta.
Babelia
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