Extrema cautela de Washington

La Administraci¨®n norteamericana ha reaccionado con extrema cautela a los acontecimientos de China. El presidente George Bush, que fue el primer embajador de Washington en Pek¨ªn despu¨¦s del restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas durante el mandato de Richard Nixon, se ha limitado a realizar una condena simb¨®lica de las matanzas registradas en la capital china.En un comunicado hecho p¨²blico desde su residencia de fin de semana en Kennebunkport, estado de Maine, Bush "ha deplorado" los acontecimientos de Pek¨ªn, pero se ha apresurado a expresar su esperanza de que la situaci¨®n retorne cuanto antes a la normalidad.

"Estados Unidos y la Rep¨²blica Popular China han construido con grandes esfuerzos una relaci¨®n constructiva y beneficiosa para ambas partes," manifestaba el comunicado presidencial. "Espero que China emprenda de nuevo la senda de la reforma pol¨ªtica y econ¨®mica de tal forma que esta relaci¨®n tan importante para los dos pueblos pueda continuar increment¨¢ndose". En parecidos t¨¦rminos se expres¨® el secretario de Estado, James Baker.

La cautela de la Administraci¨®n contrasta con la reacci¨®n del Congreso donde representants cualificados de ambos partidos han pedido la suspensi¨®n de la venta de armas a China as¨ª como el cese inmediato de las tranferencias de tecnolog¨ªa a ese pa¨ªs.

[El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, dijo ayer en Valencia, acerca de la matanza en Pek¨ªn, que esperaba una democratizaci¨®n "hasta el final" en China. Asegur¨® que los dirigentes chinos quieren una reforma econ¨®mica, pero no pol¨ªtica y "la liberalizaci¨®n", dijo, "no es digerible si no es completa".

La primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, se mostr¨® ayer "horrorizada" por la matanza de Pek¨ªn, mientras que los Gobiernos de Francia, Jap¨®n y Australia, entre otros, expresaron su preocupaci¨®n por los acontecimientos y la URSS manten¨ªa un embarazoso silencio.]