A Kareem Abdul-Jabbar le falta un ¨²ltimo t¨ªtulo
Kareem Abdul-Jabbar se retira del baloncesto profesional llev¨¢ndose con ¨¦l sus muchos r¨¦cords y mides de recuerdos. Su vig¨¦sima y ¨²ltima temporada se ha convertido en una gran gira de despedida Cada uno de los 25 equipos de la NBA mont¨® una ceremonia p¨²blica y le llovieron los regalos. Jabbar se retira a su casa en las islas de Hawai repleto de bienes, como un Rolls-Royce Silver Spirit de no m¨¢s de a?o, una motora Harley Davidson de color oro, un barco de vela de ocho metros de eslora y cientos de discos de jazz. El Rolls-Royce es un regalo de sus compa?eros de equipo, pero los Lakers de Los Angeles desean aportar un obsequio m¨¢s: un ¨²ltimo t¨ªtulo. ?nicamente as¨ª podr¨¢ marcharse gloriosamente.
El segundo partido de la final se jug¨® en la madrugada de hoy, sin que se conociera el resultado al cerrar esta edici¨®n.Respecto a Abdul-Jabbar, "la ¨²ltima vez que salga a la cancha para un partido ser¨¢ un momento apasionado y glorioso", ha declarado el t¨¦cnico de los Lakers, Pat Riley. Merece poder ser despedido de una manera digna, como un campe¨®n".
La gira de despedida fue organizada por la NBA, como una marcha triunfal en honor de uno de sus mitos. Se dej¨® que cada equipo realizara su propia ceremonia, lo que dio un sabor personal a cada presentaci¨®n. En Filadelfia el saxofonista Groover Washington Junior toc¨® un solo de nueve minutos. En Los ?ngeles, la cantante Whitney Huston le premi¨® con un beso. En Charlotte le dieron una mecedora. Nueva York, ciudad donde naci¨® y se form¨®, le obsequi¨® con una manzana de plata de Tiffany y con un cuadro con las camisetas del uniforme de su colegio, de la universidad de Ucla y de sus dos equipos profesionales, los Milwaakee Bucks y los Lakers.
Abdul-Jabbar nunca fue muy querido por los espectadores, en parte porque era negro, de car¨¢cter seco y serio y parec¨ªa un jugador que no daba su m¨¢ximo esfuerzo. Hubo comentaristas de la Prensa que declararon que lo de la gira era hip¨®crita y falso, pero al fin y al cabo result¨® ser una secuencia de despedidas calurosas y hasta apasionadas. En cada ocasi¨®n Abdul-Jabbar dio las gracias al p¨²blico por apoyar la NBA y dijo que se marchaba sin rencor.
"Me han encantado los regalos, pero lo que aprecio m¨¢s es el reconocimiento", declar¨®.
Regalos graciosos
Algunos de los regalos fueron graciosos. Chicago le premi¨® con una ca?a de pescar y 10.000 anzuelos. Los Clippers de Los ?ngeles le dieron una tabla de surf y un traje de buzo, ambos hechos a la medida. Fue obsequiado con un viaje para dos personas en barco por el oc¨¦ano Pac¨ªfico y unas vacaciones de esqu¨ª en Colorado. En Utah le nombraron alguacil y le regalaron un rifle winchester de 1886. Dallas le dio una escultura de un elefante africano de una piedra semipreciosa, valorada en 10.000 d¨®lares. El due?o de los Lakers, Jerry Buss, ha prometido construirle una cancha de tenis.Abdul-Jabbar ya ha ganado seis t¨ªtulos, cinco de ellos con los Lakers. Uno m¨¢s ser¨ªa un aut¨¦ntico obsequio, ya que ¨¦l no es la figura de antes, y no podr¨¢ ¨¦l solo conseguirlo. En el primer partido de la final contra los Detroit Pistons jug¨® s¨®lo 14 minutos y marc¨® ocho puntos. Hay quien dice que Abdul-Jabbar deb¨ªa haberse jubilado hace tiempo, pero ¨¦l responde que no, que en la gira se comprob¨® que hizo bien en quedarse. "Creo que he conseguido lo suficiente para que me dure por dos vidas, y por eso estoy agradecido".
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