Ejecutados tres chinos por quemar un tren en Shanghai

ENVIADA ESPECIAL Un tiro en la nuca acab¨® ayer con la vida de los ciudadanos chinos Xu Guoming, Xie Hanwu y Yang Xuerong. El alto tribunal que examinaba la apelaci¨®n de los tres condenados a la pena capital por un tribunal popular de Shanghai rechaz¨® la petici¨®n. "No hay raz¨®n para revisar la condena", dijo el tribunal que los ha enviado a la muerte. En Pek¨ªn, otros ocho condenados a muerte -siete hombres y una mujer- est¨¢n a la espera de un recurso de apelaci¨®n. El Gobierno chino ha ignorado las peticiones internacionales de clemencia y las advertencias de varios pa¨ªses de adoptar represalias econ¨®micas contra China si se ejecuta a implicados en las recientes manifestaciones a favor de reformas democratizadoras.

Radio Shanghai anunci¨® ayer la decisi¨®n judicial de rechazar la apelaci¨®n de los tres condenados, pero no mencion¨® fecha alguna sobre la muerte de los reos, que de acuerdo con la tradici¨®n china son ejecutados inmediatamente despu¨¦s de pronunciada la sentencia final.Los tres hombres ejecutados en Shanghai, de edades comprendidas entre los 20 y los 30 a?os, sobre los que no pesaban delitos de sangre, fueron acusados de quemar un tren en Shanghai, la ciudad portuaria m¨¢s importante de China.

Peticiones de m¨¢ximos castigos

El incidente ocurri¨® el pasado d¨ªa 6, despu¨¦s de que un grupo de j¨®venes trat¨® de detener un tren en protesta por el asalto militar de Tiananmen (Pek¨ªn) que puso fin a los intentos de democratizaci¨®n de los universitarios chinos. El maquinista no logr¨® detener a tiempo el tren, que caus¨® la muerte a seis j¨®venes e hiri¨® a otros cuatro. La rabia cundi¨® en la estaci¨®n y algunos de los concentrados arremetieron violentamente contra la m¨¢quina y la incendiaron. El fuego se extendi¨® r¨¢pidamente y nueve vagones ardieron.

La ejecuci¨®n de los tres en Shanghai marca la pauta de actuaci¨®n de los tribunales chinos tras el llamado "intento de golpe contrarrevolucionario", que, sin duda, anunciar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas el rechazo de la apelaci¨®n de los ocho condenados a la pena capital en Pek¨ªn, a quienes se acusa de haber quemado autobuses, posesi¨®n ilegal de armas y ataque a soldados.

El informe del martes del Tribunal Supremo, en el que se dec¨ªa que se hab¨ªan recibido muchas cartas de chinos pidiendo la "m¨¢xima pena" contra los "contrarrevolucionarios", hac¨ªa prever que no se aplicar¨ªa ninguna medida de benevolencia para los reos.

[Radio Pek¨ªn, por otro lado, anunci¨® ayer la promulgaci¨®n de nuevas condenas a muerte en Jinan, al noreste del pa¨ªs, informa la agencia France Press. Seg¨²n la informaci¨®n de esta emisora, captada desde Londres por los servicios de escucha de la BBC, "45 criminales que han amenazado gravemente el orden p¨²blico han sido condenados a muerte, a trabajos forzados, a cadena perpetua y a diversas condenas de c¨¢rcel".]

El liderazgo chino parece haberse replegado en s¨ª mismo en estos momentos de lucha interna y no s¨®lo no oye las peticiones de democratizaci¨®n provenientes de diversos y amplios sectores de su sociedad, sino que critica duramente los consejos de los extranjeros, que considera "se entrometen en los asuntos internos de China".

Los medios de comunicaci¨®n social han sido reeducados, y s¨®lo lamentan la muerte de los soldados a manos de unas masas enfurecidas contra el r¨¦gimen y olvidan deportivamente a los civiles desarmados y muertos por los disparos indiscriminados de las tropas.

En un pa¨ªs en que la ley del tali¨®n est¨¢ profundamente enraizada, una gran parte de la poblaci¨®n ha optado por seguir las directrices del Gobierno y pide a gritos la muerte para los "contrarrevolucionarios" que han causado "grandes p¨¦rdidas al pa¨ªs". El mismo terror que produce en muchos chinos la huida masiva de los extranjeros por las consecuencias econ¨®micas que puede tener en su bolsillo hace que se afiancen en la necesidad de buscar unos culpables que carguen con la responsabilidad de los disturbios.

Ley marcial

La ley marcial contin¨²a vigente en gran parte de la capital china y las detenciones se suceden. El Gobierno anuncia a diario la captura de algunos de los l¨ªderes estudiantiles u obreros que durante casi dos meses pidieron pac¨ªficamente la limpieza y apertura pol¨ªtica del r¨¦gimen. Sin embargo, las detenciones son mucho m¨¢s numerosas y las patrullas policiales abren sin miramiento cualquier puerta sospechosa y registran a todos aquellos que han sido denunciados por amigos, familiares, conocidos o cualquier otra persona.

Especialmente la capital, nada m¨¢s caer la noche, se convierte en un desierto donde nadie osa salir a la calle. Incluso los grandes hoteles, con una clientela m¨ªnima, se han visto obligados a aceptar que su servicio de taxis no trabaje por la noche. S¨®lo alg¨²n ciclista solitario se aventura ya a cruzar una ciudad tomada por soldados armados de kalashnikovs. El toque de queda no se ha declarado oficialmente, pero s¨ª en la pr¨¢ctica.

[La televisi¨®n estatal mostr¨® la noche del mi¨¦rcoles a tres hombres de Pek¨ªn siendo interrogados. Estaban acusados de atacar y matar a soldados durante los disturbios violentos de la noche del 3 al 4 de junio, informa Reuter. Uno de los acusados aparentemente mat¨® a un soldado con una espada, mientras los otros dos, un hombre llamado Ding, de 45 a?os, y su hijo de 18, se enfrentan a diversas penas por atacar a las tropas con palos].