Namibia, el dif¨ªcil retorno de los refugiados
La SWAPO denuncia intimidaciones contra los que regresan de Angola
Los miembros civiles de la misi¨®n de las Naciones Unidas encargada de supervisar el nuevo censo electoral en Namibia comenzaron a llegar el pasado fin de semana a Windhoek, y las fuerzas militares del cuerpo especial designado por la ONU para la transici¨®n a la independencia namibia (UNTAG) aseguran que tienen el control efectivo de la situaci¨®n de todo el territorio namibio. Seg¨²n Pretoria, con la retirada de las tropas surafricanas, ya concluida, no quedan dentro de las fronteras namibias m¨¢s que 1.500 de sus hombres.
ENVIADA ESPECIAL, Este optimismo no es compartido por los dirigentes de la Organizaci¨®n Popular del ?frica del Suroeste (SWAPO), de Sam Nujoma, que volvi¨® a denunciar, el s¨¢bado, las maniobras de intimidaci¨®n de los escuadrones de la muerte blancos, integrados en la polic¨ªa de Namibia -SWAPOL- contra los refugiados que regresan del exilio a trav¨¦s del puente a¨¦reo organizado por el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados.La SWAPO afirma haber descubierto un plan para matar a los cerca de 130 dirigentes del movimiento que, el pasado 18 de junio, regresaron a Windhoek para dirigir las actividades pol¨ªticas de la campa?a electoral. La tensi¨®n sube de nuevo en Namibia, a medida que se acerca la fecha del 1 de julio, y el arranque oficial de la campa?a para las elecciones de noviembre.
Los rumores, que circulan en los campos de tr¨¢nsito, tanto en Angola como en Namibia, tienen como primera consecuencia el rechazo por los refugiados de la idea de abandonar la protecci¨®n de la bandera de las Naciones Unidas para reunirse con sus familias, de las cuales, en muchos casos, est¨¢n separados y sin noticias desde hace m¨¢s de 10 a?os.
Estaba previsto que, una vez llegados a Windhoek, Groot-fountain o Ondangwua, los refugiados no estar¨ªan a cargo de las Naciones Unidas m¨¢s de siete d¨ªas, pero la realidad es que apenas una peque?a minor¨ªa de los cerca de 6.000 repatriados de Angola ha abandonado voluntariamente los campos. El de Dobra, a unos 30 kil¨®metros de Windhoek, est¨¢ totalmente lleno y otro campo anexo, abierto el 20 le junio, estar¨¢, dentro de poco saturado.
De un exilio a otro
En el barrio Ovampo, de Windhoek, en todo parecido a las ciudades negras de Sur¨¢frica, la inmensa mayor¨ªa de las casas ostentan, bien visible, la bandera o carteles de la organizaci¨®n de Sam Nujoma.En el campo quedan las mujeres y los ni?os de corta edad. El grupo de 191 refugiados que esta enviada acompa?¨® de Luanda a Windhoek estaba, tambi¨¦n, constituido casi exclusivamente por mujeres j¨®venes con, cada una, dos o tres ni?os de menos le seis a?os. Obedecen en silencio a las instrucciones que, dadas por los funcionarios de la ONU, tienen que ser traducidas por cuadros de la SWAPO: a pesar le haber permanecido muchos a?os fuera de su pa¨ªs de origen, s¨®lo hablan su dialecto nacional.
Apenas conversan entre s¨ª en el largo viaje de un campo a otro, y no se vislumbra en sus gestos y expresiones la menor alegr¨ªa: m¨¢s que exilados que regresan parece que van camino de otro exilio, asustados de dejar una relativa seguridad por una nueva situaci¨®n desconocida.
David, que estudi¨® en Cuba, no se muestra muy satisfecho de estar, desde hace dos d¨ªas, en Windhoek. Pas¨® los dos ¨²ltimos a?os en la provincia de Kwanza en Angola. Estaba bien porque ten¨ªa buenas relaciones, pero en el campo se siente perdido en la masa. Espera que su situaci¨®n cambiar¨¢ con el inicio de la campa?a electoral y que lo llamar¨¢n para alguna misi¨®n pol¨ªtica. No le preocupa el destino de las mujeres y ni?os, atareados en la instalaci¨®n: los funcionarios de la ONU tratan con ellos, distribuyen a cada uno comida, un colch¨®n de espuma, un balde, una manta, jab¨®n, y una tarjeta con el n¨²mero de una de las centenas de carpas distribuidas por el amplio recinto de lo que fue una misi¨®n protestante.
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