Los discursos del Inem
A primeros de a?o, un colectivo de trabajadores del Instituto Nacional de Empleo (Inem) le remitimos un largo art¨ªculo en torno a los cursos y discursos del Inem, con la esperanza de merecer un hueco acogedor en su peri¨®dico.Hoy, martes y 13, en las conservadoras p¨¢ginas econ¨®micolaborales, nos informan de la denuncia sindical acerca de la "privatizaci¨®n de los servicios del Inem". Pensamos que es una buena oportunidad para recordarle que nuestro art¨ªculo sigue in¨¦dito o para intentar resumir para sus lectores las esencias de aquel parto no registrado.
Dec¨ªamos anteayer que los cursos del Inem vienen envueltos en -y son- discursos de modernidad a la europea, formaci¨®n profesional de los "colectivos m¨¢s discriminados en los mercados laborales", programaci¨®n tecnol¨®gica, calidad formativa, control riguroso del gasto p¨²blico, igualdad de oportunidades, despliegue de nuevas tecnolog¨ªas, planes de empleo-formaci¨®n, actualizaci¨®n de los formadores, plan nacional contra el paro, etc¨¦tera. Opin¨¢bamos -y opinamos- que, por mucha envoltura reformista que se gaste en estos juegos de palabras, la grosera realidad de la gran mayor¨ªa de los cursos emite otros mensajes: escasa adecuaci¨®n a las necesidades de los parados, aumento de la marginaci¨®n-discriminaci¨®n, victoria de la improvisaci¨®n, dominio de la cantidad, fomento de la selectividad, predominio del adiestramiento, preocupaci¨®n por tener ocupados a los parados, disminuci¨®n artificial del paro registrado, monopolio de metodolog¨ªas conser-
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vadoras, parche adormecedor para las heridas de la reconversi¨®n industrial, mantenimiento de la desigualdad de oportunidades contra la mayor¨ªa de las mujeres y todos los trabajadores manuales...
Tambi¨¦n nos parec¨ªa -y nos parece- que, al margen del respeto personal a todos y cada uno de sus componentes, el Inem como instituci¨®n genera y soporta bien las citadas contradicciones, porque se asienta en la producci¨®n y conservaci¨®n de una estructura de poder no democr¨¢tico (burocracia, jerarquizaci¨®n, elitismo, corporativismo...), frente al cual la inmensa mayor¨ªa de nosotros -la carne de oficina- no opone otra cosa que la cr¨ªtica de pasillos y la obediencia imprescindible para que el aparato siga cumpliendo sus funciones. Es decir, no se opone. De momento.- Por el colectivo,
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