Dinero negro
EL FALLO de la Audiencia Nacional que ordena a La Caixa entregar las listas de los titulares de seguros de prima ¨²nica supone un importante avance en la larga batalla que viene librando Hacienda para lograr la tributaci¨®n de una importante masa de capitales que hasta ahora ha escapado a su control. Estas listas permitir¨¢n a la Administraci¨®n comprobar el grado de cumplimiento fiscal de unos dep¨®sitos pr¨®ximos al bill¨®n de pesetas. Otras resoluciones de la Audiencia, relativas a compa?¨ªas (La Uni¨®n y El F¨¦nix y La Estrella) que tambi¨¦n utilizaron estos seguros para captar dep¨®sitos, han revelado que en la mayor parte de los casos no han tributado a Hacienda. En suma, casi dos billones de pesetas que deber¨¢n pasar del negro o el gris al blanco.Pero esta actuaci¨®n por la normalizaci¨®n fiscal del pa¨ªs debe continuarse abriendo nuevos frentes para acabar con las irregularidades descubiertas con otros activos, como las letras del Tesoro (unos cuatro billones de pesetas, con muchos titulares falsos o inexistentes) o la contradictoria y privilegiada situaci¨®n que disfrutan los pagar¨¦s del Tesoro (cinco billones de pesetas).
Las anomal¨ªas en la tributaci¨®n de los capitales se han producido en buena medida por la confusi¨®n que supone la superposici¨®n de tres tipos de obligaciones distintas: la obligaci¨®n de informar, la obligaci¨®n de retener y la obligaci¨®n de tributar. Hasta ahora, la Administraci¨®n no ha sido capaz de deslindar suficientemente estas obligaciones, lo que ha creado un magma de confusi¨®n que ha sido h¨¢bilmente aprovechado por algunas instituciones y contribuyentes.
En el caso de las primas ¨²nicas, por ejemplo, algunas entidades han conseguido captar un importante volumen de recursos argumentando que los dep¨®sitos colocados en estas p¨®lizas no hab¨ªa que declararlos. Ello significaba ya una proposici¨®n con una buena dosis de ambig¨¹edad y permit¨ªa cierta complicidad con sus clientes. La verdad es que la entidad no ten¨ªa el deber de retener los intereses generados en estos dep¨®sitos ni la obligaci¨®n de informar regularmente a Hacienda de estas operaciones. Sin embargo, ello no exim¨ªa al contribuyente de su obligaci¨®n de declarar al fisco los rendimientos obtenidos.
Todo parece indicar que la mayor parte de los peque?os ahorradores desconoc¨ªa sus obligaciones fiscales reales como titulares de primas ¨²nicas. Al no estar sujetos a retenci¨®n ni a informaci¨®n regular, se pod¨ªa f¨¢cilmente inducir al error de que estaban exentos de tributaci¨®n, aunque alguna entidad, como La Caixa, haya tomado la cautela de curarse en salud y enviar todos los a?os a sus clientes, junto al extracto de la cuenta, un recordatorio de sus obligaciones fiscales. Evidentemente, estos argumentos de la ignorancia y la confusi¨®n no valen para los titulares de grandes fortunas, quienes sab¨ªan muy bien lo que se jugaban. Hacienda debe distinguir claramente entre unas y otras conductas.
Al trascender el considerable volumen que adquirieron estas operaciones, Hacienda aprovech¨® las facultades que le concede la inspecci¨®n y ha solicitado toda la informaci¨®n sobre estas p¨®lizas. Esta v¨ªa, respaldada por la Audiencia, ha supuesto, no obstante, un trato discriminatorio para las entidades de seguros y cajas en relaci¨®n con el trato que en 1985 recibieron los bancos. En aquella ocasi¨®n, la ley de Activos Financieros, que puso fin a la opacidad fiscal de los dep¨®sitos bancarios, no se aplic¨® con efectos retroactivos. Fue un borr¨®n y cuenta nueva y los bancos aceptaron que en el futuro informar¨ªan de todos sus dep¨®sitos.
Encauzada ya la normalizaci¨®n fiscal en el campo de las primas ¨²nicas, la Administraci¨®n debe emprender ahora sin m¨¢s demoras el camino que ponga fin a la situaci¨®n de privilegio y contradicci¨®n en que se mueven los pagar¨¦s del Tesoro. Aunque no se puede olvidar que en su baja retribuci¨®n los pagar¨¦s ya llevan impl¨ªcita una fuerte tributaci¨®n, la necesidad de dar un tratamiento uniforme a todos los activos financieros y la armonizaci¨®n fiscal que debe impulsar la Comunidad Europea exigen una soluci¨®n equitativa para este problema.
En el caso de los pagar¨¦s del Tesoro, la contradicci¨®n entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica es flagrante. Por ley, el Estado renuncia a aplicar retenciones sobre sus rendimientos y no pide informaci¨®n sobre los mismos. Pero la ley no exime a sus titulares de la obligaci¨®n de declarar los intereses obtenidos. Sin embargo, al margen de la norma, el Gobierno ha hecho un gui?o a sus poseedores, d¨¢ndoles a entender impl¨ªcitamente que por estas rentas no reclamar¨¢ nada. Un trato de favor de facto que, aunque pudo tener unos or¨ªgenes justificados, despu¨¦s del contencioso de las primas ¨²nicas resulta insostenible. ?O acaso el dinero negro es menos negro porque est¨¦ incorporado en activos emitidos por el Estado? ?O es que es exigible m¨¢s alta conciencia a las entidades privadas que a los organismos p¨²blicos?
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