Un monumento reconstruido

La versi¨®n que todos conocemos de Lawrence de Arabia, que gan¨® siete oscars de la Academia de Hollywood y en su tiempo alcanz¨® enorme audiencia, tiene una duraci¨®n de 187 minutos. La versi¨®n ahora reconstruida y que alcanza casi en su totalidad el metraje original del filme tiene 35 minutos m¨¢s.La versi¨®n integral fue vista por muy poco p¨²blico en su estreno en diciembre de 1962. Ahora, tras un largo y minucioso trabajo de b¨²squeda de latas de negativos y de contratipado de trozos enteros arrancados de las primeras copias y de desechos de algunas, los t¨¦cnicos especialistas Robert A. Harris y Jim Painten, asesorados en la fase final por el director del filme, David Lean, han puesto a nuestra disposici¨®n una versi¨®n que se ajusta casi en su totalidad al filme original. Su trabajo no tiene precio.

El cine rescata ahora uno desus monumentos modernos. No nos pareci¨® cuando lo vimos Lawrence de Arabia un filme genial. Era brillante, muy brillante, como casi todo lo que sale de las manos de David Lean, pero con m¨¢s ornamento que m¨¦dula: una superproducci¨®n con muchas calidades, pero tambi¨¦n con servidumbres derivadas de su alto presupuesto. Result¨® un excelente filme de aventuras, pero una muy discutible averiguaci¨®n en la vida y la personalidad de uno de los hombres m¨¢s intrincados y enigm¨¢ticos de la historia reciente, T. E Lawrence, del que Winston Churchill dijo: "Es uno de los m¨¢s grandes seres vivos de nuestro tiempo".La enorme complejidad de la aventura personal del autor de Los siete pilares de la sabidur¨ªa qued¨® a grandes rasgos bien reflejada en el filme. La versi¨®n restaurada contribuye a remediar graves carencias de la versi¨®n mutilada, sobre todo en lo que se refiere a las claves pol¨ªticas sobre las que se movi¨® Lawrence, que all¨ª eran confusas y ahora resultan m¨¢s inteligibles.

La pel¨ªcula gana mucho en ¨¦ste y en otros aspectos, pero en lo esencial su reparto de calidades no se modifica. Lo mejor del filme sigue siendo su trepidante aventura (con escenas deacci¨®n de extraordinaria fuerza visual, como la aparici¨®n de un punto negro en el desierto que, dentro de una audaz y largu¨ªsima toma, va creciendo y creciendo, hasta crear una tensi¨®n emocional que deja al espectador boquiabierto), y lo peor, la indagaci¨®n en el interior de Lawrence, en el que tanto Lean como O'Toole se quedan a las puertas del enigma, trabajando en sus alrededores con gran sabidur¨ªa y brillantez, pero sin que su inteligencia logre traspasarlas. Las tres horas y media largas del filme se devoran, pero al final dejan un parad¨®jico sabor a poco: se pod¨ªa haber llegado m¨¢s lejos.