A orillas del agonizante mar de Aral
Karakalpakia, la tierra m¨¢s pobre de la URSS
PILAR BONET, ENVIADA ESPECIAL,En Karakalpakia, junto al agonizante mar de Aral, el resentimiento hacia Uzbekist¨¢n aflora como la sal que envenena los huertos sacrificados al algod¨®n y el arroz. Las tierras karakalpakas, en el coraz¨®n de Asia, est¨¢n entre las m¨¢s pobres de la URSS y dependen desde 1936 de la Rep¨²blica Federada de Uzbekist¨¢n. En tiempos de Leonid Breznev, Karakalpakia y Uzbekist¨¢n fueron hermanadas por el parentesco entre sus dirigentes: Kalibek Kamalov, detenido en 1986 por aceptar sobornos, y Sharaf Rashidov, muerto en 1983.
Karakalpakia, donde los criterios de corrupci¨®n son distintos a los europeos, recuerda con simpat¨ªa a los consuegros. La alarma por el reciente brote de nacionalismo uzbeko se mide aqu¨ª por el agua del Amu Daria que va a parar al Aral, cuyo nivel baja 80 cent¨ªmetros al a?o. Esta corresponsal ha sido una de los dos primeros periodistas occidentales autorizados a visitar Nukus, la capital de una zona que re¨²ne alarmantes indicadores de mortalidad infantil y uso de pesticidas. Los karakalpakos, pescadores acostumbrados al esturi¨®n fresco de un mar hoy biol¨®gicamente muerto, hacen cola para la carne y la mantequilla.Con sus 170.000 habitantes Nukus ha sido inaccesible al extranjero, no por razones militares, sino "por la verg¨¹enza ante la miseria", seg¨²n un funcionario local. De d¨ªa, la temperatura supera los 40 grados y hace resaltar la alfombra de sal sobre la tierra De noche, el croar de las ranas de las acequias llega hasta los edificios, mayoritariamente sin canalizaciones y sometidos a paros el¨¦ctricos. Este a?o, los hielos del Pamir se resisten a fundirse en el Amu Daria, r¨ªo que junto con el Sirdaria da vida al Aral y su entorno.
Tras asistir al pleno del Partido Comunista de Uzbekist¨¢n, que eligi¨® nuevo l¨ªder, las fuerzas vivas de Karakalpakia se reunieron para tomar medidas de emergencia. La elite de esta rep¨²blica aut¨®noma agasaja con un t¨¦ verde que deja un resabio salado en la boca y liga su propia supervivencia a la del Aral. Se necesita m¨¢s agua, y el agua la reparte el Gobierno de Uzbekist¨¢n. Un representante de esta elite, el acad¨¦mico Sabir Kamalov, ha planteado a un enviado del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) que Karakalpakia deje Uzbekist¨¢n y se subordine a Mosc¨². Antes de ser uzbeka, dependi¨® sucesivamente de Kazakist¨¢n y de la Rep¨²blica Federativa Rusa.
Descontento popular
Cuando el miembro del Politbur¨® Egor Ligachov visit¨® Nukus en mayo, Kamalov le llev¨® aparte para advertirle que "la gente est¨¢ a punto de saltar" y le pidi¨® que incluyera diputados de otras regiones en el grupo parlamentario uzbeko que cada mes toma el pulso al Aral. En la familia de Kamalov, la m¨¢s radical es su esposa, la escritora Gulaita Esmuratova, una comunista orgullosa de su noble linaje musulm¨¢n "Somos una colonia de Uzbekist¨¢n, que nos quit¨® los yacimientos de oro y asimila a los karakalpakos de Bujar¨¢ y Fergan¨¢", afirma. En casa del acad¨¦mico critican la administraci¨®n uzbeka de los fondos durante la epidemia de c¨®lera de 1965. Fue "una se?al de que el nivel de vida disminu¨ªa", ocultada entonces. Hoy hay otras: en el mercado de Chimbay venden vacas por 1.000 rublos frente al anuncio de una epidemia de tuberculosis.
Aliado con el Ministerio de Aguas de la URSS, que invitaba a regar sin tino para justificar nuevos canales, Sharaf Rashidov, primer secretario de Uzbekist¨¢n desde 1959, llev¨® el algod¨®n, el arroz y los pesticidas que arruinan Karakalpakia. No obstante, el amigo asi¨¢tico de Leonid Breznev goza hoy de una buena imagen aqu¨ª pese a la fama de desaprensivo que le confiri¨® Mosc¨².
"Rashidov ha tenido un papel positivo en la historia del pueblo uzbeko", asegura el escritor Orazbai Abdirajmanov. A?ade:"Adem¨¢s, cuando los cr¨ªmenes se organizan en planes quinquenales y a largo plazo, ?c¨®mo se puede evitar ser corrompido?".
Cr¨ªtica a los dirigentes
Algunos intelectuales critican al nuevo dirigente de Uzbekist¨¢n, Islam Karimov, porque permit¨ªa echar agua contaminada al Amu Dar¨ªa desde que fue nombrado jefe del partido en la regi¨®n de Kashkadar, a fines de 1986. Por entonces arrestaron a Kalibek Kamalov, que en 1984 hab¨ªa dejado su puesto de primer secretario por el de c¨®nsul en Ruman¨ªa.
Eran los a?os de apogeo de la campa?a contra la corrupci¨®n en Asia Central. La gente hu¨ªa de los acusados y ¨¦stos se divid¨ªan. Cuando Rashidov cay¨® en desgracia, su hijo fue abandonado por su esposa, la hija de Kamalov. Hoy, Nukus est¨¢ preparada para la reconciliaci¨®n, especialmente despu¨¦s de que Kamalov declarara en el diario Sovi¨¦tskaia Ross¨ªa que los fiscales de instrucci¨®n Telman Gdlian y Nikolai Ivanov le hicieron confesar con amenazas.
Fiscales anticorrupci¨®n
En la calle de Marx, en Nukus, est¨¢ a¨²n la oficina de los 40 investigadores que siguieron la pista de la corrupci¨®n en Karakalpakia. Nos dicen que los fiscales siguen ah¨ª, que Mosc¨² les ha olvidado, y lo dicen sin valorar su presunta crueldad, mir¨¢ndoles como a los transgresores de alguna vieja ley, la que regulaba mejor que hoy la distribuci¨®n del agua en la ¨¦poca feudal. La depuraci¨®n de los funcionarios acab¨® en 1987, dice Boris Starokozhev, ayudante del primer secretario de Karakalpakia.
Pocas cosas han cambiado aqu¨ª. Hemos visto ni?os trabajando en los campos de algod¨®n pese a las prohibiciones. En v¨ªsperas del Primero de Mayo aparecieron octavillas escritas a mano. A las chicas vestidas a la occidental, dec¨ªan, les rapar¨ªan el pelo. Las chicas se asustaron, y el susto es mayor tras los disturbios de Turkmenia, Uzbekist¨¢n y Kazakist¨¢n.
Un portavoz del Ayuntamiento explica que la polic¨ªa intercept¨® a unos "emisarios" de Berlik (el Frente Popular uzbeko) cuando ven¨ªan a Karakalpakia a agitar. Seg¨²n una fuente rusa, media docena de estudiantes de formaci¨®n profesional habr¨ªan sido los autores de una octavilla de car¨¢cter islamizante que cae sobre un terreno abonado. El kalim (la compra de novias) y la autoinmolaci¨®n son pr¨¢cticas frecuentes en esta regi¨®n.
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