En su propia carne
"No quiero hacer declaraciones, ya he tenido bastante en mi propia carne", espet¨® ayer Enrique Jauregu¨ªzar, jefe de la secci¨®n de Urolog¨ªa Pedi¨¢trica de la Ciudad Sanitaria La Paz de Madrid. Vestido con el preceptivo pijama verde, el cirujano, alto y de mediana edad, sali¨® como una exhalaci¨®n de los quir¨®fanos de la tercera planta del hospital infantil de La Paz, precisamente donde se realizaron las delicadas intervenciones cardiovasculares que sufrieron los ni?os fallecidos. En esas dependencias hab¨ªa estado operando a varios peque?os durante toda la ma?ana de ayer.En La Paz se recuerda la muerte, hace dos a?os, de una sobrina de este m¨¦dico. Seg¨²n fuentes del centro, a Enrique Jauregu¨ªzar le afect¨® mucho la p¨¦rdida de la peque?a y tuvo un papel activo en la denuncia de los hechos y en el impulso de investigaciones.
El m¨¦dico neg¨® haber hablado con ning¨²n medio de comunicaci¨®n, "de lo contrario, ya se sabr¨ªa hace un a?o", y se resisti¨® reiteradamente a facilitar cualquier informaci¨®n sobre estas muertes y su relaci¨®n con el estado sanitario de los quir¨®fanos que ¨¦l usa a diario.
El doctor Jauregu¨ªzar cort¨® la pretendida conversaci¨®n con una seca advertencia, a la entrada del despacho de la secci¨®n de Urolog¨ªa: "No ponga usted los pies aqu¨ª".
Donde s¨ª se hablaba era en los pasillos de La Paz, y en la antesala pintada de verde de los quir¨®fanos. En este lugar los familares de los peque?os que estaban sufriendo una intervenci¨®n ve¨ªan con ojos incr¨¦dulos el trasiego de periodistas.
La voz de alarma lleg¨® un tanto mitigada a los quir¨®fanos. Los padres que quemaban all¨ª su paciencia no se mostraban especialmente nerviosos. "S¨ª, ya hemos o¨ªdo eso de los hongos", comentaba, desentendida, la madre de un paciente de 10 a?os, veterano en los quir¨®fanos: m¨¢s de 10 operaciones. "Tiene espina b¨ªfida, y esto ya es como las anginas".
El director gerente del hospital reconoci¨® ayer que la noticia hab¨ªa provocado cierta alarma entre los padres que esperaban que fueran intervenidos sus hijos. La direcci¨®n del hospital infantil recibi¨® tambi¨¦n numerosas llamadas de padres inquietos que preguntaban si se pod¨ªa aplazar la operaci¨®n.
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