Jim Kerr, con Lou Reed
El cantante y compositor Lou Reed y el grupo The Simple Minds ofrecieron la noche del s¨¢bado dos actuaciones brillantes, muy distintas en su planteamiento pero igual de efectivas cara al p¨²blico. El neoyorquino puso la sencillez, las canciones y el poder¨ªo. La banda escocesa ofreci¨® un gran espect¨¢culo extramusical, apabullante, ampuloso e intenso, cerrando la noche con un ¨¦xito glorioso. Fueron los dos pilares sobre los que se levant¨® un macroconcierto de m¨¢s de siete horas de duraci¨®n, en el que tambi¨¦n actuaron Alicia en las Ciudades y The Silencers.Pese a lo atractivo del cartel, no se llen¨® el estadio Vicente Calder¨®n, debido seguramente al alto precio de las entradas (3.500 pesetas), y la organizaci¨®n no pudo vender las 30.000 necesarias para cubrir gastos. Aproximadamente 25.000 personas se dieron cita a orillas del Manzanares, dejando en taquilla una cifra cercana a los 90 millones de pesetas.
The Simple Minds, Lou Reed, The Silencers y Alicia en las Ciudades
Estadio Vicente Calder¨®n. Madrid, 8 de julio.
Lou Reed, el m¨ªtico int¨¦rprete norteamericano, se reencontr¨® con el p¨²blico madrile?o despu¨¦s de nueve a?os de distanciamiento. "He olvidado totalmente los sucesos del campo del Moscard¨®", declar¨® a este peri¨®dico unos minutos antes de su actuaci¨®n, "y voy a reconciliarme con esta ciudad ofreciendo un buen concierto". El antiguo l¨ªder de The Velvet Underground cumpli¨® su palabra, y a sus 45 a?os ofreci¨® un recital impresionante, sobreponi¨¦ndose a un corte del fluido el¨¦ctrico que interrumpi¨® su actuaci¨®n durante m¨¢s de cinco minutos.
Sonidos urbanos
En una primera parte muy densa interpret¨® las canciones de New York, su ¨²ltimo elep¨¦, con un sonido magn¨ªfico y unas luces intimistas que apenas dejaban ver a la banda. Sonidos urbanos, blues industriales, en una sucesi¨®n de grandes temas que en ning¨²n caso sobrepasaban los cuatro minutos de duraci¨®n, creando un ritmo endiablado que cautiv¨® a un p¨²blico muy receptivo. Tras un breve descanso, media hora final para interpretar cuatro cl¨¢sicos: Sweet Jane, Walk on the wild side, Vicious y una estremecedora versi¨®n de Satellite of love. Madrid y Lou Reed hab¨ªan hecho las paces, y el norteamericano abandon¨® el escenario con una amplia sonrisa, con la satisfacci¨®n del trabajo bien hecho.
The Simple Minds utilizaron una t¨¢ctica muy distinta, basada en un aparatoso derroche de luz y sonido. Hay quien piensa que una buena canci¨®n de Lou Reed vale m¨¢s que todo el repertorio de The Simple Minds, que puede que esta aparente exageraci¨®n no est¨¦ demasiado alejada de la realidad: los escoceses actuaron durante tres horas, interpretaron lo m¨¢s florido de, su discografia y utilizaron unas luces grandiosas y un sonido atronador. Pero, parad¨®jicamente, la gente, que regresaba a sus casas bien entrada la madrugada, tarareaba inconscientemente el sensual estribillo de Walk on the wild side.
La grandilocuencia, el amor por lo ¨¦pico, invade el trabajo actual de Simple Minds. As¨ª, una banda que hace ocho a?os actuaba en el diminuto Rock-ola de Madrid haciendo temas breves y directos, se dispersa ahora en unos arreglos interminables para cada canci¨®n. Mandela day, Biko o Belfast child pasaban de los 10 minutos de duraci¨®n, en una larga agon¨ªa r¨ªtmica que puede llegar a crear una p¨¦rdida del sentido mel¨®dico, cl¨¢sico, que debe presidir toda buena composici¨®n pop. El rock sinf¨®nico es un g¨¦nero bien distinto, al menos te¨®ricamente, a la m¨²sica que debe practicar esta banda.
Jim Kerr estaba feliz. Cumpli¨® 30 a?os en escena, invit¨® a Lou Reed a hacer voces en This is your land y demostr¨® que es un buen cantante, en la onda de Bono o Peter Gabriel.
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