La pantera
El autor de la frase es un cr¨ªtico de teatro ingl¨¦s, admirado e incluso perplejo, despu¨¦s de ver actuar a Laurence Olivier sin p¨²blico, mostrando abiertas en canal las tripas de su t¨¦cnica, con las amarras sueltas, sin ninguna barrera de contenci¨®n, atendiendo simult¨¢neamente a la palabra, al vestuario, al decorado, a las luces, a los ruidos, a las resonancias, a los otros actores, durante un ensayo general en un escenario londinense: "Parec¨ªa una pantera al acecho", dijo.Laurence Olivier nada pasaba por alto cuando se apoderaba de un escenario: lo abarcaba todo. Era all¨ª arriba un derroche de velocidad y de energ¨ªa, una pura condensaci¨®n de electricidad humana e incluso para algunos inhumana, pues era suya la tensa calma de las bombas un instante antes de estallar. En teatro, para ser rey del grito, hay que ser antes dominador de las leyes, m¨¢s complejas y sutiles, del silencio: el arte de la pausa, ese umbral de la palabra que hace poco analizaba magistralmente en este mismo peri¨®dico otro maestro del silencio y el grito esc¨¦nicos, Fernando Fern¨¢n G¨®mez.
Documentos TV se emite hoy a las 23
30 por TV-1.
No es facil descubrir esta relampagueante condici¨®n felina de Laurence Olivier cuando act¨²a en el cine. Se acerc¨® algo a ella en Cumbres borrascosas y, sobre todo, en La huella, pero aqu¨ª ya era un gato algo viejo, que empleaba artes tan poco felinas como el sarcasmo, pero no aquella aparente indolencia, casi indiferencia carencial o adolescente, que d¨¦ pronto se convert¨ªa en un rayo instant¨¢neo y penetrante de c¨®lera, apretado dentro de un s¨®lo gesto tan vel¨®z que era casi imperceptible. Su rapidez en la ejecuci¨®n de las transiciones (por ejemplo, aquellas de su violent¨ªsima escena de atracci¨®n-repulsi¨®n con Ofelia-Jean Simmons en Hamlet) era literalmente diab¨®lica.
Es posible, y habr¨ªa que buscarlo en este Documentos TV, que en los instantes elegidos por los documentalistas de la productora brit¨¢nica Granada para ofrecer un perfil visual del actor (cuya voz de seda met¨¢lica, llena de sonoridades interiores se mantiene por suerte sin doblar) pueda descubrirse alg¨²n destello de esta cualidad suya, que le hizo diferente a todos sobre la escena y raras veces en la pantalla. Esta le cercaba, le aprisionaba; aquella le daba campo, libertad, pues era su medio, su selva.
El documental que hoy emite Televisi¨®n Espa?ola recoge algunos momentos fugaces de su interpretaci¨®n de El rey Lear, de La gata sobre el tejado de cinc y otras de sus creaciones teatrales memorables. Nadie que no lo haya visto en escena puede decir que vi¨® realmente a Laurence Olivier. Y un documento como el que se emite esta noche puede en parte, solo en parte, llenar esta carencia.
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