Y perd¨®nanos nuestras deudas...
EL ACUERDO alcanzado el pasado domingo entre el Gobierno de M¨¦xico y el comit¨¦ de bancos acreedores, por el que la deuda externa de este pa¨ªs con el sector privado -que es de 54.000 millones de d¨®lares- se reducir¨¢ en un 35%, constituye en primer lugar un ¨¦xito hist¨®rico para el Gobierno mexicano, pero abre, paralelamente, las puertas a una soluci¨®n razonable del eterno problema de la deuda externa de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, una pesadilla aparentemente insoluble que en su d¨ªa coloc¨® al sistema financiero internacional al borde del colapso.Despu¨¦s de otras propuestas fallidas, el nuevo secretario del Tesoro estadounidense, Nicholas Brady, formul¨® hace meses el plan que lleva su nombre, y que consiste b¨¢sicamente en condonar una parte significativa de la deuda a cambio de un saneamiento interior, con el objeto de que los pa¨ªses deudores generen recursos suficientes para ir amortizando la deuda sin poner en peligro su propio crecimiento. Se trata de un proyecto atrevido que para tener ¨¦xito requer¨ªa el apoyo decidido de la banca privada y de los acreedores institucionales.
Los banqueros se han tomado mucho tiempo en poner en pr¨¢ctica el Plan Brady, ya que una cosa es la filosof¨ªa pura y otra tener que reducir los beneficios de sus accionistas. Es m¨¢s, el acuerdo al que el comit¨¦ de acreedores ha llegado con M¨¦xico no es sino el principio de una larga negociaci¨®n, pues puede ocurrir que haya bancos que no lo acepten, e insistan, siempre en su derecho, en cobrar el valor nominal de sus cr¨¦ditos, olvidando lo pactado en la c¨²pula de las dos partes en conflicto hasta ahora.
Cuando Carlos Salinas de Gortari lleg¨® a Madrid hace 11 d¨ªas, procedente de los actos conmemorativos del bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa en Par¨ªs, se encontr¨® con el precedente de que el presidente del Gobierno espa?ol estaba dispuesto a mejorar, en lo que a Espa?a respecta, los t¨¦rminos del acuerdo definitivamente tomado el pasado domingo en Nueva York, elevando la condonaci¨®n de la banca privada espa?ola al 50%, o, dicho con m¨¢s propiedad, comprometi¨¦ndose a propiciar la generosidad de los bancos espa?oles en tal sentido. ?stos, por su parte, no parecen oponer mayores reservas a un acuerdo que no encierra grandes riesgos, puesto que, al tenerlos provisionados en proporciones superiores al 50%, la condonaci¨®n les permitir¨¢ liberar el exceso de provisi¨®n, incrementando al tiempo los recursos y beneficios generados.
No es sorprendente que Brady haya descrito el acuerdo como "un paso de primera magnitud dado hacia la consolidaci¨®n de la nueva estrategia de la deuda". Y para asegurarse de que efectivamente este paso se da, EE UU ha ofrecido a M¨¦xico un -cr¨¦dito puente de 2.000 millones de d¨®lares, lo que le permitir¨¢ esperar sin agobios la puesta en marcha del paquete de medidas necesarias. El plan es un tr¨ªo de opciones compatibles entre s¨ª: reducci¨®n del principal, reducci¨®n y congelaci¨®n del tipo de inter¨¦s y obtenci¨®n de nuevos cr¨¦ditos garantizados por el FMI, el Banco Mundial y Jap¨®n; la condonaci¨®n resultante, en el caso concreto de M¨¦xico, podr¨ªa ser anulada si una subida del precio del crudo incrementara sus ingresos exteriores y acelerara la recuperaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs.
La aplicaci¨®n del Plan Brady a M¨¦xico -y su posible extensi¨®n a otros pa¨ªses- deja en suspenso por el momento las posturas r¨ªgidas, las amenazas de suspender todo pago y las consiguientes represalias de la comunidad financiera internacional. Lamentablemente para la mayor¨ªa de los restantes pa¨ªses deudores, existe una condici¨®n previa para beneficiarse del plan: disciplinar previamente unas econom¨ªas desangradas tanto por la carga del servicio de una deuda insoportable como por las ineficiencias y las corruptelas del sistema.
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