El suelo, por los aires
El norteamericano Mark Morris -nuevo director del ballet del Teatro de la Moneda de Bruselas- ha sido estupendo broche de este Festival de It¨¢lica, donde se ha presentado, junto a modernos consagrados, j¨®venes core¨®grafos que empujan con fuerza, y Mark Morris est¨¢ a la cabeza de ellos; con 36 a?os y una carrera casi desconocida ha colapsado al p¨²blico bejartiano -Morris llen¨® el hueco dejado por Maurice Bejart-, y a partir de ahora dar¨¢ que hablar en toda Europa.Bajo su imagen de joven antiformal, provocador y maleducado, est¨¢ uno de los m¨¢s prometedores e interesantes core¨®grafos actuales. De lenguaje pensado y elaborado minuciosamente. Su trabajo es rabiosamente libre, heterodoxo y din¨¢mico. Parece evidente que no atiende a formalismos est¨¦ticos (o anti), sino al desarrollo de un propio movimiento personal y de gran sensibilidad que impone a su compa?¨ªa. Ante sus coreograrlas no surge con miedo la palabra danza contempor¨¢nea.
Monnaie Dance Group
Mark MorrisDirecci¨®n y coreograf¨ªa: Mark Morris. New love song, waltzes. M¨²sica: J. Brahms. One channing night. M¨²sica: H. Purcell. Lovey. M¨²sica: Violent Femmes. Gloria. M¨²sica: A. Vivaldi. Luces: Phil Sandar?m.
Sin exhibici¨®n
Mark Morris mantiene una terrible actualidad de formas y gestos que se ampl¨ªa en el mismo uso de la t¨¦cnica, pero manteniendo de ella todos sus logros risicos. Los bailarines se entregan fervorosamente y sin exhibici¨®n, desbordan emoci¨®n por la m¨²sica y comunican, ¨¢giles y el¨¢sticos, el v¨¦rtigo de la velocidad y el placer que produce la din¨¢mica del conjunto. Utilizan el suelo de manera tan a¨¦rea como si se impulsaran al alto y la gravedad fuera en todas direcciones igual. Evolucionan naturalmente usando pasos folkl¨®ricos de ballet o simples carreras.New love song, waltzes, fue su entrada, y con ¨¦sta dej¨® el core¨®grafo claro que sabe lo que hacer con un conjunto para dar en movimiento la expresi¨®n musical, conservar el esp¨ªritu rom¨¢ntico y sentimental de Brahins y seguir con el desplazamiento de grupos, la estructura orquestal; y adem¨¢s, no ceder un ¨¢pice de su libertad para usar el movimiento que le da la gana. Esta misma visualizaci¨®n de la m¨²sica es la forma coreogr¨¢fica de la ¨²ltima pieza, el espl¨¦ndido Gloria de Vivaldi. Tambi¨¦n en ella hay una intenci¨®n de fondo que va m¨¢s all¨¢ de la simple evoluci¨®n: Mark Morris es visceral y la expresi¨®n espacial que fabrica contiene en cada paso una motivaci¨®n interna. Podr¨ªa decirse que su danza es org¨¢nica, si por ello se entiende la que nace de un impulso interior, pero se expone concienzudamente elaborada.
Dos piezas que evidencian la parte m¨¢s ecl¨¦ctica explosiva de su personalidad fueron en medio de la noche, de manera que Mark Morris primero interes¨®, despu¨¦s divirti¨®, m¨¢s tarde revolvi¨® las tripas y, finalmente, encandil¨® a los espectadores.
En One charming night, Mark Morris apareci¨® en plan revoloteador y zalamero, mosc¨®n vestido de chaqueta y corbata, tras el palmito de una modosita mujer. Se mostr¨® bailar¨ªn, ingenioso y lleno de humor, con movimientos de c¨¢ndida paloma y s¨¢tiro viol¨®n.
En Lovey, de forma r¨ªtmica m¨¢s est¨¢tica y cortante, mostr¨®, con el golpeteo del ritmo, unos bailarines en ropa interior y algunos mu?ecos, su corrosiva fuerza, con un fondo de cr¨ªtica acerba contra el convencionalismo del sexo y los comportamientos sociales, bajo una capa de insustancialidad.
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