Tercera versi¨®n
La formidable novela de Cain, una de las cumbres no s¨®lo del g¨¦nero negro sino de toda la literatura contempor¨¢nea en Estados Unidos, ha dado lugar a tres filmes muy diferentes entre s¨ª. Dos de ellos, el cl¨¢sico de los a?os cuarenta dirigido por Tay Garnett y ¨¦ste m¨¢s reciente dirigido por Bob Rafelson, siguen el misterioso t¨ªtulo original, mientras que el tercero, uno de los primeros -y por ello mejores- de Luchino Visconti, con el t¨ªtulo de Obsesi¨®n. Estos tres filmes, con el mismo pretexto argumental y literario, dan idea de la riqueza del relato original, que se presta a tres adaptaciones cinematogr¨¢ficas que apenas nada tienen que ver entre s¨ª y que incluso representan concepciones irreconciliables del cine.
El cartero siempre llama dos veces
Direcci¨®n: Bob Rafelson. Gui¨®n: David Mamet, basado en la novela de James M. Cain. Estados Unidos, 1981. Int¨¦rpretes: Jessica Lange, Jack Nicholson. Cine Rosales (en versi¨®n original subtitulada).
Dram¨®n
Concepciones tan distintas como: la construcci¨®n expresionista de Tay Garnett, el realismo directo del primer Luchino Visconti y el dram¨®n efectista y naturalista por el que han optado con olfato comercial David Mamet, que hace aqu¨ª un excelente gui¨®n, y Bob Rafelson, que mantiene su solvencia y buen pulso, pero sin alcanzar el desgarro de Luchino Visconti ni la perfecci¨®n de la extra?a composici¨®n de Tay Garnett.Es ¨¦sta, por ello, la menos interesante de las tres versiones de El cartero siempre llama dos veces, pero no por ello se trata de una pel¨ªcula trivial.
La pel¨ªcula de Rafelson es bastante irregular, se resiente de truculencias demasiado calculadas y de b¨²squedas facilonas de p¨²blico, le duele una interpretaci¨®n exagerada y artificiosa de Jack Nicholson, que palidece hasta hacerse cadav¨¦rica si se coteja con el trabajo de John Garfield en la versi¨®n de Garnett. Pero, a cambio, revela una intensa presencia er¨®tica en Jessica Lange; se apoya, insistimos, en un gui¨®n excelente y hay vigor en el desarrollo y la direcci¨®n de algunas escenas y ambientes.
La causa de la reposici¨®n de esta versi¨®n hay que buscarla en el hecho de que se presta a una publicidad seudoporno, que subraya de manera oportunista la violenta escena del primer encuentro sexual entre Lange y Nicholson, que para mayor cuquer¨ªa ha sido hace poco aprovechada por una serie de spots publicitarios de la televisi¨®n, como ejemplo, un tanto c¨ªnico, de lo que no deben ver los ni?os en la peque?a pantalla.
Estimable
Pese a todo esto, la pel¨ªcula es estimable y a ratos incluso buena. Pero nada m¨¢s. Racientemente se repuso en un cine parisiense este filme, pero en compa?¨ªa -en sesi¨®n continua- de sus dos hermanos mayores. Esa s¨ª es manera de programar cine.
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