'Los centinelas' de Davao
Grupos paramilitares anticomunistas mantienen el orden en las ciudades filipinas a costa de toda clase de abusos
F¨¦lix Recto tiene 23 a?os, un rostro de adolescente algo salvaje. Vive con su joven esposa y dos ni?os en Agdao, un suburbio miserable de Davao, la tercera ciudad de Filipinas y capital de Mindanao, la gran isla del sur. Narciso Morris tiene 88 a?os, una piel de cocodrilo gastada, una amplia sonrisa de ni?o que se abre sobre los vestigios carcomidos de una dentadura amarillenta. Es campesino en las plantaciones de coco de las colinas de Mindanao y no se ha casado nunca.Cualquiera de los dos llegar¨ªa al cielo sin confesi¨®n. Sin embargo, con frecuencia, de la mirada de F¨¦lix surge un brillo negro, de una dureza glacial. Y si se le observa m¨¢s de cerca se le ve marcarse en la cintura, por debajo de la camiseta estampada con dos patitos de dibujos animados, la giba de la culata de un Colt 45. En cuanto a la sonrisa de Narciso, se congela y los ojos se endurecen cuando saca de la vaina de bamb¨² su bolo, el machete con hoja curva de los plantadores de ca?a de az¨²car.
A sus 23 a?os, F¨¦lix afirma haber dado muerte a 47 personas. Narciso nunca ha hecho el recuento de sus v¨ªctimas... Estos dos personajes, que las generaciones y la geograf¨ªa separar¨¢n a lo largo de sus vidas, hacen profesi¨®n de fe com¨²n: ?muerte al comunismo! F¨¦lix, por decepci¨®n ideol¨®gica. Narciso, en nombre de Jesucristo.
F¨¦lix sabe mejor que nadie de lo que habla, ya que comenz¨® su carrera en 1982 como rebelde comunista precisamente en Agdao. En aquel momento, ese distrito paup¨¦rrimo con 150.000 almas era uno de los feudos rojos de la regi¨®n. El Nuevo Ej¨¦rcito del Pueblo (NEP, rama armada del Partido Comunista Filipino, ilegal) impon¨ªa all¨ª su orden y su ideolog¨ªa, sin mostrar piedad hacia los recalcitrantes. Agdao se convirti¨® en Nicaragdao. F¨¦lix se llamaba entonces Benji, un nombre de guerra que ha mantenido hasta hoy. Dirig¨ªa una unidad de siete sparrows (gorriones), uno de esos terribles comandos especializados en operaciones rel¨¢mpago de exterminio en zonas urbanas.
De 1982 a 1985 -bajo el r¨¦gimen de Marcos- asesin¨®, experimentando a veces cierta aprensi¨®n, nos confiesa, a 40 representantes de ese orden aborrecido, "pro americano, imperialista y capitalista" -a 40 soldados, polic¨ªas o miembros de los servicios de seguridad, la mayor¨ªa de los cuales eran, sin duda, simples funcionarios poco comprometidos ideol¨®gicamente-. "No ten¨ªa tiempo para reflexionar, para dar mi opini¨®n; recib¨ªamos una lista de gente para matar, eso era todo".
El 9 de octubre de 1985 su suerte cambia. Detenido por el ej¨¦rcito y encarcelado, padeci¨® largos interrogatorios llamados t¨¢cticos. El ej¨¦rcito propone un empleo a Benji. Su trabajo es sencillo. Basta con que ponga a disposici¨®n del Estado sus conocimientos sobre los ambientes rebeldes, para entrar de este modo en la familia de los rebeldes restituidos (RR), esos insurgentes capturados o arrepentidos que se pasaron al otro bando. Acept¨®. No ten¨ªa otra opci¨®n: "Los comunistas mataron a muchos de mis compa?eros sin raz¨®n -referencia a las purgas internas del NEP- Adem¨¢s, si bien yo estaba bastante de acuerdo con los objetivos del comunismo, no lo estaba tanto con los medios utilizados para lograrlos".
Hoy, en Agdao, Benji es presidente de la asociaci¨®n de los RR, una banda de 25 ex rebeldes, la mayor¨ªa de los cuales no llega a los 30 a?os. Su misi¨®n principal es la informaci¨®n y cuando es preciso intervienen en acciones r¨¢pidas. Adem¨¢s cuenta con un empleo fijo -por 1.200 pesos (algo menos de 8.000 pesetas) al mes- en el seno de la oficial¨ªsima Unidad de Seguridad Civil (organismo encargado de la protecci¨®n de los edificios). Estos 25 RR recorren en equipo los laberintos de Agdao, escuchan las conversaciones, informan de los rumores al cabo Boy Ortiz, jefe de los polic¨ªas encargados del ¨®rden oficial en el distrito.
"S¨®lo ellos, que conocen perfectamente el lenguaje y los c¨®digos del NEP, pueden detectar a los comunistas", explica Ortiz. Desde 1986, Benji ha hecho posible el arresto de muchos criminales, de miembros del NEP, pero tambi¨¦n de simples sospechosos comunistas.
Alsa Masa
Sin embargo, Benji, que es toda una, personalidad, no es m¨¢s que uno de los miles de civiles que a partir de 1986 han hecho de Agdao primero y de Davao despu¨¦s el laboratorio de la lucha paramilitar contra el comunismo y el crimen. Antes de 1986, muchos mor¨ªan en Davao de muerte violenta: de tres a cinco asesinatos diarios por ajustes de cuentas, robos con agresi¨®n y operaciones de guerrilla. El asesinato en Agdao, en abril de 1986, de uno de sus ex jefes hizo desbordar el vaso de la exasperaci¨®n y reactiv¨® a Alsa Masa, una peque?a organizaci¨®n civil paramilitar fundada en 1984. Alsa Masa, que significa literalmente alzamiento del pueblo, renac¨ªa y a su paso iban floreciendo organizaciones hermanas que a partir de ahora se conocer¨¢n con el nombre gen¨¦rico de centinelas.
Los meses de agitaci¨®n y desorganizaci¨®n que siguieron a la revoluci¨®n de febrero de 1986, el fracaso un a?o m¨¢s tarde de las negociaciones entre el Gobierno y los rebeldes comunistas, pero tambi¨¦n las sangrientas y masivas purgas llevadas a cabo en el seno del NEP, infiltrado por agentes del Gobierno, facilitaron la aparici¨®n de los centinelas.
Alsa Masa creci¨® con mayor rapidez cuando se convirti¨®, de la noche a la ma?ana, en la organizaci¨®n del coronel Franco Calida, jefe de polic¨ªa de la ciudad, hombre en¨¦rgico y eficaz que dice tener s¨®lo una consigna: "Estar junto al pueblo".
Calida ha adquirido tal popularidad en Davao que a principios de a?o, cuando el ej¨¦rcito le ofreci¨® un ascenso en otra ciudad, una serie de manifestaciones oblig¨® a los jerarcas militares a retractarse de su decisi¨®n. Durante dos a?os, y a pesar de Calida, Alsa Masa conoci¨® un per¨ªodo de desarrollo an¨¢rquico, manchado con gran cantidad de abusos, entre los cuales se cuentan ejecuciones sumarias de comunistas o de sospechosos comunistas. El ej¨¦rcito se decidi¨® entonces a ejercer, subrepticiamente, el control de la organizaci¨®n que pod¨ªa muy bien echarle una mano en su lucha contra la insurrecci¨®n.
En la actualidad, Alsa Masa es toda una instituci¨®n en Davao. Todos, incluso alguno de los m¨¢s violentos oponentes de los centinelas, reconocen que all¨ª se ha restablecido la calma. Los hombres de negocios, que hab¨ªan huido en masa de la ciudad en 1986, comienzan a volver.
"El a?o pasado", comenta uno de los responsables de la C¨¢mara de Comercio e Industria, "el precio de los inmuebles se duplic¨®, y este a?o estimamos que se duplicar¨¢n las inversiones".
Esta nueva calma tiene un precio. En Davao no hay opci¨®n. Como lo explica Calida: "O se est¨¢ con el comunismo o se est¨¢ con la democracia".
En el campo y las monta?as, los rebeldes y el ej¨¦rcito, apoyado por los centinelas, prosiguen su guerra de hostigamiento. Es precisamente all¨ª, a unos 20 kil¨®metros. de Davao, en las verdes colinas pobladas de campesinos, donde Narciso, bajo el sorprendente nombre de Comandante X, conduce su cruzada anticomunista en nombre de Cristo.
Numerosas organizaciones de fan¨¢ticos religiosos han abonado el terreno removido por Alsa Masa y los centinelas. Los m¨¢s c¨¦lebres son los Tad-Tad (corta-corta), famosos por decapitar a algunas de sus v¨ªctimas, de las que a veces beben la sangre. Tambi¨¦n existen los Guerreros de Jes¨²s, los Misioneros Divinos, la Roca Blanca, la Roca de Cristo, los Misioneros para la Trascendencia Social, etc¨¦tera.
El Comandante X no tiene nada que envidiar a los Tad-Tad. Con sus Pulahans, una secta fundada hace tres a?os, no se complica en matices al intentar "aniquilar a los comunistas".
"En dos a?os", afirma Virgelio, los Pulahans han matado a 50 comunistas. En nuestras filas no ha muerto nadie.
Protegidos de las balas
No podr¨ªa ser de otra manera, ya que los Pulahans, que se han impuesto dos plegarias diarias, est¨¢n protegidos de las balas enemigas por amuletos tallados en c¨¢scara de coco o en bronce y por habaks, frascos de vidrio con aceite y ra¨ªces m¨¢gicas, que llevan atados al cuello o la cintura.
Esta extra?a atm¨®sfera, mezcla de anticomunismo primario,
'Los centinelas' de Davao
paranoia y fascinaci¨®n machista por las armas, a veces te?ida de fanatismo religioso, se extiende por las colinas y monta?as de numerosas regiones de Filipinas.Adem¨¢s de Mindanao, existe particularmente en las grandes islas de Negros, Samar y Leyte, pero tambi¨¦n en Manila y sus alrededores. All¨ª, la guerra que mantienen el ej¨¦rcito, los centinelas y los rebeldes es sin concesiones. Todos los d¨ªas mueren 10 personas : cinco rebeldes, tres soldados y dos civiles. De manera regular, el ej¨¦rcito lanza ofensivas contra las bases del NEP, obligando a los aldeanos a huir y a refugiarse en campamentos improvisados. Entre 130.000 y 200.000 personas han abandonado sus casas entre enero de 1988 y marzo de 1989.Estos desplazamientos forzados tienen a veces consecuencias dram¨¢ticas: en mayo pasado, 45 ni?os murieron en un campo de Negros por falta de atenci¨®n y alimentos.
En este contexto de guerra total, el ej¨¦rcito considera a las organizaciones civiles como auxiliares de primera importancia. La propia presidenta Coraz¨®n Aquino, despu¨¦s de haber ordenado en 1987, durante un celeb¨¦rrimo discurso, el desmantelamiento de los centinelas, se declar¨® a favor de estos movimientos "a condici¨®n de que no lleven armas y s¨®lo est¨¦n constituidos por voluntarios". Dos condiciones rara vez respetadas.
En 1988, el ej¨¦rcito comenz¨® a poner en marcha su propia organizaci¨®n de defensa civil, las Unidades Geogr¨¢ficas de las Fuerzas Armadas Ciudadanas (Citizen Armed Forces Geographical Units, CAFGU), encargadas de la seguridad y la informaci¨®n en los barrios, las comunidades de pueblo o distrito.
"En realidad", comenta Maris Diokno, presidenta del Movimiento Nacional para el Desmantelamiento de los Centinelas, "s¨®lo se trata de un cambio de nombre y de reemplazar a las Fuerzas Civiles piara la Defensa del Hogar (Civillan Home Defence Forces, CHDF), una organizaci¨®n paramilitar creada por Marcos.
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