Tres ciudades para 1992
Las inversiones de Cultura en Barcelona y Sevilla tienden a corregir el desequilibrio a favor de Madrid
JORDI BUSQUETS, En contraste con Madrid, cuya oferta cultural es muy superior a la de las restantes ciudades espa?olas, las otras dos capitales de 1992, es decir, Barcelona y Sevilla, abordan ahora la construcci¨®n o reforma de sus grandes infraestructuras culturales. La construcci¨®n del auditorio, en la capital catalana, y la del teatro de la Maestranza, en la andaluza, entre otros proyectos, suponen para las dos ciudades un paso de gigante en su empe?o de dotarse de unas instalaciones capaces de satisfacer la creciente demanda cultural. Y, en contra de lo ocurrido hasta ahora, lo har¨¢n con la contribuci¨®n econ¨®mica de la Administraci¨®n central.
La decisi¨®n del Ministerio de Cultura de contribuir con 3.000 millones de pesetas a la construcci¨®n del auditorio de Barcelona constituye un hecho sin precedentes, tanto por la importancia cuantitativa de la cifra -superior incluso a la invertida en el auditorio de Madrid-, como por tratarse de una aportaci¨®n equivalente al 50% del coste del proyecto.La decisi¨®n del Ministerio de Cultura en relaci¨®n al auditorio de Barcelona revela un cambio de orientaci¨®n en la pol¨ªtica de inversiones de este departamento, destinada, como se?ala el subdirector general, Jos¨¦ Manuel Garrido, a lograr una mayor dispersi¨®n geogr¨¢fica del gasto.
Tradicionalmente, Madrid ha sido la ciudad mimada por los administradores del dinero p¨²blico destinado a la cultura. Pero ¨¦ste no es un fen¨®meno exclusivo de Espa?a. Londres y, sobre todo, Par¨ªs, por ejemplo, acogen servicios e instituciones culturales inexistentes en cualquier otro lugar de sus respectivos pa¨ªses. Ram¨®n Espinar, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, otorga a este hecho una justificaci¨®n hist¨®rica. "Hist¨®ricamente", se?ala, "los gobernantes han ca¨ªdo en la tentaci¨®n de gobernar m¨¢s sobre la ciudad donde el poder tiene su domicilio que sobre el resto del territorio". "No debe olvidarse", agrega, "que a Carlos III le llamaban el alcalde de Madrid".
Tendencia centr¨ªpeta
Romper esta tendencia centr¨ªpeta del gasto y lograr un mayor equilibrio territorial, objetivo que se propone el equipo que dirige el ministro Jorge Sempr¨²n, no resultar¨¢ una tarea f¨¢cil. "Una parte importante" del presupuesto, advierte Garrido, continuar¨¢ destin¨¢ndose al mantenimiento y mejora de las grandes instituciones culturales del pa¨ªs, cuya gesti¨®n no ha sido traspasada a las' comunidades aut¨®nomas.
Estos dos factores, es decir, la secular localizaci¨®n de las grandes instituciones culturales en la capital del Estado y el desarrollo del sistema auton¨®mico, han hecho que, en Madrid, sea el Gobierno del Estado el principal dinamizador y financiero cultural y que, en el resto del territorio, sean los ayuntamientos y, cada vez m¨¢s, los gobiernos aut¨®nomos, los que asuman este papel.
Los proyectos de construcci¨®n o reforma de los espacios destinados a la ¨®pera y al arte contempor¨¢neo, que se desarrollan actualmente en Madrid, Barcelona y Sevilla constituyen el paradigma de esta situaci¨®n. En Madrid, la reconversi¨®n del Teatro Real en teatro de la ¨®pera, con un presupuesto de unos 5.800 millones de pesetas, se llevar¨¢ a cabo con cargo a los presupuestos de la Administraci¨®n central. En Barcelona, en cambio, la ampliaci¨®n del Teatro del Liceo ser¨¢ financiada, en una proporci¨®n todav¨ªa por negociar, por las distintas instituciones representadas en su ¨®rgano de gesti¨®n: Generalitat, Ayuntamiento y Diputaci¨®n de Barcelona, y Administraci¨®n central. Lo mismo ocurre en Sevilla, donde la construcci¨®n del Teatro de la Maestranza se lleva a cabo con las aportaciones, de 628 millones cada una, de la Junta de Andaluc¨ªa, el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n. El Ministerio de Cultura constribuir¨¢ al proyecto con 477 millones y la Sociedad Estatal para la Expo 92 con otros 1.000 millones.
Algo semejante ocurre, aunque con un desequilibrio todav¨ªa mayor, con la construcci¨®n de las infraestructuras destinadas a albergar las colecciones de arte contempor¨¢neo. Mientras que, en Madrid, la construcci¨®n del todav¨ªa inacabado Centro de Arte Reina Sofia se ha realizado con cargo, exclusivamente, a los presupuestos del Estado, en Barcelona han sido el Ayuntamiento y la Generafitat, con un especial protagonismo de la iniciativa privada, quienes han impulsado la creaci¨®n del futuro Museu d'Art Contemporani. En Sevilla, por ¨²ltimo, el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo, constituye una iniciativa, cuya realizaci¨®n se prev¨¦ a medio plazo, para la que la Junta de Andaluc¨ªa espera obtener el apoyo de otras instituciones y del capital privado.
Esta situaci¨®n, como reconoce Espinar, otorga a Madrid el beneficio a?adido de permitir que el Gobierno auton¨®mico desarrolle una acci¨®n complementaria a la de la Administraci¨®n central, responsable de las grandes infraestructuras culturales. "Ser¨ªa absurdo que nosotros hici¨¦ramos un IVAM", se?ala Espinar en referencia al Instituto Valenciano de Arte Moderno construido por la Generalitat valenciana.
Los responsables culturales de las dos restantes comunidades abordan el problema desde dos ¨®pticas distintas. "?Hasta qu¨¦ punto podemos pedir al ministro que pague por algo cuyas competencias han sido traspasadas?", se pregunta el consejero de Cultura de la Junta Andaluc¨ªa, Javier Torres Vela. "Lo que s¨ª debemos exigir al ministerio", agrega, "es que cumpla sus obligaciones en relaci¨®n a las infraestructuras de las que todav¨ªa es titular y cuya gesti¨®n ha sido traspasada". Aspecto, este ¨²ltimo, en el que coincide con el conseller Joan Guitart. Guitart considera, sin embargo, que el ministerio ha gastado poco en Barcelona, aunque las negociaciones actualmente en curso le hacen ser optimista con vistas al futuro inmediato.
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