El 'Proyecto Clemente' funcion¨® a medias
LUIS G?MEZ, Hay serias razones para pensar que el tercer proyecto Gil no es tal. Digamos que estamos ante un proyecto Clemente/Gil, sobre el que el presidente ejerce un indiscutible patrocinio. Pero poco m¨¢s. Y esas razones descansan, primero en que el Atl¨¦tico juega seg¨²n el sistema de su entrenador; segundo, en que los fichajes que le dan sentido son fichajes del entrenador y no del presidente, y, tercero, en la misma forma con que el equipo atiende los torneos veraniegos, bajo el criterio de rodar a los jugadores por diferentes alineaciones. ?Qu¨¦ finalidad tiene este aparente capricho que no lo es? Muy sencillo: dejar claro que el Atl¨¦tico se mueve por un sistema. Y ayer bast¨® el sistema para apuntar una nueva victoria, ¨¦sta vez ante un discreto y aburrido D¨ªnamo de Bucarest.
A diferencia de otros proyectos, el actual Atl¨¦tico tiene sentido en su juego: presi¨®n y contraataque. Los jugadores saben lo que se traen entre manos aunque a veces no puedan hacer m¨¢s, pero al actuar seg¨²n una reglas el equipo adquiere una idea de conjunto. Y si la idea prevalece ha de serlo a pesar de que cambien las alineaciones; aunque, llegado el momento de la verdad, habr¨¢ hombres que lo lleven a mejor fin que otros.
Ayer, Clemente puso su sistema en juego. Result¨® imperfecto porque no eligi¨® la mejor alineaci¨®n posible, pero fue suficiente para que, con el trabajo de los centrocampistas y el apoyo de los laterales, el Atl¨¦tico incapacitara al D¨ªnamo. Incapacitado el D¨ªnarno estuvo todo el partido y el encuentro lo gan¨® quien lo ten¨ªa que ganar aunque fuera de penalti.
No hubo m¨¢s porque, quiz¨¢s, Clemente desequilibrara a conciencia su propio esquema colocando un centro del campo de vocaci¨®n muy defensiva junto con la delantera aparentemente titular -la formada por Manolo, Baltazar y Futre-. Mientras la labor destructiva se llev¨® con solidez y el robo de balones fue continuado, en el ataque hubo un claro abismo entre delanteros y centrocampistas. El Atl¨¦tico tuvo que basar su ataque en el contraataque y no cont¨® con excesivos elementos para procurarse m¨¢s claras oportunidades de gol. Fuera de este detalle, que empieza a definir al Atl¨¦tico como el equipo de Clemente, el partido fue muy aburrido, ins¨ªpido si se tiene en cuenta el desolador panorama que mostr¨® el grader¨ªo. El D¨ªnamo contribuy¨® sobremanera al hast¨ªo con su juego despersonalizado y pesimista: era m¨¢s lento que r¨¢pido, m¨¢s blando que duro, m¨¢s conservador que ambicioso. Y para remate, el D¨ªnamo ni siquiera jug¨® a no perder; recibi¨® con correcci¨®n el gol y se aplic¨® a la faena con la actitud de un funcionario que solamente aspira a tomar el transporte p¨²blico que le devuelva a su domicilio.
Ante un equipo as¨ª, el sistema de Clemente ten¨ªa que triunfar aplicase como se aplicase. Clemente lo aplic¨® a medias, con su tercera alineaci¨®n diferente en una semana. Hoy har¨¢ una cuarta alineaci¨®n ante el Totenham pero que nadie se enga?e: detr¨¢s de cada apellido hay una misi¨®n en el campo. Y esa misi¨®n es lo que cuenta.
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