La mirada de Taiwan
Indiferencia en la 'otra China' ante la represi¨®n de la revuelta de los estudiantes
La matanza del 4 de junio en la plaza de Tiananmen de Pek¨ªn constern¨® a todo el mundo. Las emociones en las grandes comunidades ¨¦tnicas chinas, desde Australia hasta Londres, alcanzaron niveles sin precedentes. Pero ocurri¨® una cosa curiosa en la mayor comunidad china fuera del continente, cuya misma existencia se basa en la dedicaci¨®n a derrocar al Gobierno comunista de Pek¨ªn. En Taiwan casi no hubo reacci¨®n. S¨®lo tras 10 d¨ªas de nerviosimo orden¨® el Gobierno de Taipei que las banderas ondearan a media asta. Hubo manifestaciones, pero demasiado peque?as para reducir el nivel de negocio en los burdeles de Taipei, en los mercados nocturnos o en los restaurantes de serpientes.
El dirigente estudiantil huido, Wu'Erkaixi, se convirti¨® m¨¢s en un ¨ªdolo sexual para las adolescentes minifalderas y americanizadas de Taiwan que en un s¨ªmbolo de la democracia. Y el comercio al otro lado del estrecho experiment¨® poco menos que un hipo en su crecimiento vertiginoso, que aument¨® un 80% el a?o pasado, hasta alcanzar los 27.000 millones de d¨®lares. Al igual que muchos chinos conscientes, Peter Huang, directivo en un peri¨®dico de Taipei, se siente avergonzado de la tibia reacci¨®n. Pero ofreci¨® su experiencia personal como explicaci¨®n de la conducta. Porque su historia es tambi¨¦n la del Taiwan nacionalista. Y su reacci¨®n resume la reacci¨®n de sus 20 millones de compatriotas.Cuando Huang se gradu¨®, sus padres, ricos, le enviaron al sur para su mayor seguridad, alej¨¢ndole de los comunistas de Mao Zedong seg¨²n efectuaban su ¨²ltima ofensiva sobre Pek¨ªn. Nunca olvidar¨¢ sus caras llorosas en aquel d¨ªa de calor sofocante, 15 de agosto de 1948, mientras le dec¨ªan adi¨®s desde el and¨¦n de la estaci¨®n. Nunca les volver¨ªa a ver. Todas las rutas de escape estaban cortadas cuando por fin tomaron la dolorosa decisi¨®n de alejarse de su buena vida: la gran casa en la zona c¨¦ntrica de moda en Pek¨ªn, los criados, la casa de verano pr¨®xima a la del emperador en Beidaihe.
Huang se uni¨® a la banda enlodada de nacionalistas de Chang Kaishek que aflu¨ªa a trav¨¦s del estrecho canal a Taiwan para instaurar un gobierno en el exilio dedicado a recobrar el continente. Mientras ¨¦l se constru¨ªa una nueva vida, sus padres eran perseguidos por su riqueza como pertenecientes a una de "las nueve categor¨ªas pestilentes" del presidente Mao. Murieron en la c¨¢rcel con una diferencia de dos semanas durante la campa?a antiderechista" de 1957.
Retorno al pasado
Cuando las noticias de la matanza llegaron el 4 de junio, el recuerdo de sus padres volvi¨® de golpe. Pero cuando sus emociones se calmaron, se sorprendi¨®. Decidi¨® no abandonar sus planes de volver a Pek¨ªn por primera vez para ver la casa de sus padres (ocupada ahora por 41 familias) y a su amigo de la infancia, ahora un alto funcionario del Gobierno, quien le envi¨® una carta clandestina el a?o pasado cont¨¢ndole c¨®mo ahora han cambiado las cosas en China a mejor. Huang, en su mente, acababa de dar los primeros pasos para reconciliarse con China. Esos pasos hab¨ªan sido demasiado dolorosos y premeditados como para abandonarlos. Y lo mismo para el Gobierno de Taiwan.Los ¨²ltimos dos a?os han sido testigos del cambio espectacular y largamente meditado en el acercamiento de Taiwan al continente. Un cambio basado en dos razones. Primera, el paso del tiempo, que ha suavizado las memorias amargas y el odio visceral al r¨¦gimen comunista. Segunda, el salto de la isla al nivel de nuevos ricos, que ha producido en los taiwaneses una obsesi¨®n infantil por el dinero y las cosas que el dinero puede comprar, as¨ª corno la confianza de tratar de influir en el continente mediante la econom¨ªa y no la guerra ideol¨®gica.
El tiempo ha convertido a Taiwan en un lugar muy distinto de la isla pobre y militarizada bajo la ley marcial que educ¨® a sus hijos en el odio a los comunistas y el sue?o de recobrar el continente, una isla que confiaba en Estados Unidos para recibir ayuda y comerciar, y en la que el gobierno autoritario del Kuornintang controlaba con mano de hierro a sus ciudadanos. Hoy, los j¨®venes de Taiwan prestan poca atenci¨®n a China y no saben casi nada de ella.Se identifican m¨¢s con los s¨ªmbolos y aspiraciones occidentales: la cena, muy a menudo, consiste en una hamburguesa de Wendy; el ¨¦xito, en obtener un t¨ªtulo en una universidad americana.
Pol¨ªticamente, la isla se est¨¢ abriendo a un ritmo alucinante para un pa¨ªs que ha vivido tanto tiempo bajo el gobierno de un solo partido. Todav¨ªa no puede describirse como una sociedad abierta y democr¨¢tica. Pero por primera vez este a?o se presentar¨¢ a las elecciones un partido en la oposici¨®n. El propio Kucimintang ha celebrado unas primarias. Desde que el hijo de Chang Kaishek, Chang Chingkuo, muri¨® a principios de este a?o, el presidente del pa¨ªs ha sido un nativo de Taiwan en lugar de uno del continente y miembro de la dinast¨ªa Chang.
Ir¨®nicamente, el salto de Taiwan hac¨ªa una nueva era fue espoleado en gran medida por la decisi¨®n de Estados Unidos en 1978 de establecer relaciones con China continental, lo que exig¨ªa una ruptura de relaciones con Taipei. Taiwan se sinti¨® traicionada y, obligada a ser autosuficiente, su econom¨ªa se dispar¨®. Hoy, su reserva de divisas asciende a m¨¢s de 75.000 millones de d¨®lares y s¨®lo Jap¨®n est¨¢ por delante. La renta per c¨¢pita ha saltado de menos de 700 d¨®lares anuales en 1978 a los casi 7.000 de hoy.
Esta riqueza reci¨¦n encontrada es responsable en gran parte del confiado acercamiento de Taiwan a China en el curso de los dos ¨²ltimos a?os. Despu¨¦s de casi cuatro d¨¦cadas de contacto nulo entre ambos, Taiwan empez¨® a autorizar a sus ciudadanos a viajar al continente. El goteo de viejos soldados volviendo a sus pueblos de origen en el sur se convirti¨® en una inundaci¨®n de residentes taiwaneses curiosos: desde turistas a periodistas, pasando por empresarios que comenzaron a abrir f¨¢bricas, aprovech¨¢ndose de la mano de obra barata de China.
La recepci¨®n aliment¨® su confianza: eran como los proverbiales t¨ªos ricos. Empezaron a darse cuenta que poco ten¨ªan que temer ideol¨®gicamente y los hombres de negocios ten¨ªan todo que ganar. En el punto ¨¢lgido de las protestas pro democracia, Taiwan estableci¨® correo y enlaces telef¨®nicos directos.
Es un acercamiento que los funcionarios reconocen en privado que no quieren poner en peligro; de ah¨ª la tibia reacci¨®n oficial, seguida por una poblaci¨®n preocupada por jugar a la Bolsa. Desde la matanza, al menos una reuni¨®n secreta se ha celebrado entre funcionarios chinos y de Taiwan, que han prometido ayuda econ¨®mica. Personas serias pertenecientes a la elite de Taiwan defienden que pueden influir lentamente en la pol¨ªtica china mediante la infiltraci¨®n econ¨®mica y, finalmente, conseguir la reunificaci¨®n en la que sue?an ambas partes.
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