Anodino
Si hubiera que compendiar, para el que tenga prisa, en un solo t¨¦rmino el desarrollo de este festejo, el que mejor le cuadra es el de anodino. A¨²n hubo algunos momentos en que la corrida parec¨ªa levantar algo el vuelo, sin que alcanzara en ning¨²n iristante cotas elevadas, regresaba enseguida a ras de suelo.La corrida de Mart¨ªn Pe?ato tuvo una presentaci¨®n desigual. Hubo tres toros con trap¨ªo y tres terciados, aunque ¨¦stos se taparan -especialmente el sexto- con desarrolladas defensas. Respecto a su comportamiento tambi¨¦n fue gris¨¢ceo. Hicieron cosas de manso en los dos primeros tercios, y llegaron a la muleta, repitiendo, sin plantear especiales dificultades a los toreros. Quiz¨¢s el primero fue algo incierto, y el tercero menos noble que sus hermanos, pero en ning¨²n caso una alima?a.
Pe?ato / Ruiz Miguel, J
A. Campuzano, ManiliToros de Mart¨ªn Pe?ato, de desigual presentaci¨®n, mansurrones. Ruiz Miguel: aviso antes de entrar a matar, tres pinchazos, bajonazo (ovaci¨®n); dos pinchazos, estocada (oreja y petici¨®n de la segunda). Jose Antonio Campuzano: media ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada ca¨ªda (pitos). Manili: pinchazo, estocada (silencio), pinchazo, estocada (oreja). Plaza de Almer¨ªa, 22 de agosto. Segunda corrida de Feria.
Ru¨ªz Miguel, que se muestra, en esta su ¨²ltima temporada, muy coloquial con el p¨²blico, no acert¨® a centrarse con el primero. Le citaba siempre con la muleta atr¨¢s, tras numerosos pases, solamente en una tanda de naturales hubo temple. Tanto muletazos le di¨®, que antes de entrar a matar ya le hab¨ªa sonado un aviso.
Al cuarto le hizo una faena efectista, que prendi¨® en el tendido, con derechazos hacia afuera, con la muleta en el heterodoxa posici¨®n, circulares citando de espaldas, naturales con enganchones, zapatillazos en el cite, muletazos de los pasa toro, y un desplante. Al entrar la primera vez a matar, lo prendi¨® por la axila, afortunadamente sin m¨¢s consecuencias que quedar algo maltrecho, lo que no fue ¨®bice para que entrara otras dos veces m¨¢s, dejando en la tercera una buena estocada. El ef¨¦ctismo de la faena y el revolc¨®n predispusieron el ¨¢nimo del respetable, solicitando con ¨¦nfasis dos orejas, aunque s¨®lo se le otorg¨® una.
El p¨²blico, enfadado
Jos¨¦ Antonio Campuzano no remont¨® el vuelo en ning¨²n momento. A su primero, sumamente manejable, no le encontr¨® la distancia, y todos los pases carecieron de limpieza. Al quinto, que empez¨® a torearlo sentado en el estribo, tampoco se acopl¨® con ¨¦l desistiendo pronto de presentarle pelea, por lo que enfad¨® al bondadoso p¨²blico de Almer¨ªa.Manili estuvo desconfiado en su primero, quiz¨¢s acord¨¢ndose, en el brindis al cirujano de la plaza, de la cornada del pasado a?o en esta feria. En el sexto, s¨ª remont¨® el vuelo, sin alcalzar alturas de ¨¢guila. Aprovech¨® el buen lado derecho del toro y le di¨® -someti¨¦ndolo- estimables muletazos en varias series. Los naturales por el contrario no tuvieron brillo.
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