Esc¨¢ndalo sexual en el Capitolio
Las peligrosas amistades de Barney Frank, congresista dem¨®crata por Massachusetts
Todo empez¨® en 1985 con un breve anuncio en The Washington Blade, un semanario dedicado a la comunidad gay de la capital norteamericana: "Disponible atleta musculoso, excepcionalmente bien parecido y agradable. Trasero ardiente y buena dotaci¨®n garantizan rato agradable". Una llamada respondi¨® al anuncio. El trato fue ultimado a raz¨®n de 80 d¨®lares (unas 10.000 pesetas) la hora. Cuatro a?os despu¨¦s, la tormenta ha estallado. El autor de la llamada era Barney Frank, un congresista dem¨®crata por el Estado de Massachusetts. El "atleta musculoso" era Stephen Gobie, un proxeneta homosexual.
Stephen Gobie, cocain¨®mano convicto, actu¨® durante dos a?os, entre 1985 y 1987, como ama de llaves y ch¨®fer del congresista Barney Frank, y utiliz¨® su apartamento, situado en la calle Octava, cercana al Capitolio, como sede de una red de prostituci¨®n masculina y femenina.La chispa salt¨® el pasado 24 de agosto al ser revelada la relaci¨®n entre Frank y Gobie por el peri¨®dico conservador The Washington Times en una exclusiva nacional. A las pocas horas, el tema acaparaba la atenci¨®n de todos los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs. El s¨¢bado 25, el diputado Frank admit¨ªa en una conferencia de prensa celebrada en su distrito electoral de Newton, un barrio de Boston, la veracidad de las afirmaciones de The Washington Times, aunque matizaba que s¨®lo hab¨ªa pagado por los servicios sexuales de Gobie una sola vez y que no ten¨ªa idea de que el proxeneta hubiera utilizado su piso como casa de citas
Las matizaciones de Frank son importantes por dos razones. En el distrito de Columbia, donde se encuentra ubicado Washington, el pago por los ser vicios sexuales de una persona se considera una falta que lleva aparejada una pena de prisi¨®n de un a?o y una multa de hasta 10.000 d¨®lares. La segunda raz¨®n es m¨¢s grave: tener conocimiento y autorizar la existencia de una red de prostituci¨®n constituye un delito que puede llevar impl¨ªcita una condena de 10 a?os de c¨¢rcel.
Gobie, un p¨¢jaro de cuidado en libertad provisional despu¨¦s de ser condenado por delitos sexuales y posesi¨®n de coca¨ªna en Virginia, ha manifestado que Frank conoc¨ªa totalmente la existencia de su negocio y que siempre que iba a regresar a casa pronto llamaba antes por tel¨¦fono para "asegurarse de que no hab¨ªa moros en la costa". El proxeneta ha dado otra campanada al anunciar que tambi¨¦n estaba asociado sentimentalmente con el director de una escuela secundaria de Chevy Chase, uno de los suburbios residenciales de Washington, y que algunas veces hab¨ªa utilizado el despacho del director para la contrataci¨®n de servicios con algunos de sus pupilos.En busca de Pigmali¨®n
Por su parte, Frank ha admitido que durante los dos a?os que Gobie estuvo a su servicio le pagaba un sueldo anual de 20.000 d¨®lares (unos 2,4 millones de pesetas). En ese tiempo, el congres¨ªsta escribi¨® varias veces en su papel oficial con membrete de la C¨¢mara de Representantes al funcionario de prisiones encargado de vigilar la libertad provisio nal de Gobie para certificar que el proxeneta trabajaba- para ¨¦l.El congresista, que pid¨® el lunes personalmente una convocatoria del Comit¨¦ de ?tica de la C¨¢mara de Representantes para que investigue su actuaci¨®n, ha reconocido que cometi¨® "una inmensa equivocaci¨®n" al contratar a Gobie. Al mismo tiempo, ha invocado a George Bernard Shaw para justificar sus actos. "Cre¨ª que yo era Henry Higgins y que Gobie iba a ser mi P¨ªgmali¨®n", manifest¨® Frank en la conferencia de prensa, en una alusi¨®n al inmortal personaje creado por G. B. S. y protagonizado en -el cine por Rex Harrison. "Pens¨¦ que pod¨ªa reformarle", a?adi¨®.
Frank rnanifest¨® que hab¨ªa despedido a Gobie en 1987, despu¨¦s de que su casero le protestara por dos veces consecutivas por los esc¨¢ndalos que se registraban en su apartamento. Ese mismo a?o, Frank revel¨® p¨²blicamente su condici¨®n de homosexual por si Gobie decid¨ªa denunciar en el futuro su relaci¨®n, como as¨ª ha ocurrido. En el Congreso de Washington solo hay dos miembros que p¨²blicamente han admitido su homosexualidad: uno es Frank, y el segundo, su compa?ero de esca?o tambi¨¦n por el Estado de Massachusetts, Gerry Studds.Electores rielesEl Partido Republicano, uno de cuyos diputados fue recientemente condenado por mantener relaciones sexuales con una menor, SC frota las manos ante las desventuras del congresista dem¨®crata y anuncia que piensa presentar un candidato de talla para oponersea Frank en las elecciones para la renovaci¨®n de la mitad de? Congreso del pr¨®ximo a?o. Sin embargo, la conducta personal del diputado no parece haber hecho mella entre sus electores. Una encuesta realizada por Ihe Boston Globe durante: el fin de semana demostraba que el 65% de sus votantes piensa que no debe dimitir por las revelaciones y el 60% est¨¢ de acuerdo en votarle si se presenta de nuevo en 1990. En las ¨²ltimas elecciones, cuando en su distrito se conoc¨ªa sucondici¨®n de homosexual, Frank sali¨® elegido con el 70% de los sufragios.
Una de las iron¨ªas de este caso es que el congresista por Massachusetts, Estado del que es gobernador el candidato dem¨®crata derrotado en las ¨²ltimas presidenciales, Michael Dukakis, es que Frank tiene fama de duro en el Juicio de las conductas personales de sus compa?eros. Recientemente pidi¨® insistentemente que el Comit¨¦ de ?tica investigara las acusaciones de que un congresista dem¨®crata, Gus Savage, hab¨ªa abusado de una funcionaria del Cuerpo de Paz durante un viaje al Congo.
En cuanto a Gobie, la idea de revelar a la Prensa sus relaciones con Frank se le ocurri¨®, seg¨²n propia confesi¨®n, al ver en televisi¨®n la pel¨ªcula The Mayflower madame, en la que Candice Bergen interpreta el papel de la due?a de un burdel. "Me di cuenta de que yo estaba en medio de algo importante y de que alg¨²n d¨ªa tambi¨¦n saldr¨ªa en televisi¨®n".
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