Adi¨®s con la Sinf¨®nica de Londres
La Sinf¨®nlca de Londres, con su director principal, Michael Tilson Thomas (Hollywood, 1944), ha clausurado los d¨ªas 30 y 31 de agosto, en la plaza Porticada, el 38? Festival de Santander, que este a?o ha brillado especialmente por la calidad y cantidad de primeras figuras y la gran afluencia de p¨²blico, unas 115.000 personas.Son conocidos los valores individuales y colectivos de la orquesta. londinense ahora evidenciados en la Cuarta sinfon¨ªa de Beethoven; la Sexta de Bruckner, y La consagraci¨®n de la primavera de Stravinski, a lo que se sum¨® un estreno mundial de Dolin Matthews (Londres, 1947) titulado Quatrain, suerte de gran ejercicio virtuos¨ªstico para mayor lucimiento de los int¨¦rpretes. El lenguaje moderno, sin excesos, y la dureza de las combinaciones arm¨®nico-t¨ªmbricas no hizo demasiado feliz a la audiencia que ocupaba totalmente el recinto, pero en todo caso reacciort¨® con cortes¨ªa. El primer trompeta de la Sinf¨®nica, Maurice Murphy (Londres, 1935), exhibi¨® su virtuosismo, sienipre musical, en la parte solista del Concierto en mi bemol, de Haydn.
Dentro del alto nivel alcanzado a lo largo de los dos prograrrias cabe se?alar alguna limitaci¨®n: Tilson Thornas entiende la Cuarta de Beethoven, ese maravilloso "adi¨®s al pasado", en forma un tanto blanda. Los procesos internos de tensi¨®n que fortalecen la estructura general de la obra resultaron d¨¦biles, en su continuidad y su din¨¢mica, en beneficio de un detallismo preciosista que por momentos nos muestra no pocas bellezas.
Algo an¨¢logo podr¨ªa decirse de la Sexta sinfon¨ªa de Bruckner, cuyo misticismo sonoroideol¨®gico convenci¨® a todos en el. tiempo lento. En los otros tres hubo exceso de luz, aunque la expresi¨®n fuera menos saneada y apol¨ªnea que la caracter¨ªstica del gran posrorn¨¢ntico austriaco.
Con la versi¨®n de La consagraci¨®n de la primavera de Stravinski, puede estarse de acuerdo o no, pero me parece indiscutible que Tilson Thomas ilumina los m¨¢s diversos, contrapuestos y rec¨®nditos pasajes. La energ¨¦tica imperante en el genial ballet, los grandes bloques sonoros, los ritmos martilleantes y los acentos cambiantes adquieren en manos del maestro norteamericano y los profesores londinenses superlativas valoraciones arm¨®nicas y raras matizaciones coloristas, aunque el impulso pierde violencia y los tremendos ritos paganos se tornan hechos de refinada po¨¦tica, sucesos de excesiva delicadeza.
Termina el 38? festival sin que nadie pueda asegurar si es el ¨²ltimo de la Porticada, como se desprende de lo explicado por Jos¨¦ Luis Ocejo, director del certamen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.