Toros de pena
Guateles / Manzanares, Robles, Cepeda
Cinco toros de Los Guateles y 2?, sobrero de Roc¨ªo de la C¨¢mara, pobres de cabeza y blandos. Jos¨¦ Mari Manzanares: silencio; ovaci¨®n y saludos. Julio Robles: ovaci¨®n y saludos; aplausos. Fernando Cepeda: ovaci¨®n y saludos; oreja. Plaza de Salamanca, 12 de septiembre. Primera corrida de feria.
Los toros de "je, je", no son toros de risa, como pudiera parecer, sino m¨¢s bien de pena o indignaci¨®n. Y tambi¨¦n de aburrimiento. Son aquellos, pobrecitos, que embisten como si estuviesen en las ¨²ltimas, haciendo pensar que de un momento a otro se van a derrumbar. Pegan tropezones, doblan las manos, miran implorantes y al fin, tras innumerables "toro, je, toro, je" de los toreros, hacen el esfuerzo supremo de avanzar hacia la muleta. Ponen emoci¨®n, que se dice, porque uno preve a cada paso una muerte repentina del toro, cosa que sin duda conmover¨ªa en caso de producirse.
El toro de Roc¨ªo de la C¨¢mara, que sustituy¨® al segundo, por cojo, estuvo a la altura de las circunstancias, o sea, en plan "toro, je". Como adem¨¢s la corrida no fue aparatosa por delante precisamente, sino agradable, con m¨¢s de una escoba en el sitio de los pitones, pues tan ricamente todo el mundo.
Manzanares anduvo aseado en su primero y con un azogue en los pies en el cuarto, que por lo dem¨¢s era un toro bondadoso. Robles, desdibujado toda la tarde, forz¨® mucho la figura y le cost¨® cruzarse. Ciertamente ante animales tan sosos debe costar un mundo inspirarse. Media alivi¨¢ndose en el primero y bajonazo en el otro. A Cepeda seguimos sin "verle" en Salamanca, donde tampoco esta vez ha dejado nada memorable. Un emocionante cambio con la muleta preludi¨® su ¨²ltima faena, voluntariosa.
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