'Good bye', Eddy
Como su ¨ªdolo, Fiorello La Guardia, Koch no podr¨¢ acceder por cuarta vez a la alcald¨ªa de Nueva York
La vida en Nueva York ya no ser¨¢ igual a partir del pr¨®ximo enero, cuando un nuevo alcalde rija los destinos de la ciudad de los rascacielos. Puede que el nuevo edil, que ser¨¢ elegido en noviembre entre el dem¨®crata de raza negra David Dinkins y el republicano y blanco Rudolph Giuliani, lo haga mejor o peor que su antecesor. Pero sin duda no ser¨¢ lo mismo. Porque, y en esta conclusi¨®n est¨¢n de acuerdo amigos y enemigos por igual, Edward Irving Koch no era ni bueno ni malo. Era sencillamente ¨²nico.
Su figura, alta y destartalada, casi siempre en mangas de camisa, y su voz nasal siempre dispuesta al dardo acerado contra tirios y troyanos, hac¨ªan que Koch se hubiera convertido despu¨¦s de 12 a?os ininterrumpidos como al alcalde en un signo de identidad tan neoyorquino como la Quinta Avenida, la estatua de la Libertad o los guetos Harlem.Koch, un jud¨ªo desertado por un tercio de sus propios correligionarios en las primarias para la designaci¨®n dem¨®crata del pasado lunes, ha tenido siempre vocaci¨®n de alcalde de Nueva York y se ha considerado el alcalde por excelencia. Cuando el martes, un d¨ªa despu¨¦s de ser derrotado en la elecci¨®n primaria por el presidente del distrito municipal de Manhattan, David Dinkins, el colorista Koch se coloc¨® en su estaci¨®n favorita de metro, en la esquina de la Lexington Avenue y la calle 77, para dar las gracias a los que le hab¨ªan apoyado, en la elecci¨®n, un joven trat¨® de consolarlo con un comentario de circunstancias: "No te preocupes, Ed. Encontrar¨¢s un trabajo mejor". Su contestaci¨®n resumi¨® sus verdaderos sentimientos mucho mejor que un voluminoso tratado de psicolog¨ªa: "Hijo, no existe en el mundo un trabajo mejor que ¨¦ste",dijo.
Edward Koch, un neoyorquino hijo de emigrantes polacos licenciado en derecho por la Universidad del Estado de Nueva York, conquist¨® por primera vez la popularidad en 1963 al derrotar a un pol¨ªtico notorio por sus lazos con la Mafia, Carmine DeSapio, como representante en el municipio neoyorquino del barrio liberal y bohemio de Greenwich Village, el Village. La victoria de Koch trascendi¨® el nivel local porque era el primer asalto a la estructura de poder mafiosa acuartelada en la tenebrosa sede del partido en Tammany Hall. A?os m¨¢s tarde, Kock se present¨® como diputado al Congreso de Washington, donde represent¨® durante siete a?os una circunscripci¨®n de Nueva York. Pero su objetivo fue siempre la alcald¨ªa de la big apple, la gran manzana neoyorquina, cargo que conquist¨® en 1977 frente a una figura en alza del partido dem¨®crata, el actual gobernador del Estado de Nueva York, Mario Cuomo.
Su deb¨² fue espectacular Koch consigui¨® en menos de dos a?os reflotar a la ciudad despu¨¦s de nivelar un presupuesto municipal en bancarrota. Fue su gran logro. Pero 12 a?os despu¨¦s sus conciudadanos lo han olvidado ante el c¨²mulo de problemas diarios a los que se enfrenta Nueva York, desde la droga y la violencia que produjo 1.915 asesinatos en 1988, hasta el drama de los mendigos sin casa que duermen a diario alas aceras de la Quinta Avenida. Y por si esto fuera poco, durante el tercer mandato de Koch los esc¨¢ndalos se han sucedido con mon¨®tona regularidad en todos los niveles de su administraci¨®n municipal. Unas 160 personas, incluidos seis jefes de servicios municipales, han tenido que dimitir por haberse visto envueltos en diversos esc¨¢ndalos financieros. La cr¨®nica de la corrupci¨®n en el ¨²ltimo mandato de Koch est¨¢ escrita y a la venta en un libro titulado Ciudad a la venta: Ed Koch y la traici¨®n de Nueva York, escrito por los periodistas Jack Newfileld y Wayne Barrett.
Enemigos
El agresivo y a veces vitri¨¢lico estilo del alcalde "Soy mi peor enemigo" explica. "S¨®lo s¨¦ decir la verdad y no me callo. A m¨ª edad se me puede moderar, pero no cambiar" le ha ganado enemigo tras enemigo no s¨®lo de tipo personal, sino en comunidades o grupos raciales. Su ¨²ltimo exabrupto se produjo durante la campa?a presidencial el a?o pasado, cuando afirm¨® que el mayor problema de Nueva York no era la epidemia de SIDA, sino el candidato dem¨®crata a la Casa Blanca, Jesse Jackson. Declaraci¨®n que complet¨® acusando a los dirigentes negros norteamericanos de alimentar sentimientos antisemitas. Los votantes dem¨®cratas negros no han olvidado estas palabras, y el lunes se volcaron materialmente por la candidatura de Dinkins.Un trabajador infatigable su jornada habitual de 17 horas comienza a las 5.30 con un ejercicio de media hora en una cinta de jogging fija y al ritmo de la canci¨®n To all the girls I loved before (A todas las chicas que am¨¦ antes) cantada a d¨²o por Willie Nelson y Julio Iglesias, un titulo tan controvertido como el propio Koch, a quien no se le con¨®ce ning¨²n amor femenino-, en estos momentos Koch pensar¨¢ en unas palabras- que pronunci¨® hace a?os dedicadas a su ¨ªdolo pol¨ªtico, el alcalde Fiorello La Guardia, que pueden servirle a ¨¦l como epitafio pol¨ªtico: "Abandon¨® la alcald¨ªa solo. Apag¨® las luces. Fuera no hab¨ªa nadie.
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