El rey de Suecia media en la crisis de la Academia
Las dimisiones de los acad¨¦micos empa?an la imagen del Premio Nobel
La crisis surgida en la Academia Sueca despu¨¦s de que tres de sus miembros, Kerstin Ekman, Lars Gyllensten y Werner Aspenstrom, presentaran la renuncia de su cargo a mediados de la semana pasada, contin¨²a sin cambios aunque se llevan a cabo intensas y silenciosas gestiones para resolverla. El rey Carlos Gustavo, a quien estatutariamente le compete una cierta tutela moral sobre la Academia, expres¨® su esperanza de que los disidentes depongan su actitud.
La exhortaci¨®n fue formulada despu¨¦s de que el secretario permanente de la Academia, Sture Allen, lo visitara en el Palacio Real para informarle detalladamente sobre los ¨²ltimos sucesos que sacuden a uno de los organismos m¨¢s venerados de Suecia. El temor de que el conflicto ocasione perjuicios a la imagen de la Academia en el plano internacional ha sido expresado por diversos escritores y tambi¨¦n por miembros de la Academia. El hecho de que sea este organismo el responsable de adjudicar el Premio Nobel de Literatura le ha dado notoriedad universal, pero tambi¨¦n lo ha convertido a menudo en blanco de cr¨ªticas, no s¨®lo literarias sino tambi¨¦n pol¨ªticas, a ra¨ªz de sus decisiones. El conflicto ha estallado, adem¨¢s, a pocos d¨ªas de que deba darse a conocer el nombre del escritor galardonado para este a?o. De ah¨ª la urgencia por resolver el litigio.Cuando se hizo p¨²blica, la semana pasada, la presentaci¨®n de la carta renuncia de los tres ac¨¢d¨¦micos, se dijo que la actitud de Kerstin Ekman y el ex secretario permanente, Lars Gyllensten, obedec¨ªa a discrepancias surgidas ya en el mes de marzo, cuando una mayor¨ªa decidi¨® que la Academia se abstuviera de expresar p¨²blicamente su solidaridad con el escritor Salman Rushdie, aduciendo que ello implicaba una decisi¨®n pol¨ªtica que entend¨ªan incompatible con los estatutos, punto sobre el cual las opiniones no son un¨¢nimes. A su vez la renuncia del tercer miembro, Werner Aspenstrom, no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con el caso Rushdie, aunque no se especificaron cu¨¢les eran los motivos.
La Academia respondi¨® a los aspirantes a la renuncia con el rechazo de ¨¦stas, aduciendo que la designaci¨®n con la que hab¨ªan sido honrados es de por vida y por tanto no est¨¢ entre las prerrogativas de los acad¨¦micos el derecho a renunciar. Sobre este punto tambi¨¦n las opiniones son discrepantes. Otros miembros respaldaron la decisi¨®n del rechazo no por aceptaci¨®n de r¨ªgidos principios estatutarios que consideran obsoletos, sino por una raz¨®n de supervivencia de la propia Academia. Esta fue la posici¨®n de Goran Malmqvist, quien dijo que nadie estar¨ªa dispuesto a ocupar el lugar de los renunciantes y que el asunto causar¨ªa un da?o enorme.
En medio del conflicto, el d¨ªar¨ªo Svenska Dagbladet public¨® una extensa entrevista al historiador y tambi¨¦n acad¨¦mico Erik Lonnroth en la que entre otras cosas expresa que el asunto Rushdie tiene muy poco que ver con las renuncias y que es un pretexto que esconde viejas rivalidades personales entre algunos acad¨¦micos, especialmente entre Lars Gyllensten y Sture Allen, que le sucedi¨® en el cargo de secretario permanente. Tambi¨¦n aclar¨® el profesor Lonnroth que los tres aspirantes a la renuncia tienen derecho a votar, aun en las actuales circunstancias, sobre la designaci¨®n del Premio Nobel, e incluso pueden hacerlo por correo sin asistir a las reuniones.
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