El Gobierno aumentar¨¢ su control sobre Barcelona 92

El Gobierno aumentar¨¢ su control sobre el desarrollo general y el cumplimiento de los plazos de ejecuci¨®n de los proyectos que convergen en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 como consecuencia de las deficiencias organizativas y de los incidentes pol¨ªticos que dieron al traste con la inauguraci¨®n del estadio de Montju?c. El Gobierno considera que, tras el fiasco de Montju?c, "se est¨¢ comprometiendo la imagen y el prestigio de Espa?a", seg¨²n fuentes gubernamentales.

Si no fuese por la convocatoria anticipada de elecciones generales, el fracaso de la inauguraci¨®n del estadio Ol¨ªmpico ya habr¨ªa desembocado con toda probabilidad en una nueva crisis en la organizaci¨®n de Barcelona 92, seg¨²n coinciden diversas fuentes implicadas en el proyecto o4mpico. La cita electoral ha aplazado, por razones obvias, la adopci¨®n por parte del Gobierno de medidas para incrementar su control sobre la organizaci¨®n de los Juegos.Las mismas fuentes estiman que lo m¨¢s factible es que la comisi¨®n interministerial que debe coordinar los trabajos gubernamentales relacionados con Barcelona 92 -que, a pesar de que su creaci¨®n fue anunciada a finales del a?o pasado, a¨²n no ha sido constituida- sea el organismo a trav¨¦s del cual se arbitrar¨¢ la fiscalizaci¨®n de la Administraci¨®n central sobre Barcelona 92.

Comisario

La principal duda que pesa sobre la futura comisi¨®n interministerial es si dicho organismo ser¨ªa presidido por el propio presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, o bien por un ministro. Medios gubernamentales no descartan que dicha comisi¨®n interministerial pudiera crear en Barcelona una infraestructura propia y delegar sus funciones ejecutivas en un comisario de la Administraci¨®n central.Esta ¨²ltima posibilidad no ser¨ªa aceptada de buen grado por el alcalde de Barcelona y presidente del comit¨¦ organizador de los Juegos (COOB), Pasqual Maragall, quien ya a finales del a?o pasado, en medio de la crisis m¨¢s virulenta de cuantas ha atravesado el COOB hasta ahora, se neg¨® tajantemente a aceptar la creaci¨®n de una vicepresidencia ejecutiva en el organigrama del comit¨¦ organizador, idea que compart¨ªan el Gobierno, la Generalitat, el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol y el propio Samaranch. A pesar de su soledad frente a aquella ofensiva, Maragall consigui¨® que el Gobierno aflojase la presi¨®n y le extendiera un cheque en blanco para resolver y cerrar la crisis a su modo. El cheque, sin embargo, ten¨ªa fecha de caducidad: un a?o.

Ahora, cuando ese plazo est¨¢ a punto de expirar, en medios gubernamentales se entiende que las deficiencias y los incidentes que rodearon la inauguraci¨®n de Montj?c pusieron de manifiesto que "la crisis se cerr¨® mal".

La tarea de fiscalizaci¨®n del Estado sobre Barcelona 92 pondr¨¢ ¨¦nfasis en dos aspectos: que los calendarios de ejecuci¨®n de proyectos se cumplan seg¨²n las previsiones y que la organizaci¨®n de los JJ OO trabaje en la promoci¨®n de la cita ol¨ªmpica de 1992 en toda Espa?a. Esta ¨²ltima cuesti¨®n inquieta al Gobierno, especialmente despu¨¦s de los silbidos al Rey y a los atletas espa?oles en la inauguraci¨®n del estadio de Montju?c. Este suceso, seg¨²n fuentes gubernamentales, ha multiplicado un cierto sentimiento de desapego en el resto de Espa?a respecto a los Juegos de Barcelona; sentir que se traducir¨ªa en la creencia popular de "all¨¢ se lo hagan los catalanes con sus Juegos".

El Ayuntamiento de Barcelona defiende el modelo organizativo actual, basado en el liderazgo municipal. Maragall saludar¨ªa la creaci¨®n de la comisi¨®n interministerial como una muestra "positiva" de la implicaci¨®n del Gobierno, as¨ª como que dicho ente fuese presidido por Gonz¨¢lez, aunque rechazar¨ªa la hip¨®tesis de un comisario gubernamental.