Glemp: "El antisemitismo no cuadra conmigo"
El cardenal primado de Polonia define su posici¨®n ante la pol¨¦mica de las carmelitas de Auschwitz
Desde hace ocho a?os, el cardenal Jozef Glemp est¨¢ al frente de la Iglesia cat¨®lica de Polonia. El sucesor del combativo Stefan Wyszynki ha sabido defender durante este tiempo la posici¨®n.de la Iglesia frente a la direcci¨®n comunista ahora relevada de su cargo. La discusi¨®n sobre el nuevo papel de la Iglesia dentro de una sociedad pluralista se ve ensombrecida desde hace seis semanas por la pol¨¦mica surgida en torno al convento de carmelitas situado junto al muro exterior del antiguo campo de concentraci¨®n de Auschwitz.
En una homil¨ªa, el cardenal lemp atac¨® duramente a un grupo jud¨ªo que penetr¨® en lo terrenos del convento. Los jud¨ªos quer¨ªan protestar contra el hecho de que el convento no hubiese sido desalojado todav¨ªa, lo que era contrario a acuerdo firmado en Ginebra en 1987 entre la Iglesia cat¨®lica y las organizaciones jud¨ªas. El corresponsal del Suddeutsche Zeitung habl¨® con el primado en su residencia de Varsovia.Pregunta. Hasta hace pocos meses se hablaba del tri¨¢ngulo social partido- Soliariad-Iglesia. ?Redefinir¨ªa usted el papel de la Iglesia ahora?
Respuesta. En un determinado momento la Iglesia estuvo en ese tri¨¢ngulo social y pol¨ªtico. Eso se puso de manifiesto en el encuentro entre Jaruzelski Walesa y yo del 4 de noviembre de 1981. Pero tambi¨¦n hubo ¨¦pocas en que la Iglesia se encontraba sola frente al partido y al r¨¦gimen. Entre los a?os cincuenta y los ochenta, la Iglesia tuvo que reclamar sola la libertad y los derechos para los dem¨¢s y para ella misma. Hoy la situaci¨®n ha cambiado, como lo hab¨ªamos deseado: las personas vuelven a ser sujetos en la sociedad, surgen diversas organizaciones, se crea lo que llamamos democracia.
P. ?Qu¨¦ significa esto para la Iglesia? .
R. Actualmente, el papel de la Iglesia ha cambiado, se ha normalizado. Se ajusta m¨¢s a las funciones de la Iglesia tal como existen en Occidente, pero eso significa que ahora la Iglesia tambi¨¦n tiene que dar en el pluralismo su opini¨®n sobre muchos asuntos.
Desaf¨ªo para la Iglesia
P. ?Ser¨¢ la Iglesia, junto al partido, la gran perdedora del cambio social?R. La liberalizaci¨®n que se est¨¢ llevando a cabo es un desaf¨ªo para la Iglesia, ya que trata de realizar sus tareas bajo nuevas condiciones. Eso supone, sobre todo, que las personas no se orienten solamente hacia las cosas mundanas, supone la elevaci¨®n de la moral, el fortalecimiento de la unidad de la familia, todo aquello que constituye la ¨¦tica de la sociedad.
P. ?Qu¨¦ opina del hecho de que durante la campa?a electoral de la primavera numerosos curas tomasen partido por Solidaridad desde el p¨²lpito?
R. La Iglesia no ha dado a los cat¨®licos nunca instrucciones de c¨®mo deb¨ªan votar. En cambio, muchos sacerdotes, que tambi¨¦n son ciudadanos y tienen sus opiniones propias, dijeron a sus rieles c¨®mo lo hac¨ªan ellos y c¨®mo deber¨ªa hacerse. Pero eso era una cuesti¨®n de conciencia ciudadana.
P. ?C¨®mo se configurar¨¢ la relaci¨®n con el nuevo r¨¦gimen? Al primer ministro, Tadeusz Mazowiecki, se le ha reprochado ya desde c¨ªrculos eclesi¨¢sticos ser demasiado liberal.
R. Yo no he o¨ªdo tales reproches. Es evidente que nosotros apoyamos a Mazowiecki. Opinamos que goza de gran simpat¨ªa porque nombra sobre todo a gente honrada para construir el futuro de Polonia.
P. La Iglesia ha exigido al nuevo r¨¦gimen prohibir el aborto. ?Considera que una ley semejante puede imponerse?
R. La Iglesia quiere llevar a cabo proyectos mucho m¨¢s ambiciosos que solamente la abolici¨®n de la ley de la interrupci¨®n del embarazo. Esa ley fue s¨®lo uno de los errores que hicieron que disminuyese el respeto a la vida humana, porque educa a las personas en una determinada direcci¨®n: significa que es posible hacer lo que consideramos malo. Nosotros s¨®lo queremos defender cualquier vida, y eso siempre lo har¨¢ la Iglesia.
P. A ustedes se les ha reprochado no querer respetar el acuerdo de Ginebra sobre el convento de Auschwitz.
R. Mis opiniones han sido expuestas de manera deformada. El contenido deb¨ªa respetarse como era. Eso lo dije tambi¨¦n cuando estuve recientemente en Londres. Pero yo no estaba conforme con la forma: el acuerdo fue firmado demasiado deprisa. Las protestas de los jud¨ªos tal como tuvieron lugar en AuschwItz hirieron nuestra dignidad y la de las monjas. Por eso tuve que protestar en¨¦rgicamente. Esa protesta fue interpretada mal, pues yo aspiraba a un di¨¢logo m¨¢s amplio, abierto y profundo. Pero actualmente la situaci¨®n ya ha cambiado un poco.
P. En su homil¨ªa de Tschenstochau se apreciaron tonos antisemitas.
R. Conozco muchas voces de la Prensa que me atribuyen antisemitismo. Yo digo, en cambio, que en m¨ª no existe ese antisemitismo. Tambi¨¦n hay que preguntarse: ?qu¨¦ es un antisemita? Actualmente no lo puede decir nadie. Si un m¨²sico jud¨ªo desafina en la orquesta y se le dice: "Has desafinado", podr¨ªan acusarle a uno de antisemitismo. ?Ser¨ªa llamado antisemita ante un antisemita llamado HitIer! No se puede expresar con una palabra todas las relaciones negativas que pueden existir entre las personas: se puede hablar de antipat¨ªa, de falta de amistad. La palabra antisemitismo es demasiado fuerte. Y, desde luego, no cuadra en absoluto conmigo.
P. ?Por qu¨¦ dijo usted en su homil¨ªa que los jud¨ªos atizaban los sentimientos antipolacos en la Prensa internacional?
R. Espero poder publicar alg¨²n d¨ªa los recortes de peri¨®dicos que han llegado hasta m¨ª. Dar¨ªan lugar a un libro bastante voluminoso. Entre ellos hay voces de la Prensa sumamente antip¨¢ticas, que nos duelen mucho. Pero cuando se calme esa pasi¨®n se ver¨¢ que la verdad est¨¢ en otra parte.
Paciencia y decoro
P. ?Qu¨¦ posibilidad ve usted de poner fin al conflicto del convento de Auschwitz?R. Nosotros queremos, naturalmente, que surja un centro de informaci¨®n, encuentro y oraci¨®n. En cuanto est¨¦ construido ese centro se trasladar¨¢n las carmelitas. Pero para eso hace falta paciencia y decoro.
P. ?Cu¨¢ndo se trasladar¨¢n las carmelitas?
R. Eso debe pregunt¨¢rselo al cardenal de Cracovia, Macharski, en cuya di¨®cesis se encuentra Auschwitz. Eso es ahora asunto suyo. Mi propuesta fue llevar a cabo un amplio di¨¢logo en esta situaci¨®n de crisis El cardenal ha empezado ya a adoptar medidas pr¨¢cticas. En primer lugar se encuentra la construcci¨®n del centro.
P. A la Iglesia cat¨®lica de Polonia le reprochan no haberse ocupado nunca de las corrientes ant¨ªsemitas del pa¨ªs.
R. Hay que reconocer que ha habido programas en Polonia, como en Kielce, en 1946, o los sucesos de marzo de 1968. Es dif¨ªcil decir en qu¨¦ medida fueron una provocaci¨®n. Existe ah¨ª un fondo pol¨ªtico muy amplio. Pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta que en la ¨¦poca en que los jud¨ªos tuvieron que sufrir, muchos polacos salvaron a jud¨ªos. La ayuda a los jud¨ªos estaba prohibida bajo pena de muerte. Polonia fue el ¨²nico pa¨ªs donde existi¨® esa ley durante la dominaci¨®n de los alemanes de Hitler.
P. Seg¨²n el primer ministro israel¨ª, Isaac Shamir, los polacos beben el antisemitismo con la leche de la madre.
R. La afirmaci¨®n de Shamir no se corresponde con la realidad, y nos duele mucho y es especialmente dolorosa tambi¨¦n para las personas que son amigas de los jud¨ªos. Y ¨¦stas no faltan entre nosotros.
Copyright Suddeutsche Zeitung Traducci¨®n: Anton Dicterich
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